viernes, 26 de octubre de 2012

Los pecados que cometen las peores empresas

Los pecados que cometen las peores empresas

 11.10.2012 Tino Fernández.


Las clasificaciones de las buenas o malas empresas para trabajar suelen poner de manifiesto cuáles son los valores y antivalores de las compañías. Si la lista es negativa se pueden advertir los defectos de algunas organizaciones que resultan detestables para sus empleados.
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El valor de las clasificaciones de las empresas ideales o de las peores compañías para trabajar está en el hecho de que éstas se basen en opiniones libres de los propios empleados. Más allá de la curiosidad que suscitan las listas con nombres –para bien o para mal– cualquier ránking de este tipo ofrece una información relevante acerca de los valores más apreciados por los profesionales o los defectos que más detestan. Es un termómetro del clima laboral y una indicación fiable de la felicidad y satisfacción en el trabajo.
Portales de empleo de tercera generación, como Glassdoor, nos permiten valorar cómo es la vida laboral en las mejores y peores organizaciones.
Glassdoor es capaz de coordinar los juicios de miles de empleados sobre sus compañías –en este caso las peores–, y el resultado no sólo nos da una clasificación maldita, sino también una lista de los grandes pecados corporativos que cometen muchas firmas y que las convierten el lugares poco recomendables para quienes pasan en ellas su jornada laboral, día tras día.
Usando la tiranía de la transparencia se obtiene una muestra representativa, suficientemente objetiva y hasta sincera de los valores o antivalores. Estos nuevos portales para buscar trabajo introducen consideraciones subjetivas que van más allá del contacto típico entre empleado y empleador, y ponen los medios al alcance de los usuarios para que unos y otros se conozcan mutuamente, utilizando herramientas mucho más completas que las que se pueden encontrar en las redes sociales al uso.
Las quejas de los empleados
Los resultados de esta peculiar encuesta de clima laboral interactiva indican que en la mayoría de las empresas más detestadas prolifera la queja por una inexistente política de promoción profesional; o por la cultura de competencia salvaje entre los empleados para cumplir con cuotas de ventas imposibles, algo que conduce a un pésimo ambiente laboral. Se habla de ritmos asfixiantes y empleados en estado de tensión permanente provocado por la sobrevaloración de capacidades, la escasez de personal cualificado o las pérdidas de tiempo.
El ahogamiento financiero y la incapacidad para llegar a las metas fijadas se producen por una falta de planificación, por los elevados costes fijos, o la llegada de nuevos competidores más flexibles y eficaces. Los reproches apuntan a la falta de capacidad de la organización para reconocer los cambios que se dan en el mercado. El discurso y la realidad no coinciden, ya que existen personas inseguras en la dirección, y se advierte una incapacidad para comunicar la realidad y gestionar los conflictos. Es propio de compañías que dan prioridad a lo urgente sobre lo importante.
Por supuesto, la actitud de los jefes es otra de las razones que los profesionales critican en sus compañías: un estilo de management rudo y desconsiderado, la ausencia de formación, y los horarios caóticos son los principales pecados de las que se califican como “peores empresas para trabajar”. La insensibilidad y la pérdida de tacto provoca una gran pérdida de liderazgo.
Los empleados critican también a las organizaciones sin valores donde se extienden rumores, corrupción y se pierde el objetivo final por culpa de la lucha de egos, el individualismo o las críticas destructivas.
La frustración en estas empresas llega además por el incumplimiento de promesas laborales, la insatisfacción retributiva, la falta de reconocimiento o el robo de méritos. En las organizaciones menos recomendables se crea un entorno en el que resulta complicado hablar con los superiores.
Las peores compañías para trabajar tampoco tienen en cuenta el hecho de que ya hay mucha gente que no se plantea una carrera dentro de la organización. Los plazos hoy son mucho más cortos, y esta actitud tiene consecuencias en términos del sacrificio que están dispuestos a asumir los potenciales empleados. En la búsqueda y retención de talento sólo profundizan en determinadas fórmulas económicas, que retienen, pero no motivan adecuadamente a las nuevas generaciones.
Además, estas organizaciones criticadas tampoco tienen en cuenta que el valor que los menores de 24 años dan al trabajo es menor; y tampoco el hecho de que ahora son las compañías las que tienen que vender su proyecto y realizar casi todo el esfuerzo.

1 comentario:

  1. Me parece un acierto por parte de este mundo globalizado que se utilice las herramientas tecnológicas a favor del trabajador. Las empresas están constantamente evaluando al empleado pero através de estos portales de trabajo, el trabajador puede saber a que tipo de ambiente laboral se enfrentara, si satisface sus inquietudes y si cree que podría llevar realizar sus funciones en un buen ambiente de trabajo. Creo que este tipo de herramientas también ayudan a la empresa que se ve criticada por ella a saber en que debe mejorar, haciendo un trabajo de evaluación externa de la empresa. En este punto la empresa no deberñia tomarse de manera negativa esta crítica y convertilo en una constructiva, haciendo lo necesario para mejorar en los campos que se vea afectada. Estas herramientas pueden ser de gran utilidad para semtar las bases de una buena organización empresarial.

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