martes, 8 de enero de 2013

reflexion sobre la reforma en los RRHH del SP

La evaluación del rendimiento, o del desempeño, de cada empleado es clave para discernir quién trabaja más y quién menos, y acabar con el mito de que los funcionarios “no dan golpe”. Salvo excepciones, este tipo de evaluación brilla por su ausencia en la Administración, pese a que todos los Ministros del ramo prometen su implantación. Para lo primero que debería servir es para premiar a los que destacan en su trabajo, tanto por la vía de su promoción como en sus retribuciones, que deberían mejorar sustancialmente. No se puede pretender tener gente competente y motivada con sueldos bajos. Pero esa mejora salarial tiene que venir ligada al rendimiento y al cumplimiento de objetivos. Por último, habría que tomarse en serio el régimen disciplinario. Y en esto es clave la evaluación del rendimiento. Cuando se constata que un funcionario trabaja por debajo del mínimo aceptable debería ser sancionado y, llegado el caso, despedido. En la Administración no hay despidos ni prácticamente sanciones por escaso rendimiento, y eso no solo afecta a la productividad general sino que, además, contribuye a desmotivar a los que trabajan bien, que son la mayoría.

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