sábado, 12 de enero de 2013

Reflexión personal sobre el deterioro del estado del bienestar de Isabela Gómez Moreno

A mi me gustaría decir que con todo la sociedad del bienestar que hemos conseguido en estas últimas décadas, no con pocos esfuerzos, lo estemos perdiendo todo: conciliación de la vida familiar y laboral, prestaciones sociales para nuestros mayores, en educación, en sanidad y en tantos otros sectores. Todo por que unos pocos (aunque en realidad no tan pocos) han malgastado y despilfarrado todo nuestros impuestos y contribuciones. Y aún más grave me parece que quieran solucionarlo a costa de los salarios de los trabajadores de la función pública y las prestaciones a los ciudadanos, y no haya una intención de los políticos de este país (da igual el color e ideología) de dejar de despilfarrar en comidas, coches oficiales, chofer, viajes, dietas y un sin fin de conceptos por los que se escapa nuestro dinero, porque el dinero que ellos gastan, no se nos olvide, es de todos nosotros y sobre todo de los trabajadores que son los que contribuímos al sostenimiento de este país. Pero para desviar la atención sobre su mala gestión pública, han enfrentado a la sociedad unos a otros, ciudadanos contra funcionarios, funcionarios contra contratados externos, para dividirnos y que no vayamos todos a una, a exigirles su responsabilidad.

1 comentario:

  1. Comentario realizado por: Víctor Guzmán Tirado

    Sin duda, se trata de un ensañamiento doloso e injustificado hacia los intereses de los empleados públicos, y en general de la sociedad, los cuales son meros títeres en manos de un poder que no ejerce su facultad como tal, es decir, dentro de unos parámetros de imparcialidad y equidad. Estamos llegando a un punto donde lo delictivo, abusivo e irracional está situándose dentro de la normalidad, y esto es algo intolerable.

    Me parece interesante la reflexión de la autora de esta entrada, la cual hace especial mención a la facilidad que tienen “unos pocos” en tirar por tierra el esfuerzo realizado durante años por muchos, lo cual sumerge al ciudadano de a pie en una atmósfera de desesperanza donde muchos se preguntarán “¿Para qué luchar?, ¿Merece la pena mi esfuerzo? Lo cierto es que la cada vez más crítica situación está teniendo un efecto positivo, ya que está avivando la llama de indignación y acrecentando las ganas de revueltas y protestas.

    El intento camuflar dichos fraudes y excesos de la comunidad política mediante la manipulación informativa y dialéctica, deja a las claras la alevosía y la falta de escrúpulos con las que actúan estos insensatos.

    Pero llegados a este punto he de añadir un atisbo de positivismo a todo este asunto, y es que se están destapando muchos casos de delitos cometidos en aprovechamiento de su situación de poder, esto no es más que un primer paso hacia la limpieza de la nación. Ahora toca ver si la justicia realiza su papel, o si está subordinada a los intereses políticos en defecto de los principios de justicia y objetividad que deberían imperar.

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