En
la actualidad tenemos un tema muy relacionado con la corrupción en nuestro
país. Este tema es el “famoso “caso
Malaya. Se trata del mayor caso de corrupción conocido hasta la fecha en España
y que tiene como objetivo destapar un entramado de asociaciones que encubre
numerosas actividades delictivas.
Además
de este caso de corrupción también tenemos otro caso muy sonado, como es el
caso de la subvención de 10 millones de euros que Manuel Chaves, expresidente de la Junta de Andalucía, aprobó para ser destinada a una empresa
de la que es apoderada su hija, Paula Chaves Iborra.
Con todos estos casos de
corrupción, sólo me cabe pensar que la gran mayoría de los políticos quieren llegar a
los altos cargos para su propio beneficio, para aprovecharse de la confianza
que le brindan los ciudadanos y no porque realmente sea esa su verdadera vocación,
el satisfacer los intereses de la ciudadanía, el solucionar los problemas que
vayan surgiendo, etc. Ya que para eso se propusieron cuando fueron candidatos.
Con
todo esto no me dejo de hacer la misma pregunta: ¿Cómo podemos impedir que se
produzca la corrupción?
Pienso que para luchar contra la corrupción es una condición inaplazable la democratización de las instituciones, es necesario que las instituciones y los representates públicos a todos los niveles y sea cual sea su naturaleza sean transparentes y que sus presupuestos puedan ser conocidos por todos y todas las ciudadanas, la transparencia implica que se conozca que se hace con nuestro dinero, en que se invierte, como y para qué, la democratización pasa por una creación de medios de intervención institucional populares y por un aumento de la democracia directa y participativa, esto es, que los ciudadanos y ciudadanes participen de la toma de decisiones pública, que podamos influir en los presupuestos, en las partidas de gastos, implica que la gente asuma unas responsabilidades políticas por sí mismas que permitan un mayor control de la gestión pública, es también necesario invertir en la lucha contra la corrupción, utilizando los medios financieros y logisticos necesarios para su consecución, requeriría también un aumento de las condenas por corrupción, y por último es vital la responsabilidad ciudadana, es decir, que no contribuyamos ni de forma activa ni pasiva a la corrupción, castigando a aquellos políticos que roban del erario público para sus propios intereses, apartándolos de la vida pública y negandoles nuestro voto.
ResponderEliminarEstá claro que se puede combatir contra la corrupción, pero jamás podrá ser erradicada, pues considero que existe una ausencia total de lealtad en el mundo político, valor que sólo logro atisbar en la persona de a pie, aquella que no está cegada con el poder que le brinda su privilegiada posición dentro del estrato social.
ResponderEliminar¿Cómo? Es una pregunta demasiado compleja que reporta mucha ambigüedad. Quizás podría mejorarse la situación con un mayor control de las actuaciones de las diferentes personalidades políticas, con sanciones y penas más severas donde todo el peso de la ley recaiga sobre estos estafadores, etc. Pero, una vez propuestas y llevadas a la práctica todas estas medidas, ¿pensáis realmente que puede ser totalmente suprimida la corrupción en el mundo político?
Creo que en los tiempos que corren han sido muchas ya las decepciones del pueblo con la representación política y la indignación esta a flor de piel, la gente se ha vuelto descreída, sabe que el enemigo esta dentro ha llegado el momento de "tirar de la manta", de ir aclarando las cosas, antes de que, de verdad, salgamos todos perdiendo, todos los ciudadanos, por supuesto. Pienso que no hay corrupción política sin corrupción social previa. Es desde la sociedad donde se puede corromper al político y, por tanto las responsabilidades deben repartirse equitativamente.
ResponderEliminarEnrique Ruiz Galán
ResponderEliminar¿Cómo? Pues la primera medida estaría relacionada con que se publicitaran más plazas de inspectores de hacienda. Existe un descontrol más que dudoso sobre este tema.
Pienso que la corrupción es la mutación de la picaresca hacia puntos extremos. Beneficiarse del caudal público es algo que quien lo hace no sufre contradicciones morales de ningún tipo, por que lo que quizás haya que partir de una educación en los colegios y en la familia sobre dicho fenómeno. Se solucionaría así algo que va de generación en generación e impide el crecimiento del país.