POR ABEL
VEIGA
Día
24/09/2012
La corrupción,
podredumbre moral y ética de algunos políticos clava sus garras por encima de
adscripciones ideológicas y partidistas. La corrupción atrapa y devora la
política, la economía, incluso el pensamiento. Golpea en todos los lugares, no
distingue, prácticamente todos los partidos que tienen o detentan poder no sólo
están expuestos a la misma, la conocen. Unos pocos utilizan lo público en
provecho propio. No hay escrúpulos, conciencia, respeto, integridad. De nuevo
alcaldes, concejales, empresarios.
Cohecho, prevaricación, falsedad en documento público,
tráfico de influencias. Siempre lo mismo. Presunciones y hechos. Justicia y
sumarios abiertos. La hiedra vigorosa y hambrienta que se arredra al árbol,
desde la raíz misma hasta el tallo y la copa más generosa. Así se enreda
también la corrupción en todos los staffs, sustratos y estamentos de la vida
misma. Es un cáncer envuelto en ropajes de poder económico e influencias, desde
lo más ínfimo e insignificante a lo más trascendente. No conoce fronteras ni
límites, no ignora lenguas ni colores.
El problema se presenta cuando los pueblos, las gentes
la interiorizan, la hacen tan normal y suya que se creen que no existe. Asumen
su licitud, ignoran inconscientemente su antijuridicidad. El ser humano es
débil, frágil, extremadamente frágil, en su esencia y consistencia, también en
su moral.
Hace mucho que las ejecutivas de los partidos hablan
de tolerancia cero hacia la corrupción, corrupción moral y personal. Pero no
hacen nada enérgico contra ella. No le plantan cara de verdad..
Financiación también para los partidos, zonas
ambiguas, penumbras. Menos demagogia, menos hipocresía. Discurso vacuo y
estéril, cómodo y acomodaticio en un mundo donde todo debe cambiar para que en
realidad nada cambie. Condición humana, débil y cabizbaja cuando la inocencia
ha sido secuestrada allí junto a la cuna. Sus huellas quedan en la arena.
Marcadas con la fuerza de la ignominia y la falsedad.
Corrupción en la política, en la economía, la
sociedad, el pensamiento rehén del simplismo y el raquitismo. La cultura del
dinero fácil, la cultura del pensamiento plano y superficial. Corrupción y
ética, anverso y reverso. Cara y cruz, camino y caminante. No hay victoria, no
hay brío ni fe, solo vileza.
Hace mucho que las sociedades toleran y acogen
podredumbres, comportamientos viciados y cínicas actuaciones. Hace mucho que la
ceguera y el silencio campan ufanos y engreídos en las ciénagas de la
indiferencia. Hace mucho que nuestra sociedad está enferma, enferma de egoísmo,
enferma de vanidad, enferma de sí misma. Rodeada de mentiras cobardes y
huidizas.
Corrupción, corrupción moral arrostrada en un virus
que no se detiene ni se puede controlar. Los hábitos no se erradican a golpe de
decretazo ni tampoco talonarios. No hay remedios taumatúrgicos cuando una
sociedad se ignora a sí misma. Una sociedad está enferma si tolera
comportamientos corruptos. Está herida con rejones de muerte. Es hora de
despertar, de gritar, de perseguir y juzgar al corrupto. Tolerancia cero, en
concellos, diputaciones, autonomía, organismos públicos. En la vida misma.
www.abc.es/.../abcp-corrupcion-metastasis-imparable-20120924.html
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