Reflexión personal de Paula Gómez Sánchez.
La visión tradicional del Gobierno español.
Por
todos es conocida la terrible crisis económica que atraviesa España.
Cierre de empresas, despidos, desahucios...y falta de recursos, hasta
el punto de que “más de 11.5 millones de personas están en riesgo
de pobreza o exclusión en nuestro país” (www.publico.es).
Con
esta situación, el Estado de Bienestar se tambalea y el Gobierno
tiene que tomar medidas. Una de ellas, ha sido el recorte en el
número de funcionarios públicos. Según una noticia publicada en el
periódico El País, “el número total de funcionarios desciende un
2.2% en 2013”.
Queda
claro, para mí, que la visión del Gobierno, en cuanto a sus
trabajadores, es la tradicional; son un coste y, por tanto, en
momentos de crisis éste debe ser minimizado lo máximo posible,
prescindiendo del número de empleados que sea necesario, aun
deteriorando la calidad de los servicios, lo importante es la
rentabilidad.
Si
nos centramos, por ejemplo, en la sanidad pública española veremos
que siempre ha sido de los servicios más envidiados de nuestro país,
llegando a estar considerada una de las mejores en el mundo. A parte
del fin que cumple para los españoles, asistencia sanitaria gratuita
para todo el mundo, cumple también un segundo fin, buena imagen
exterior. La gente cuando nos visita, lo hace con la tranquilidad de
que si algo les sucede, tendrán asistencia médica sin tener que
hacer frente a facturas desorbitadas, como podría ocurrir, por
ejemplo, en EEUU.
Ahora,
con menos personal sanitario, menos material hospitalario, alas
enteras cerradas y numerosas medidas de recortes más, nos
encontramos ante una sanidad descuidada que no solo deja mucho que
desear en el trato directo con el enfermo, sino que está afectando a
esa imagen pública externa que dista mucho de lo que fue.
Quizás
es el momento de cambiar esa visión tradicional, por otra más
renovada, más actual en la que los empleados, que al fin y al cabo
son el alma de cada servicio, fuesen un activo de máxima
importancia, que se potenciara mucho más su trabajo en lugar de ser
eliminados cuando la economía tiembla. De esta forma, el servicio no
solo no perdería calidad, si no que además, la imagen que se
proyectaría sería de unidad y fuerza, de seguridad. Quizás el
problema no sea que “sobra gente”, sino que hay una mala gestión
de los recursos humanos.
yo me pregunto: ante tan buena reflexión,si los que intervienen en la elaboración de las normas, sean del color que sean, cuando se publican dichas normas , piensan que son de aplicación para todo los ciudadanos de este país, incluidos ellos mismos, sus hijos, sus familiares, amigos.....????
ResponderEliminar.... me sigo preguntando, les gustaría verse ellos mismos,sus padres, hijos,familiares, amigos, en los pasillos de los hospitales, esperando una asignación de una cama?, doloridos por una rotura, torcedura, esperando en una sala, infinitas horas, hasta el turno de una operación? o llamar a un médico de urgencia domiciliaria y que tarde horas en aparecer y quizás...ya sin remedio??? Creo que faltan serios análisis a la hora de reducir costes....!!!
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