REFLEXIÓN PERSONAL REALIZADA POR ESPERANZA DÍAZ RODRÍGUEZ
La Administración Pública es una organización que debe prestar servicio a los ciudadanos y su actuación deberá basarse en los principios de legalidad, eficacia y eficiencia. Para poder prestar este servicio público es de vital importancia que los Recursos Humanos funcionen, a fin de que la Administración sirva a los intereses generales con objetividad y sometimiento a la ley.
Todos sabemos del fuerte componente político que envuelve a la Administración, y lo difícil que por ello resulta que actúe de forma imparcial y objetiva en determinadas ocasiones. Pero es aquí donde podríamos destacar una doble vertiente:
Por un lado la que afecta a la actuación de los dirigentes, que en ocasiones toman decisiones que se alejan del objetivo, precisamente porque anteponen sus intereses a los de la organización, a los públicos y generales. Al frente de Departamentos se han llegado a instalar, en numerosas ocasiones, personas que brillan por su incompetencia, y que están mejor pagadas que los funcionarios de carrera. Sus puestos han sido obtenidos por pertenecer al partido que gobierna y llegan a desconocer o tener conocimientos escasos sobre la materia que versa el Departamento que dirigen, y que además se rodean de un grupo de asesores, que pretenden sacar tajada de todo lo que pueden, para su beneficio propio.
Por otro lado, nos encontramos con los funcionarios públicos que no deben, ni pueden favorecer a familiares ni conocidos en su actuación, debiendo proceder siempre bajo el principio de legalidad, procurando quedar al margen de toda intervención que ponga en riesgo la imparcialidad e independencia.
Aún existiendo casos dentro de la Administración Pública en donde la actuación de los dirigentes ha dejado mucho que desear, apartándose en ocasiones de la legalidad, nos encontramos con servidores públicos que realizan sus tareas de forma admirable y cumplen con sus obligaciones de manera eficaz y gran dedicación.
Todos estamos de acuerdo que la Administración Pública debe mejorar la calidad de sus servicios, y debería hacer lo imposible por llegar a conseguir una Administración más profesional y eficiente. Es una tarea muy difícil pero no imposible, si realmente existe voluntad por parte de los dirigentes. Creo que es fundamental, para mejorar la calidad citada, que exista un crecimiento y desarrollo personal por parte del funcionario, y que se dé en un ambiente adecuado. El funcionario debe sentirse motivado y reconfortado en el momento de realizar su trabajo, a fin de mejorar su desempeño y rendimiento, y contribuir a alcanzar el objetivo de la organización. Las personas más capacitadas deben llegar a obtener unos incentivos, tanto económicos como de reconocimiento.
Son muchos los que piensan que los incentivos son una consecuencia de la evaluación del rendimiento, que mide y valora la conducta profesional y el logro de resultados. Pero entraríamos ante un tema que considero muy delicado, aunque por otra parte necesario, y que daría para realizar otra reflexión personal.
Me ha gustado muchísimo la reflexión que has hecho sobre todo por su positividad. Es verdad que los seres humanos nos equivocamos, y no tenemos porque, gustarle a todos y que alguna que otra vez erramos y cometemos fraudes y actos ilegales tan de moda en estos tiempos que corren; pero..., aún quedan gentes (directores jefes etc...), competentes, eficaces, eficientes, motivadores, (de los de la palmadita), vocacionales y sobre todo humanos.
ResponderEliminarConvocan reuniones asiduamente, pues para él o ella un buen equipo es fundamental (he tenido la gran suerte de pertenecer a uno de estos); por mi larga trayectoria profesional he conocido a más de uno, he asistido a sus reuniones como secretaria, ¡OJO!, pero sin voto.
A veces hablamos muy a la ligera sin un verdadero conocimiento de causa, y sin darnos cuentas del daño que podemos ocasionar a dichas personas.
CHARO
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Bajo mi punto de vista, nos encontramos hoy en día con un panorama que deja bastante que desear en la Administración Pública. Yo no sería tan diplomática achacándolo a equivocaciones y fallos que todos cometemos. Considero que la mayoría de “errores” son cometidos por la falta de valores éticos y morales de los cuales carecen estas personas que los realizan. Hay que tener muy claro el sentido del trabajo, y ya queda en cada uno la responsabilidad y eficacia con que lo realice. Si bien es cierto, que es muy importante la gestión de los recursos humanos en todos los trabajos y el clima y demás componentes, harán que un trabajador esté más o menos motivado para desempeñar dicho puesto, pero me parece escandaloso que se hable tan airosamente de que todos cometemos fraudes y actos ilegales como errores humanos corrientes. Desgraciadamente tanto en la política como en la Administración Pública y también en empresas privadas vivimos un momento corrupto entre otros, ya sea en mayor o menor medida y como he comentado anteriormente eso no es un error lógico, sino una humillación para las personas honradas y trabajadoras de este país. Del mismo modo quiero aclarar que no estoy generalizando, pero por desgracia si se puede hablar de una gran mayoría.
EliminarComentario realizado por: María Magdalena Fernández Castro.