martes, 11 de noviembre de 2014

¿ES POSIBLE MOTIVAR A LOS FUNCIONARIOS PÚBLICOS 
PARA AUMENTAR SU RENDIMIENTO?
Francisco Cardona  OCDE 

La mejora del rendimiento en la administración pública es desde hace unas tres décadas una preocupación en todos los países de la OCDE. 

Se han explorado muchas medidas para aumentar el rendimiento de la administración pública, tales como mejoras en el diseño y ejecución del presupuesto con la planificación estratégica orientada a resultados; mejoras en los controles financieros interno y externo y en el control de gestión; mejoras en los procedimientos de trabajo de la administración incluyendo más transparencia y participación ciudadana; esfuerzos para aumentar la calidad de los servicios públicos; diseño y aplicación de mecanismos nuevos para la evaluación del impacto de la acción pública; creación de instrumentos para mejorar en la calidad de las normas jurídicas, etc. 

Hay tres conceptos interdependientes sobre los que han girado casi todas reformas de la 
gestión pública y sobre los que se ha debatido mucho en las últimas dos o tres décadas: 
1) La gestión pública orientada al logro de resultados; 
2) la evaluación del desempeño; 
y 3) la remuneración ligada al desempeño. 

Incentivar la motivación de los funcionarios se ha considerado esencial para facilitar la 
obtención de resultados y robustecer su sentido de la responsabilidad. Por ello muchos 
gobiernos han asociado ventajas financieras individuales en forma de aumentos salariales 
periódicos, primas o complementos de productividad para los funcionarios considerados buenos trabajadores, si bien con los considerados malos los instrumentos disciplinarios disponibles en la legislación se han utilizado parcamente, en general contentándose los gobiernos simplemente con no abonarles incentivo alguno. 

La motivación de los funcionarios y el fortalecimiento de su sentido de la responsabilidad 
tropiezan, sin embargo, con insalvables dificultades si en la administración pública, como es el caso en muchos países, hay una carencia de liderazgo que se acompaña muchas veces de autoritarismo y arbitrariedad, cuando no de politización o incluso de corrupción. 

En esas circunstancias es muy difícil que pueda desarrollarse una cultura administrativa orientada a la obtención de resultados, ya que ésta necesita de la confianza mutua entre los actores del sistema. Contrariamente, lo más probable es que los mecanismos y procedimientos ideados y puestos en marcha para mejorar la motivación y el sentido de la responsabilidad se conviertan rápidamente en meras rutinas burocrático-formales sin ninguna incidencia tangible en la mejora real del rendimiento de las instituciones públicas. 


http://www.dgaep.gov.pt/upload/newsletter/News_03/Newsletter03_2009_Artigo_Opiniao.pdf

2 comentarios:

  1. Opinion personal de Cristina Torres:
    En mi opinion no creo que esta motivacion sea posible, el trabajo de los funcionarios no es un trabajo cualquiera ya que se encuentran al servicio de un publico, pero como bien dice la noticia, esto es muy dificil que se consiga sin confianza mutua entre ambos. No creo que haya confianza por parte del publo ni por parte de los funcionarios, sobretodo despues de todas las noticia que salen cada dia.
    Tampoco creo que incentivarlos con aumentos salariales sea buena opcion, ya que un funcionario tiene un trabajo "estable" sin sobresaltos, si encima a esto se suma un aumento salarial no creo que aumentaran su rendimiento, pues seguirian teniendo una realaicion laboral con la Adminitracion Publica que al fin y al cabo no se puede romper.

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  2. En relación a esta noticia, considero cierto que el funcionario se encuentra con muchas dificultades que chocan de frente contra su motivación, y algunas de ellas son las indicadas en este artículo, tales como la falta de liderazgo, la arbitrariedad, la excesiva politización de la Administración y ya ni que decir tiene, el actual hastío que todos sentimos hacia los innumerables casos de corrupción.

    En mi opinión creo que podrían utilizarse determinados mecanismos que elevarían la voluntad, esfuerzo e interés del personal que trabaja en la administración. Estos podrían ser: el aumento salarial, sobre todo en los cuerpos con menor remuneración, la participación en la toma de decisiones, una adecuada distribución de las tareas, el establecimiento de metas individuales y concretas para cada trabajador, así como la existencia de líderes o jefes que realmente ejerzan como tales, siendo necesario no sólo una preparación académica y profesional sino también la capacidad para dirigir al personal, sancionando cuando sea preciso denunciar una conducta reprochable por parte de algún funcionario ,o por el contrario elogiando y recompensando por un trabajo bien realizado.

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