lunes, 28 de octubre de 2013

¿Por qué está tan mal visto el puesto funcionarial?

Con dicho título quiero hacer mención a una situación que se repite con asiduidad en el ámbito social de España, y es que, más allá de la diversidad de opiniones derivadas sobre dicho tema, existe un amplio sector de la población que se refieren a esta posición pública, como es el puesto de funcionario, como una figura con tintes negativos, es decir, una persona la cual trabaja durante un horario muy reducido (de 9 a 14:00) y que durante ese tiempo su mayor labor es leer el periódico diario así como chismorrear con el resto de compañeros.

Esa idea viene inducida por la posición de un sector minoritario de funcionarios, los cuales accedieron a un puesto con escasas competencias, algo impensable en el ámbito privado, donde los mandamases acechan con intensidad al empleado, pero lo cual no supone una generalidad, por tanto, se trata de un error de bulto, ya que están sacando conclusiones sobre una masa poblacional en base a un mínimo de dicha porción. Otra de las causas que hacen aflorar esta idea en una sección de la población viene dada por la comodidad del puesto, ya que además de tener un horario laboral reducido (en comparación a otros trabajadores que echan más horas que un reloj), la garantía de permanencia en dicho empleo provoca un sentimiento de envidia, por otra parte entendido.

Dicho esto, la realidad es que el que accede a un puesto burocrático ha pasado un procedimiento equitativo, legal y muy exigente, por lo que no se trata de un privilegio, sino más bien de un grandioso esfuerzo hacia la consecución de un vida laboral, y por tanto de casi una vida, resuelta, por lo que resulta proporcional el esfuerzo realizado por dicha recompensa. Muchas veces se trata de una dedicación en vano, y de ahí emana el gran sacrificio que supone sacar una plaza, de ahí que muchos extrañen dicho logro que un día no se atrevieron a realizar. Quizás algunos paguen sus frustraciones y/o arrepentimientos con dichos empleados públicos que en algún tiempo eran poco más que unos estudiantes enclaustrados en sus casas sin aspiraciones. Esos mismos son los que en su día no tuvieron agallas de luchar por una plaza. Quizás eso son los mismos que hoy en día tienen una vida laboral poco sana...quizás sólo sea eso, envidia.

Artículo realizado por: Víctor Guzmán Tirado

4 comentarios:

  1. La verdad Victor, es que estamos en un país lleno de envidiosos, que como tu dices es parte comprensible. Estamos en una siituación laboral dramática que hace desesperar al más pintado. Pero el funcionario, el que cuando había dinero a raudales y curros en todos sitios, aprovechó mientras que trabajaba, los fines de semana para estudiar y parte de su sueldo en academia, libros, fotocopias y muchas tardes soleadas metidos en su habitación, para por fin, conseguir su huequecito me parece que hay que decirles a los demás...y es lo que yo hago..Picha! Ahí están los libros y las academias..curratelo.

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  2. Estoy de acuerdo con esta reflexión. Me gustaría añadir que aunque es verdad que cuando dicen funcionario, solo ven al administrativo burocrático (necesario también); Son funcionarios también los médicos, bomberos, policías, jueces....

    Y la mayoría de ellos no cobran tanto como se piensa la gente, y menos en algunos casos si lo comparamos con el tremendo esfuerzo que hacen (como bien dices Víctor) para conseguir sus puestos de trabajo.
    Para terminar, comentar eso de la envidia sobre la permanencia de los funcionarios, que es cada vez más precaria en realidad y que la quieren politizar o incluso militarizar.
    Ya está bien de difamar sin conocer; que la envidia tiñe verde por muy bien que se conjunte ese color con los campos y mares de nuestra tierra.

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  3. Comentario de Lola Carrasco al artículo de Victor Guzmán ¿Por qué está tan mal visto el puesto funcionarial?.
    Querido compañero Victor, el funcionario que describes a principio de tu artículo, leyendo el periodico, chismorreo con los de al lado y de horario reducio, no digo que no exista, pero yo personalmente no me lo he encontrado nunca en la función publica, y llevo en ella 29 años. Es verdar que el colectivo de funcionarios en muy, muy, muy amplio: funcionarios de la administración, bomberos, policías, sanitarios, docentes....etc, etc, al ser un amplio cuerpo tanto general como especial, tien que haber de todo, claro que si. Pero te aseguro que lo que hoy impera es precisamente lo contrario, gente muy implicada, responsable, preparada y defendiendo el puesto que ocupe dentro de la Administración. Efectivamente, Victor, acceder a un puesto en la Administración, no es nada fácil, dedicación, estudio, preparación y capacitación para el mismo, eso conlleva años de estudio, de preparación y de continua formación para ir acorde con las exisgencias de la sociedad actual, los funcionarios, le llamamos la PUERTA A. Pero clar hay otra puerta, la PUERTA B, la fácil, la del enchufismo y la de los los amigos de los políticos, eso que se acomodan a un puesto por el que no han luchado, y lo más grave a un puesto que puede y debe estar cubierto por un un funcionario, eso se atraven una vez dentro, a criticas a los demás que están en puesto por los que como te digo han luchado, dejando en el camino: salidas, diversiones, familia, amigos, pareja, y muchas cosas. Y encima, que cuando estes en la calle, te lo critiquen, de vejen, e incluso se alegren de los males que ahora nos ha tocado sufrir con la gran crisis. Crisis que por cierto, otros han contribuido a que se de, no los funcionarios. Si seguimos así la verdadera función pública se demoronará, y los que estamos, bueno estaremos deseando de que llegue nuestra jubilación, si la conocemos (según estén los fondos de la Seguridad Social) y vosotros los que aspirais a puestos en la Admón Pública, ¿dejarán algo? para los que han de venir.

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  4. Sin duda alguna ese estereotipo funcionarial al que se refieren Víctor y sus "comentaristas" obedece a un grupo no tan amplio como la masa funcionarial, y que tampoco ha pasado por una preparación adecuada y profunda antes de llegar al puesto que ocupa desde que un día fuera señalado por un simple dedo, lo que adecuadamente Lola denomina como "Puerta B", diametralmente opuesta a esa "Puerta A" de las oposiciones por la que han pasado la inmensa mayoría de los funcionarios que, por desgracia, no son tomados como ejemplo por casi nadie, pero sí se ven vilipendiados por esa teoría del funcionario de periódico, café y chismorreo.

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