martes, 20 de noviembre de 2012

El reto del trabajo en equipo

Ene 1, 2010 | Noticias


Noticia publicada por: Francisco Millán Sánchez


Gestionar equipos humanos es probablemente una de las tareas más arduas que afronta diariamente cualquier responsable de área o departamento en cualquier organización. Conflictos, motivaciones, expectativas, reconocimiento, integración…, son elementos que confluyen en esa faceta de la gestión que se supone que ejercen los que ocupan alguna responsabilidad y que dirigen a un conjunto de personas.

 
Evidentemente dependiendo del área de gestión que a cada uno le corresponde, del sector en el que se encuadra una empresa, del tipo de empresa, pública o privada y de las circunstancias de mercado que pueden concurrir, el team building se convierte en un aspecto que puede necesitar de mayores o menores esfuerzos por parte de un directivo, sea cual sea el ámbito cualitativo o cuantitativo de su actuación. Y podemos detenernos en si únicamente los que tienen el atributo de “directivos” son los únicos que deben atesorar ciertas habilidades en ese campo. En mi opinión, cualquier persona que ostente cierta responsabilidad con colaboradores en su equipo a los que dirige o coordina, debe atender a la importancia -cada vez mayor- de poseer habilidades y conocimientos en la gestión de equipos humanos.

 
“Disponer de buenos equipos y mejores líderes o solamente de responsables de equipo es una de las claves para ser más competitivos”

 
Si atendemos al día a día de cualquier organización, para escapar del término empresa y extenderlo a todos los ámbitos, en muchas ocasiones la consecución de ciertos objetivos está muy ligada a la calidad de los equipos humanos que están destinados a determinados proyectos. En un departamento financiero, por ejemplo, también es crucial contar con un conjunto de colaboradores motivados y cohesionados. La tentación es pensar que en áreas de gestión en donde todo acostumbra a estar estandarizado y se cuenta con multitud de procedimientos, los equipos humanos no son muy determinantes.

 
Considero que pensar o actuar así es un error, quizás no se sufra hoy ni mañana, pero en el medio o largo plazo será determinante. Claro que imponiendo la fuerza de la jerarquía se consiguen ciertos resultados, pero en un entorno cada vez más competitivo en todos los sectores y actividades, disponer de buenos equipos y mejores líderes o solamente “responsables de equipo” puede ser una de las claves para conseguir una mayor eficiencia y ser más competitivos.

 
En los últimos años, las experiencias de determinados managers deportivos (entrenadores) han sido transmitidas a directivos. Al final, casi nunca triunfa el que tiene estrellas sino el que las tiene y consigue que trabajen en equipo. Indiscutiblemente, un nivel mínimo de formación es básico, pero ciertos valores personales también son ingredientes indispensables, tanto de subordinados como de responsables directivos. Estos últimos deben motivar constantemente a sus equipos, fomentar el diálogo, la colaboración y el apoyo mutuo entre todos los componentes de un equipo de trabajo, que a su vez, han de respetarse entre ellos y reconocer las aptitudes de cada uno. El día a día, las reuniones interminables y mal preparadas no son excusas para el directivo. Y el que las esgrime como exculpación, no es un buen gestor.

 
No sólo se debe atender a los aspectos de motivación en términos monetarios. Dotar de elementos distintivos que identifiquen a un grupo de trabajo puede ayudar a cohesionar y reforzar la idea de pertenencia a un colectivo. Si se permite la comparación, las unidades de elite de un ejército o cuerpo policial tienen esos elementos (“boinas verdes”, por ejemplo), porque sus integrantes son y se sienten “especiales”. Podemos implementar hábitos o rutinas diferenciadas para conseguir ese mínimo orgullo, un poco de competitividad interna es saludable para el conjunto.

 
“Dotar de elementos distintivos que identifiquen a un grupo de trabajo puede reforzar la idea de pertenencia a un colectivo”

 
Si seguimos en este recorrido, un aceptable nivel de performance también puede alcanzarse si sabemos anticipar las necesidades o problemas de nuestros colaboradores. El socializar ciertas decisiones, la transparencia y la comunicación constante de objetivos debería ser un acicate para todos y también es un tratamiento preventivo para el momento –siempre llega- en el que hay que adoptar decisiones un tanto traumáticas. Puede que provoquen dolor, pero si el equipo de colaboradores entiende las razones, la recuperación suele ser más rápida. Hay que saber escuchar, dejar fluir las iniciativas, introducir cambios, aunque sean insignificantes, para dotar de aire fresco. Un defecto de muchos directivos es el de quemar a miembros de su equipo, incluso a sabiendas que son los mejores con los que cuenta, pero les es más cómodo exprimir a una persona, obteniendo un óptimo resultado inmediato, pero cebando un conflicto futuro.

 
Como conclusión, una de las principales ideas que se han pretendido transmitir es la de que no es suficiente contar con elementos tecnológicos avanzados o personal extremadamente cualificado. Disponer de un buen conjunto de colaboradores y de un mejor responsable o líder, será en el futuro más difícil que otras muchas actividades que tradicionalmente ocupaban el tiempo de un directivo. Y mal que le pueda pesar a muchos, es una obligación formar a futuros team managers, no deben representar ninguna amenaza. El mejor trainer no es necesariamente el más brillante, sino el que a su vez ha tenido buenos maestros.

FUENTE: http://www.noticias.com/el-reto-del-trabajo-en-equipo-noticias-com.92960


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