REFLEXIÓN PERSONAL SOBRE LA EDAD DE JUBILACIÓN
Con la llegada de 2014, el pasado 1 de enero entró en vigor un nuevo aumento de la edad de jubilación que, tras la última reforma del sistema de pensiones, retrasará progresivamente la edad de retiro de los trabajadores españoles hasta los 67 años. Una cuestión bajo mi punto de vista egoísta.
Según mi opinión no tiene mucho sentido enviar al retiro a trabajadores que pueden continuar ofreciendo y enseñando sus conocimientos y habilidades y experiencia por la única razón de haber celebrado sesenta y siete veces su nacimiento o por el contrario obligarles a seguir cumpliendo sus obligaciones como trabajador cuando su capacidad física y mental se lo prohíbe.
Lo ético, lógico y racional es que cada individuo decida a que edad dejará de trabajar en función de sus intereses personales y de su autopercepción física y mental, siempre y cuando esté dentro de unos límites de edad y años cotizados.
Reconozco que, con la situación en la que se encuentra hoy día nuestro país, lleno de desempleados, esta no es la cuestión mas relevante del momento pero, antes o después, nos veremos obligados a afrontarla. Y una decisión correcta en este ámbito ayudará a salir de la crisis.
No creo que el hecho de retrasar la jubilación hasta los 67 años, sea una postura egoista por parte del gobierno, sino al contrario, una estrategía obligada por la situación económica en la que nos encontramos. Pienso y quiero creer en que esa reforma no es más que una medida para ahorrar en gastos, ya que al aumentar la edad de jubilación, se ahorraría un sueldo. Es decir, mientras menos jubilados tenga, menos pensiones tengo que pagar, por tanto dinero que se ahorra el Estado.
ResponderEliminarRealizado por: Melissa Biau Rubio
ResponderEliminarEn relación a la reflexión personal de mi compañera Sandra Paulino García, estoy de acuerdo con lo expuesto, no me parece una medida contra la crisis elevar la edad de jubilación porque así lo hayan exigido los mercados financieros y la UE al Gobierno español, deberían plantearse otras medidas que acorten gastos, que ni siquiera han sido consideradas por el Gobierno, como el sistema de financiación a la Seguridad Social, por ejemplo. Resulta lógico que una gran mayoría de la población se muestre en contra de dicha medida porque recorta considerablemente las pensiones públicas para salvar el sistema público de pensiones, medidas a base de recortar el gasto público en lugar de incrementar los ingresos al Estado. Se daña gravemente el bienestar social de las clases populares y los intereses de los trabajadores que, después de tantos años trabajados sobre sus cuerpos cada día más cansados, tienen que seguir trabajando pudiendo estar disfrutando del fruto de sus esfuerzos.