Noticia propuesta por Mª Dolores Casado de Prado
12 de Julio de 2015 (13:04
h.)
Mi ocupación anterior de Director Gerente del
Instituto Navarro de Administración Pública (INAP) me ha hecho aficionado a las
relaciones laborales en la función pública. Desde mi punto de vista, la más
importante de las reformas en la administración pública es la gestión de sus
recursos humanos para potenciar el sector público.
En la Administración Pública,
todo el personal está catalogado, reglado y estamentizado. Todo
ello, desde el principio de que lo que no es de mi competencia no es de mi
incumbencia. Hay que cambiar ese principio para tener una cultura
diferente, donde el empleado público tenga autonomía, polivalencia,
flexibilidad en su tarea. Junto con ello, es preciso establecer
mecanismos de participación de los trabajadores públicos en la gestión para
favorecer la innovación y la motivación. Los recursos humanos en el sector
público son potentísimos en cuánto a nivel de instrucción, dedicación y
experiencia pero se encuentran claramente infrautilizados y desmotivados. Y no
sólo por cuestiones dinerarias.
Por otra parte, en esa gestión de
los recursos humanos se hace preciso que los directivos estén imbuidos de
principios de gestión organizativa y de valores de ciudadanía. Deben asumir las
funciones de promover la productividad desde la evaluación de desempeño de las
tareas, basándose en indicadores objetivos. Debe saber trabajar y
fomentar equipos desde el liderazgo. Al ser gestión pública deben asumir los
principios de apertura, participación, responsabilidad, eficacia y coherencia
que representa el Buen Gobierno-Gobernanza, tal como establece la Unión
Europea. Por ello, es preciso fomentar una dirección pública formada y
preparada que lideren procesos. Tanto, trabajadores como directivos deben
desarrollar una importante labor formativa que sirva para adaptarse a los
nuevos tiempos.
Otro de los retos es la asunción
del componente tecnológico, e-Administración. Las Técnicas de Información y
Comunicación (TIC) abren un potencial ilimitado tanto en la prestación de
servicios a la ciudadanía como en el cambio organizacional. Cada vez más, surge
un amplio catalogo de servicios on-line para la ciudadanía. Y en el
interno, la comunicación en red puede romper la tendencia a trabajar en
compartimentos estancos.
La cultura de la Evaluación en el
sector público es otro importante reto que se debe llevar a cabo. Es preciso
conocer, para mejorar, los efectos sociales, el impacto de las políticas y
programas públicos; promover la optimización de los recursos mediante balances;
rendir cuentas a la ciudadanía y observar otros diseños públicos. A la
cultura evaluadora se le debe unir el principio de
Transparencia como elemento indisoluble de Calidad Democrática. No sólo en el
nivel político de la administración, sino también en el técnico. En su web
oficial, podemos encontrar un listado de todos los empleados públicos de la
Casa Blanca, así como su sueldo y el cargo que desempeñan.
Por último, la administración
pública debe dialogar con la sociedad. Habría que revisar la relación
público-privado en el sentido de priorizar por parte de lo público a lo más
social del ámbito privado. Lo que llamamos Tercer Sector. De hecho, ya se hace
con reservas de contrataciones públicas a determinadas empresas sociales.
En fin, desde lo público incentivar lo más social.
En definitiva, merece la pena
reflexionar sobre la Administración Pública con ánimo innovador y afán de
cambio.
Noticia originalmente publicada
en “nuevatribuna.es”:
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