jueves, 31 de octubre de 2013

EP: ¿Realmente despedir funcionarios es la “gran” solución?

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¿Realmente despedir funcionarios es la “gran” solución?

Para empezar dejar claro que mi situación es solo la de un estudiante cuyo objetivo, no es sino formar parte de esta gran maquinaria (que tan mal valorada se encuentra en la actualidad), que es los cuerpos de funcionariado de la Administración Pública.

Harto de que, cuando me pregunten qué es lo que estudio, respondan: “Ya claro ¿para no tener que doblarla no?”.
Hastiado de que a diario  aparezcan en todos los medios de comunicación, la opinión de algún reputado comentarista, financiero o empresario más o menos conocido, exigiendo, como remedio mágico contra la crisis, el despido de no sé cuántos miles de funcionarios.
Cansado de que digan: Son demasiados y poco productivos, además. Son un cáncer que lastra la economía española. O sea que, o cambiamos radicalmente, o el barco de la Administración Pública se hunde.
Es decir que, al final, de que la prima de riesgo se dispare por encima de un nivel inasumible, de los problemas de nuestro sistema financiero, o de las inmensas bolsas de fraude, por ejemplo, van a tener la culpa los policías, los médicos, inspectores de Hacienda, maestros, administrativos, jueces y hasta los mismos bomberos.
Nadie recuerda que estos puestos se han obtenido después de muchos años de sacrificio. De estudio, de encierro, de preparación de dificilísimas oposiciones a las que han concurrido, compitiendo por una plaza, junto con otros cientos, -o miles- de candidatos también sobradamente preparados.
Desde que se reconoció la crisis, los funcionarios han venido sufriendo, no ya la congelación, sino la reducción de sus salarios. El aumento de las horas y de la cantidad de trabajo. La supresión de oposiciones (y de las plazas), y el estancamiento y la reducción, incluso de las plantillas.
Esto no quiere decir que no piense (como lo harán muchos de los propios funcionarios) que en nuestras Administraciones hay muchas cosas que reformar para ser lo bastante eficaces como para responder a las dificultades por las que pasa nuestro país.
Lo que está realmente claro es que buenos y malos trabajadores hay en todas partes, por supuesto también en la Administración. Tengo familiares y conocidos trabajando en la función pública; y la mayoría de ellos son los primeros en quejarse del vago, del aprovechado o del que falta injustificadamente día sí, día también. (Además de soportar el extra de trabajo que este personaje aporta).


Yo pediría por tanto para que se dejara de arrojar sobre todos los funcionarios, con generalizaciones injustas y debates tramposos, la sombra de una descalificación y una responsabilidad, que no es la suya; y mirar por encima de lo que nos plantan delante de las narices para ver de quién son realmente los errores producidos.  

2 comentarios:

  1. Comentario realizado por Manuel Gómez Alcántara

    David, partiendo de la base de que vagos los hay tanto en empresas privadas como en administraciones públicas, estoy totalmente de acuerdo contigo que es muy molesta esa etiqueta puesta por la sociedad a los funcionarios. Una etiqueta de vagos, escaqueados, incompetentes y despreocupados con el administrado.
    Es verdad que el volumen de trabajo de algunas administraciones es bajísimo en comparación con el número de funcionarios que están desempeñando sus funciones en ellas; pero y qué. Eso no es culpa de esos trabajadores que durante años se prepararon unas oposiciones para ser los mejores de su promoción, mientras que otros en aquellos tiempos de bonanza económica les restregaban lo bien que iba su negocio o los fines de semana en la playa, a la vez que a aquellos futuros funcionarios les costaba sacar tiempo para tomarse una cerveza el domingo con sus amigos.
    Por supuesto la solución no está en despedir a funcionarios, ellos no son responsables de que en el apogeo económico del país, el gobierno convocara aquellas maravillosas macro-promociones para el acceso a la función pública y ahora ellos se encuentren con dificultad de mantenerlas en pie. La solución podría estar, mejor que un despido masivo de funcionarios, en una recolocación de sus trabajadores de aquellas administraciones donde la carga de trabajo es mínima a otras administraciones cuya carga sea desorbitada.

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  2. En mi modesta opinión compañeros, para entender esta campaña en contra de los empleados públicos en general, y de los funcionarios en particular, hay que abrir un poco el objetivo e intentar tener una visión de conjunto más amplia.

    En un escenario en el que teniendo como excusa una situación de recesión, las posiciones ideológicas de neoliberalismo económico pretenden el adelgazamiento y debilitamiento del sector público, en favor de una privatización de los servicios que dicho sector ofrece a la ciudadanía.

    El funcionario de carrera se convierte en un estorbo para dicha externalización de los servicios. Es por ello, por lo que el desprestigio de estos trabajadores ante la opinión pública, se convierte en una herramienta útil para allanar el terreno, ante una hipotética reducción de plantillas por diversos medios (tasa de reposición cero, congelación ofertas de empleo, etc), que en un futuro a medio plazo, pueda abaratar la externalización de los servicios por ellos prestados.

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