NOTICIA PROPUESTA POR FRANCISCO CARMONA ROMERO
La crisis económica ha dejado tras de sí un nuevo
escenario más competitivo, agresivo y en el que surgen nuevas oportunidades.
Sin embargo, según Jordi Damià, directivo y profesor de estrategia
de empresa en EADA y en la Universidad Politécnica de Cataluña, cuando se
analizan las estrategias que están llevando las empresa, se observa que están
desaprovechando ese escenario y que no están acelerando su crecimiento a la
velocidad adecuada.
En este contexto, Damià resume en cinco los
errores que las compañías están cometiendo a la hora de gestionar sus
proyectos.
¿Están los empleados en los puestos correctos? Uno de los temas a considerar es que, al
enfrentarse a un entorno en el que la competitividad es la clave, no todos los
empleados han efectuado un adecuado re-posicionamiento respecto a las
necesidades que ahora pueden ser la clave de la aceleración. En este sentido,
sería necesario volver a considerar si cada trabajador está en el puesto
adecuado o si, por el contrario, puede ser reubicado en función de su perfil y
valía respecto a lo que la empresa necesita de él en este periodo de expansión
económica.
Falta de innovación. Es destacable la baja aceptación de la
innovación técnica en las empresas. Llama la atención que, en un entorno que se
define por la competitividad que pueden añadir los sistemas de información, el
80% de los gastos e inversiones en informática en las empresas se dedique al mantenimiento
de procesos de gestión o funcionamiento habitual, y apenas un 20% a crear
nuevas soluciones competitivas. “Si las empresas no innovan y no
aprovechan al máximo las posibilidades de las nuevas tecnologías, nos debemos
preguntar si las personas que las lideran son las adecuadas para el momento de
oportunidad en el que nos encontramos”, afirma Damià.
Inmovilismo. Los gestores en las empresas deben tener perfiles diferentes en
función de los ciclos económicos a los que se enfrente la empresa. Así pues, en
un entorno más competitivo y más internacional, “nos encontramos con
gestores que piensan en gestionar igual que antes de la crisis”. E,
incluso, existen gestores que temen tomar cualquier decisión debido a las “cicatrices
de confianza” que ha dejado la crisis.
Empleados no fieles. Informaciones publicadas recientemente
indicaban que un 40% de los empleados buscan activamente otros puestos con
mejores condiciones laborales, y un 45% se lo plantearían si se lo ofreciesen.
Esto, que puede parecer obvia en un entorno post-crisis y con empleados sobre
cualificados para puestos y condiciones retributivas, alerta sobre la poquísima
fidelización del empleado hacia la empresa, y, por lo tanto, sobre la poca
implicación que pueden tener en su sostenibilidad y mejora.
Falta de nuevas políticas de retribución. Y para solventar el problema de la bajísima
fidelidad hacia la empresa, los empresarios y directivos deberían aplicar
activamente políticas de retribución competitiva y variable. Dicha variabilidad
no tendría que ser solo una garantía de consecución de objetivos de la empresa,
sino que debería constituir una auténtica forma de hacer participar a los
empleados en el éxito de la empresa.
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