martes, 25 de noviembre de 2014

REFLEXIÓN PERSONAL DE Mª DEL ROSARIO PECERO SANTOS


Reticencias a la apertura de expedientes disciplinarios en la Administración.

Diferentes exposiciones de los compañeros han puesto de relieve las distintas carencias que perciben en la Administración Pública. Estoy de acuerdo en algunas de ellas, sobre todo en lo que hace referencia a la falta de preparación y motivación del funcionario público en sus funciones, así como en los casos de corrupción o en los múltiples cambios de denominación de los órganos que conforman la Administración, con el correspondiente gasto de dinero público y la incertidumbre que puede provocar.

Desde mi punto de vista, la actuación y actitud inadecuada del empleado público en sus funciones es unos de los problemas más profundos que incide en el funcionamiento de la Administración Pública. Aunque en realidad, creo que el verdadero problema no está en dicha actuación y actitud inadecuada, sino más bien en la poca repercusión que todo ello tiene en forma de sanción. Existe un Régimen Disciplinario en el que se regulan toda clase de actos irregulares que puede cometer un funcionario en su ámbito profesional, tales como el bajo rendimiento, la ausencia en el puesto de trabajo injustificado, el trato inapropiado al usuario, etc., pero el hecho de que los responsables no pongan en marcha los mecanismos previstos para obligar al empleado público a rendir de manera adecuada, hace que se acomoden, colocándolos en una posición privilegiada, y como consecuencia, lleguen a esa actuación y actitud improcedente.

Como resultado final de todo lo anterior tenemos a una Administración mejorable y a unos usuarios con una perspectiva negativa de la función pública, debido a la reticencia que existe en la administración a la apertura de expedientes disciplinarios, quedándose en su gran mayoría en un simple apercibimiento, que muchas veces no llega a realizarse de forma personal e individualizada sino en conjunto a todos los componentes de la unidad.

Otro punto de inflexión es la estructura de la Administración Pública en lo referente a los Altos Cargos. Suelen ser personas nombradas políticamente, o “a dedo”, y los mismos no suelen respetar la forma de trabajar que hasta el momento de su nombramiento estaba instaurado, con el consiguiente quebradero de cabeza para los funcionarios, además del desconocimiento de la materia que tienen que tratar. Creo que lo más adecuado para esos puestos sería que lo ocupasen funcionarios de carrera con una dilatada experiencia en la Administración Pública. De esta manera los responsables de esos puestos tendrían el conocimiento y la conciencia adecuada para el correcto funcionamiento de los distintos procedimientos que desarrolla la Administración Pública, además de ganar en seguridad administrativa al ser cargos de larga duración. Al mismo tiempo con ello se ahorraría en gastos, ya que habría una nómina importante menos, y se ganaría en agilidad a la hora de dar impulso a los distintos expedientes en trámite.
Para concluir, incidir en la idea de que el esfuerzo y la capacidad del trabajador público debe de ser apropiado para alcanzar un nivel de ejecución adecuado y aceptable, y si esto no fuera así, deben ser sancionados, así evitaríamos la mala prensa del funcionariado, el malestar entre compañeros y conseguiríamos la buena marcha de la organización ya que redundaría en el logro de una mayor eficiencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.