Empiezo mi reflexión hablando de
la motivación en general. La motivación es aquella fuerza que te impulsa, que
te hace avanzar, te da confianza y fuerza para lograr los objetivos que cada
uno se proponga.
Al igual que el atleta necesita
de una fuerza motivacional para seguir avanzando paso a paso; en una empresa
(pública o privada), desde mi punto de vista, la fuerza motivacional lo es
todo.
Un trabajador que encaré una
jornada de trabajo sin fuerza motivacional, difícilmente logrará ser efectivo
en su puesto. De ahí a que las empresas, mejor dicho, los empresarios o
encargados del personal deban tener una fuerte formación para poder motivar al
trabajador.
Hablo de la formación del
encargado, porque hace falta estudiar individualmente cada caso y claro, a lo
que a una persona le motiva a otra no. La motivación más conocida es el
salario, pero llegado a un punto, hay personas a las que no le supone ya una
motivación, ahí es cuando el encargado debe de estudiar qué puede motivar a ese
trabajador en concreto y hacerlo.
La productividad de una empresa,
desde mi punto de vista, crecerá exponencialmente a medida que aumente la
motivación de los trabajadores. Por lo que veo muy importante que se sepa
motivar a todos y cada uno de los empleados de una empresa.
En Estados Unidos, un amigo me
comento, que la empresa en la que estuvo trabajando, existían secciones dentro
de la misma, que se dedicaban únicamente a preguntar qué podía hacer la
empresa por los trabajadores, es decir, para que se sintieran bien. Este simple hecho hacía
que ellos se sintieran una pieza importante en la empresa, dándole una fuerza
motivacional impresionante, y aumentando su productividad.
Me parece acertadísimo el enfoque
de dicha empresa, y pienso que debería de implantarse en todas las empresas, ya
que tengo la experiencia (aunque no propia) de que es algo que realmente
funciona.
Reflexión personal realizada por:
Juan Antonio Mendoza Blanco
