Reflexión personal de Isabel Ruiz Hervás.
Para la elaboración de mi reflexión personal
me he basado en una noticia encontrada en RRHH Press: “Se firma en Aragón un acuerdo para aumentar la presencia de mujeres en
puestos de dirección”.
Esta noticia me ha parecido bastante
interesante porque, aunque no estoy de acuerdo con el establecimiento de cuotas,
creo que tienen que establecerse acuerdos con las empresas para aumentar el número
de mujeres en puestos de alta dirección. Por ello, he estado buscando documentación
sobre este tema.
Según el informe Forbes, en el 2013 el
porcentaje de mujeres directivas en España bajó tres puntos respecto al año
2012, cuando se sitúo en el 24%, volviendo así a los niveles de 2009. Este dato
trunca la clara tendencia de incremento de mujeres en puestos directivos que se
estaba registrando en España desde el 2004, y que coloca a nuestro país
ligeramente por delante de Estados Unidos (20% de mujeres directivas) y Reino
Unido (19%), pero por debajo de la media mundial (24%) y de la media en la
Unión Europea (25%).
Por otro lado, podemos destacar que el
porcentaje de mujeres tituladas superiores representan en España un 51% del
total de titulados superiores y el 44% de la fuerza laboral en nuestro país.
Esos porcentajes de mujeres directivas en España me resultan
muy bajos cuando las mujeres tituladas superiores representan prácticamente la
mitad de la población. Desperdiciar el talento de la mitad de la población creo
que puede tener consecuencias económicas negativas.
En la situación actual de la economía española
donde el crecimiento es nulo, y por tanto, con un grave problema de desempleo,
pienso que la situación de la mujer se estanca e incluso las oportunidades de la
promoción femenina escasean en favor de los hombres. El porcentaje de mujeres
que ocupan un cargo directivo no es solo un indicador del progreso de una sociedad
sino que también es un indicador de la situación económica de un país.
Por otro lado, todavía existen grandes
impedimentos para la conciliación de la vida laboral y familiar que no favorecen
la presencia de la mujer en puestos que se entienden como de dedicación completa,
difíciles de compaginar con la vida familiar.
En España no se le pone freno a este problema
porque la mayoría de las empresas no cuentan con planes para incorporar o
promover a las mujeres a su cúpula directiva. Como he comentado anteriormente,
no estoy a favor de las cuotas, pero entiendo que en la situación actual son
necesarias medidas como las que ha tomado el Gobierno de Aragón porque si los
Gobiernos, tanto autonómicos como central, no regulan esta situación mediante
convenios de colaboración con las empresas, estableciendo unos mínimos, nunca
se verá aumentada la presencia de la mujer en dichos puestos.
A parte de establecer las cuotas, creo que
tendría que producirse un cambio social que tenga en cuenta la capacidad y la formación
de los trabajadores y no basarse en viejos prejuicios como la discriminación de
género.
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