RÉGIMEN JURÍDICO DE LA
FUNCIÓN PÚBLICA, ESTADO DE DERECHO Y LUCHA SOCIAL
Reflexión personal de David Ruiz Benítez
Desde que la burbuja
inmobiliaria estalló en España en 2007 provocando una de las
mayores crisis económicas de su historia, han ido proliferando las
opiniones de ciertos sectores económicos y políticos de la sociedad
española cuestionando el modelo de función pública en España y su
dimensionamiento, como si dicho modelo fuera responsable de la crisis
y de por qué no salimos de la crisis. Se olvidan de los desmanes
cometidos por unos empresarios de la construcción y una banca que en
su afán de lucro sin límites, siguieron echando leña al fuego de
la burbuja sin pudor alguno, agotando sus recursos crediticios en un
modelo de negocio obsoleto, estúpido y caduco, para después
continuar pidiendo dinero que no tenían a bancos extranjeros a
través de deuda privada, con tal de seguir alimentando el monstruo
inmobiliario español y obtener pingües beneficios económicos,
mientras enladrillaban cualquier tipo de suelo a su alcance,
destrozando el preciado litoral español e hipotecaban a buena parte
de la población española de por vida.
Ahora todos esos créditos
privados solicitados a la banca francesa y alemana son devueltos con
dinero público de todos los españoles, a los que se les suben toda
clase de impuestos y se les priva de la gratuidad y calidad de
los servicios públicos para obtener dinero público con el que pagar
deuda privada de bancos españoles a los bancos alemanes y franceses. (Para entender mejor la gravedad del agujero bancario se puede observar que sólo Bankia ha recibido ayuda pública del Estado por valor de 33.000 millones de euros, equivalente a todo el presupuesto para el año 2012 de Andalucía, con el cual se gestionan los servicios públicos de educación, salud, infraestructuras, etc. de más de 8 millones de ciudadanos durante todo un año. Es decir, dicho de otra manera para entenderlo mejor, para tapar el agujero de Bankia sería necesario que más de 8 millones de andaluces se queden sin colegios, universidades, hospitales, ayudas de dependencia, becas, inversión en infraestructuras, etc. durante todo un año. Eso sería un desastre, así que nos lo van a hacer pagar poco a poco cada año)
Al mismo tiempo se ahoga la economía del país pues los ciudadanos, con menos salarios y mayores impuestos, cada vez con menos recursos económicos, no consumen y por tanto la recaudación fiscal cae en picado y las empresas deben despedir trabajadores al no existir demanda para sus productos, trabajadores despedidos que su vez también requieren de prestaciones públicas que aumentan el gasto público, entrando en un círculo vicioso que solo hace agravar la situación económica inicial.
Al mismo tiempo se ahoga la economía del país pues los ciudadanos, con menos salarios y mayores impuestos, cada vez con menos recursos económicos, no consumen y por tanto la recaudación fiscal cae en picado y las empresas deben despedir trabajadores al no existir demanda para sus productos, trabajadores despedidos que su vez también requieren de prestaciones públicas que aumentan el gasto público, entrando en un círculo vicioso que solo hace agravar la situación económica inicial.
Afirmaron que había que
que cambiar la legislación laboral en 2010 (PSOE) y 2012 (PP) para
salir de la crisis, que había que “parecerse a otros países
europeos” y así justificar la supresión de derechos
laborales y sociales a los trabajadores del sector privado y
facilitar el despido, ahora dos años después se ha visto que el
problema no era la legislación laboral, que no se ha creado empleo
con la nueva legislación y su pregonada flexibilidad y que la
crisis ha ido a peor. Ahora vuelven a surgir las voces afirmando que
hay que cambiar la legislación de la función pública para salir de
la crisis, para justificar la supresión de derechos a los
trabajadores públicos. ¿No será que la solución para salir de la
crisis debe ser otra que la de quitarle derechos a los ciudadanos
poco a poco, ciudadanos que no provocaron dicha crisis?.
En este artículo de
reflexión me centraré en el Círculo de Empresarios, y la reciente
noticia del 27 de octubre de 2012 que puede leer en el economista.es
(http://www.eleconomista.es/economia/noticias/4355258/10/12/En-Europa-solo-el-10-de-los-funcionarios-tienen-un-empleo-vitalicio.html)
Afirma el Círculo de
Empresarios que:
“Desde
que se aprobó la Constitución, explica el Círculo, el número de
empleados públicos en nuestro país se ha multiplicado por cuatro,
hasta superar los tres millones. Ello nos supone la mitad de todo el
gasto público. Un gasto difícil de amortizar, puesto que en
España el 73,63 por ciento de los funcionarios tienen garantizado su
empleo de por vida.
Este
dato contrasta notablemente con lo que ocurre en Europa, donde generalmente el porcentaje de funcionarios vitalicios se sitúa en el
10 por ciento. Ese es el caso, por ejemplo, de Reino Unido y los
países escandinavos, donde incluso no lo tienen garantizado”
Bien, mi reflexión
empieza por dejar claro que el sistema español de función pública
de acuerdo con el EBEP ya incluye un sistema disciplinario para
corregir los posibles deficiencias que se detecten en los
trabajadores públicos, incluida la separación del servicio en los
casos más graves, y que dichos trabajadores también están
sometidos al código penal y sus penas de inhabilitación absoluta.
Es decir, nadie tiene un empleo garantizado de por vida como pretende
afirmar el Círculo de Empresarios.
Además, me gustaría
destacar que el sistema de función pública español no es una anomalía en
el entorno europeo como pretende hacer ver el Círculo de
Empresarios, es un modelo basado en el sistema francés que tiene su
origen último en la Revolución Francesa, que pretendió acabar con
la enorme concentración de poder del Antiguo Régimen en la figura
del monarca o Rey, titular de la soberanía nacional hasta entonces,
para reconocer que la soberanía residía en el pueblo, y para ellos
pretendían crear una estructura de organizaciones públicas que
evitara el ejercicio absoluto de la autoridad por una sola
institución.
Ineludible resulta
hacer referencia a la Declaración de los Derechos
del Hombre y del Ciudadano (1789) realizada por la
Asamblea Nacional durante la Revolución Francesa que
declaraba en su artículo 16: “Toda sociedad en la cual no
esté establecida la garantía de los derechos, ni determinada la
separación de los poderes, carece de Constitución.”
Pues bien a la Revolución
Francesa y no al Circulo de Empresarios le debemos los españoles y
buena parte de los europeos el establecimiento de Estados de Derecho
democráticos que pusieron al ciudadano como epicentro de unos
derechos fundamentales que no debían ser vulnerados por ningún
agente privado o público. Entre esos derechos estaban el derecho a
la salud, la educación, la vivienda y el trabajo, derechos sobre los
que poco se oye hablar a estos agentes económicos.
El modelo de función
pública francesa inspiró y fue referente de otras administraciones
europeas como España, Italia y Bélgica.
Obviamente al Círculo de
Empresarios le interesa mucho más países como Reino Unido, Suecia,
Dinamarca y Finlandia, que abogan por un modelo de funcionariado
norteamericano, el modelo abierto como se meciona en nuestros
apuntes.
Habría que recordarle al
Círculo de Empresarios que el sistema de empleo público
norteamericano en sus comienzos tenía aversión al concepto de
funcionariado permanente, pues como estado joven que eran los EEUU
pensaban ingenuamente que podría ser hasta “antidemocrático”
que las funciones públicas fueran propiedad de nadie. Al poco tiempo
se observó que los funcionarios de ideología contraria al partido
político vencedor eran despedidos para contratar otros nuevos afines
al partido. La sustitución alucinante de unos funcionarios por otros
provocó graves crisis en los servicios del Estado, generalizando la
corrupción hasta tal punto que el presidente Garfield fue asesinado
por un aspirante rechazado para un empleo de subalterno, y fue
entonces cuando el Senado creo la Civil Service Commision en 1883
para apreciar la aptitud de los aspirantes a empleos públicos y
terminar con el favoritismo político. Para corregir algunas
disfunciones de su sistema abierto el presidente Carter hizo aprobar
en 1978 la Civil Service Reform Act, dando un giro hacia un sistema
corportativo de función pública a fin de disponer siempre de
personas capacitadas que aseguren la continuidad de la Administración
y su neutralidad política. Los miembros del Servicio Ejecutivo
Superior solo pueden ser separados por causa motivada y estan
protegidos contra discriminaciones ilegales o motivos políticos.
También habría que
recordarle al Círculo de Empresarios que según Transparencia
Internacional, una organización internacional dedicada a combatir la
corrupción política, los países de Europa del norte están nada
menos que en las primeras posiciones del ránking internacional de países transparentes y no corruptos,
mientras España está en la posición 30, seguida de cerca por
Puerto Rico, Botsuana, Taiwan y Bután.
http://es.wikipedia.org/wiki/Índice_de_Percepción_de_Corrupción
Precisamente
países como Finlandia, Suecia y Dinamarca (los que casualmente
menciona el Círculo de Empresarios) son los menos corruptos del
planeta, de que lo se seguramente se deduce que los inconvenientes
del sistema abierto no llegan a crear problemas en esos países donde
la población tiene culturalmente y socialmente un elevado concepto
del Estado de Derecho, del respeto a la Ley y a los de los derechos de los ciudadanos, de los servicios públicos
y de la finalidad del dinero público como instrumento para lograr el
Estado de bienestar y reducir las desigualdades sociales.
Aplicar
un modelo de función pública abierta puro a un país como España,
azotado por la corrupción política, la cultura del pelotazo y la
falta de ética, solo puede degenerar en una situación aún peor de
la que ya tenemos, aunque parece claro que puede haber muchos
empresarios en este país interesados en hacer cada vez más negocios
con el Estado con menos funcionarios independientes y preocupados de
salvaguardar el interés general, funcionarios que el político de
turno pueda despedir si resultan molestos, al estilo del siglo XIX en
los EEUU. Y la crisis económica es la excusa para conseguirlo.
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