REFLEXIÓN
Enrique Ruiz Galán
Si bien el salario es la piedra
angular del sistema retributivo lo es también de todo el mercado de trabajo. Es
una realidad que el salario es el motivo principal por el que aceptamos o rechazamos un trabajo que puede adecuarse a
nuestra formación. Pienso que no todo puede ir bien cuando un individuo acepta únicamente
un trabajo por su retribución, y más aún si esta no es muy alta. Hablo del factor
motivante que el salario tiene sobre nosotros. En el momento en que la única
motivación para desempeñar un trabajo es la cantidad en euros que se va a recibir a final de mes por el mismo, pienso
que el trabajo que se realiza no será óptimo. Las energías, ganas, ambiciones y
pretensiones cambian entre una persona que disfruta de su trabajo a otra que
trabaja solo por el salario. Esto es muy notable en trabajos
que consisten en el servicio al público. ¿Cuántas ventanillas están atendidas
por trabajadores sin vocación? Estas personas, en el momento de firmar el
contrato, el desempeño de la función que realizarían en su puesto de trabajo quedaron
eclipsadas por la idea de retribución, siendo su mayor motivación.
Pero en los tiempos que corren,
el simple hecho de tener un salario es motivo suficiente para aceptar un
trabajo. Este es el punto desencadenante de abusos por parte de empresarios que
ven en la crisis económica que atravesamos una buena oportunidad para bajar los mismos, ya que cualquier individuo necesitado
por su precaria situación económica lo aceptará, y a saber en qué condiciones.
Lo mismo pasa con la disminución
de horas dadas de alta en la Seguridad Social por parte de los empresarios a
sus empleados. Trabajando 8 horas al día pero por ejemplo solo una de ellas contará como
servicio prestado a efectos de cotización. Todo esto junto al incumplimiento de
los salarios mínimos o incluso de la
mera existencia de un contrato de trabajo hacen de la economía española un fuerte
para aquellos que quieran hacer crecer su negocio a base de irregularidades.
A modo de conclusión, sabiendo
todo esto es lógico preguntarse por qué España no ha convocado plazas de
inspectores de trabajo y de hacienda, como por ejemplo se ha hecho en Francia. Si
sabemos el problema, ¿Por qué no queremos solucionarlo? ¿Se vive mejor en la
ignorancia? o ¿esa ignorancia paga las
letras de casas y coches con color político?
Coincido contigo en eso de que hoy en día es un logro llegar a tener un salario, pero que sea sin abusos, ya que si se contrata a alguien lo conveniente sería que se le retribuyera con respecto a los servicios que presta y no sólo por llenar un hueco más en la empresa.
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