lunes, 13 de enero de 2014

reflexión personal de Beatriz Cruzado

Hace ya unos días que pensaba en algún tema para realizar mi reflexión personal de este bloque, pensé en reflexionar sobre el trabajo en grupo, o sobre la formación del personal. Podría haber comentado los problemas del trabajo en grupo y las ventajas, según las aptitudes y actitudes del personal, o podría haber llegado a una conclusión sobre la formación del personal y el engaño que supone pensar que eso existe aún en la mayoría de empresas con los tiempos de austeridad y ahorro que corren.
Existe un tema que me remueve más la conciencia que algunos de los temas anteriores y, aunque no esté en la linea de éstos, pienso que es un tema interesante, ya que más de una persona sentirá la misma sensación que siento yo.
Esta inquietud empieza hace un par de días, cuando una persona allegada a mí que estudia un grado superior, me comenta que en la asignatura de Formación y Orientación Laboral le piden que investigue y exponga los contratos de trabajo, horarios, retribuciones, horas extraordinarias y condiciones de los trabajadores de una empresa cualquiera.
Pues claro, lo primero que pensé es en la empresa para la que trabajo. Lápiz y papel en mano, anoté todos los detalles que le pudiesen ser útiles, pero claro, entré en la duda de anotar la verdad o maquillarla. Recordé que mi primer mes y medio de trabajo era de "prueba", y que por supuesto no me dieron ni de alta en la seguridad social; que la primera vez que ví y firmé mi contrato ya llevaba en la empresa trabajando mas de 6 meses a lo sumo, y resultó ser un contrato baratito de estos de 19 horas semanales y de ayudante de dependiente. Resulta que a pesar de lo que pone en mi contrato, si una semana hay que trabajar 50 horas, se trabajan, que la nómina la pagan tarde y que el resto de las horas "extras" se pagan casi igual de mal que las horas ordinarias. En cuanto a los horarios, si un día estoy en mi casa y me suena el teléfono tengo que irme a trabajar, sea mi día libre o no, eso es indiferente.
Pero el detalle que mas me gusta es que a una compañera mía que le acaban de renovar el contrato la han hecho firmar un papel en el que ella renuncia a la totalidad de su finiquito en el caso de que fuera despedida, porque sino a la empresa le salía mas barato contratar a otra persona.
Lo mejor de todo sin duda es que las personas jovenes que conozco me "envidian" por tener trabajo.
VIVA ESPAÑA

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