jueves, 31 de octubre de 2013

Empleado público en su papel de ‘esposa perfecta’



Reflexión personal sobre la aplicación de la ética en el ámbito público.
Aportada por Victoria Barragán Román


Días atrás la curiosidad me llevó a indagar acerca del rol de ‘la esposa perfecta’, si bien debo reconocer que, considerándome una mujer adaptada a los tiempos que corren, la respuesta obtenida al respecto no podía más que indignarme. Argumentos como: Arregla tu casa!, Ten lista la cena!, Ponte en sus zapatos!, Sé dulce e interesante para él!, etc., encontrados en manuales, novelas y códigos de comportamiento en definitiva, parecen de lo más retrógrado e injusto en una pareja actual.

Pero es entonces cuando, el paso de los días trabajando en una Administración Pública, asistiendo a las clases de Organización y Gestión de los RRHH y atendiendo a los medios de comunicación que hacen eco continuamente de las nefastas decisiones del gobierno para paliar la crisis, veo claramente cuánto interesa al país la figura del empleado público, tanto o más que ‘la esposa perfecta’.

Hago un inciso para aclarar que me refiero a empleado público y por ende incluyo funcionarios y laborales. Y entre ambos, las medidas soportadas por la dura situación de crisis que atraviesa el país, contemplan recortes del 5% de salario (2010), congelación del salario (desde 2010), eliminación del complemento autonómico de la paga extra de verano y Navidad (2012, 2013 y para qué engañarnos, 2014), reducción de días de libre disposición, reducción de la jornada de los empleados laborales en un 10%, etc. Así como muchas otras que les salpican por el hecho de ser ciudadanos, per se.

Retomando la relación objeto de estas palabras y mezclando humor con realidad, el ‘Decálogo del empleado público perfecto’ quedaría algo así:

1. El empleado público no debe manifestase en contra de las medidas tomadas por el gobierno porque tiene trabajo, y qué más se puede pedir.
2. El empleado público desempeña su trabajo conforme a los principios de honradez, profesionalidad, eficacia, imparcialidad y servicio al ciudadano, y tantas otras cualidades positivas puedan exigirse a una persona.
3. El empleado público estará en formación permanente para poder cubrir las lagunas de sus superiores.
4. El trabajador público debe <<olvidarse del cafelito y de leer el periódico>> (citando a Antonio Beteta, 2012).
5. El empleado público no antepone su evolución profesional y familiar en época de crisis, sino que asume con heroísmo que su puesto será el primero en sufrir consecuencias.
6. El empleado público deberá sentirse satisfecho aun sabiendo el poco poder adquisitivo que tiene, en extraño caso contrario no estará bien visto sentirse orgulloso de los logros obtenidos, sino que actuará humildemente.
7. El empleado público será fiel a su organización y sentirse comprometido con ésta en todo momento.
8. El empleado público actuará acorde a la “ética de la responsabilidad” (Weber).
9. El empleado público aceptará el rol social negativo, allá donde vaya y sin oponerse a ello. (Véase ‘el funcionario es un vago’, ‘los laborales son unos enchufados’).
10. El empleado público sabrá estar en el punto de mira cuando un país esté en crisis, porque probablemente ‘hayan demasiados’; Si todo marcha bien, asumirán la transparencia.

La situación profesional que el servidor público está viviendo en los últimos tres años me parece más que injusta y desigual. En poco tiempo su trabajo ha perdido valor, se le retribuye menos salario por más tiempo empleado. Son presos de críticas y exigencias por varios frentes a la vez y lo que aún me parece más duro de soportar, se pone en duda la ética aplicada en el desempeño de su trabajo.

Este desprestigio, que bien puede tener su base en la falta de diligencia y honestidad por una minoría carente de motivación y servicio, es otra forma destructiva de lanzar balones fuera por parte de los verdaderos responsables de la maltrecha economía del país, pues son éstos quienes pueden tomar decisiones de mejoras de los servicios públicos a través de planes estratégicos, de calidad y control, pero parecen más preocupados en salvar su estatus.

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