martes, 20 de noviembre de 2012

NEGOCIACIÓN COLECTIVA


Reflexión personal de Mariluz Turienzo Iglesias. 4º GAP

La negociación colectiva como parte importante en la gestión de recursos humanos en la Administración pública viene regulada en el EBEP, por mandato de la Constitución que afirma que la ley garantizará el derecho a la negociación colectiva laboral entre los representantes de los trabajadores y empresarios, así como la fuerza vinculante de los convenios colectivos. Así, se prevé la constitución de una Mesa General de Negociación de la Administración General del Estado y una en cada una de las Comunidades Autónomas, en las ciudades de Ceuta y Melilla y en las Entidades Locales.

Como parte integrante de estas mesas de negociación, se encuentran los representantes de las organizaciones sindicales legitimadas para estar presentes en estos foros de negociación, y por representantes de las correspondientes administraciones públicas.

De aquí se desprende que los funcionarios individualmente no podemos formar parte de esas mesas donde se negocian todos aquellos aspectos relacionados con las condiciones de trabajo, salario, vacaciones, productividad, igualdad entre mujeres y hombres, promoción profesional, acceso a la función pública, etc. entre otras muchas cosas.

Por ello, los sindicatos como representantes de los trabajadores son un elemento imprescindible en el ámbito de las relaciones laborales, ya sea en la administración pública o en la empresa privada.

El sindicalismo en el Norte de Europa, se basa en un modelo pragmático, sin ideologías y que se financian exclusivamente con la cuota de sus afiliados. Esto les proporciona independencia respecto a partidos políticos, empresas y gobiernos.

No ocurre lo mismo aquí en España, donde la cultura de la sindicación no está demasiado desarrollada, y si hablamos de los empleados públicos menos aún. Para que puedan subsistir, no queda más remedio que sea a través de las subvenciones que reciben a través de los Presupuestos Generales del Estado y de las Comunidades Autónomas para gastos de funcionamiento, ya que con las cuotas de sus afiliados sería imposible.

Por ello, son múltiples las criticas que se suceden día a día en la prensa y medios de comunicación y también por algunos Gobiernos. Se dice de ellos, que si están vendidos al poder político que gobierna, por supuesto cuando lo hace la izquierda como ocurre aquí en Andalucía, porque en estos momentos a nivel nacional que gobierna la derecha, se les critica porque las movilizaciones se dice que son políticas y que van en contra del Gobierno. Especialmente ocurre con los llamados sindicatos de clase UGT y CC.OO., sindicatos con representación mayoritaria.

Se hace una crítica feroz a los liberados sindicales. Este año el Gobierno acordó recortar el número de liberados. Discutir sobre si son muchos o no, no sirve para nada. Serán los que determinen las leyes, y si es necesario cambiarlas, pues habría que hacerlo.

Yo propongo a todas aquellas personas que únicamente hacen una crítica destructiva, que se animen a participar, primero afiliándose y segundo aportando ideas e intentando que haya una renovación, un cambio en las estructuras organizativas de los sindicatos. Es importante que haya personas con ideas nuevas, personas que no estén corrompidas por el paso del tiempo. Es necesario resaltar la labor que han realizado los sindicatos a lo largo de la historia. Han sido uno de los elementos que más ha ayudado a la modernización de nuestro país, que más han ayudado en el avance de los derechos de los trabajadores.

1 comentario:

  1. Efectivamente como dice la compañera los sindicatos son organizaciones imprescindibles en toda sociedad moderna, al igual que ocurre con los partidos políticos. Sin embargo en España el problema de los partidos políticos tiene su origen en su forma de funcionamiento interno: poco democrático, convertidos en castas alejadas de la sociedad, poco transparentes, etc (veáse sólo el capítulo de su financiación...)

    En el caso de los sindicatos ocurre algo parecido comparto la opinión de la compañera, debería financiarse solo a través de sus afiliados para lograr su mayor independencia y prestigio social.

    No obstante, soy consciente de que si las afiliaciones son voluntarias los sindicatos pueden tener problemas de financiación importantes, y a los trabajadores les interesa tener sindicatos fuertes no débiles desde el punto de vista de organizaciones que son.

    Mi propuesta final quedaría en prohibir la subvención pública a los sindicatos de cualquier clase, y considerar el concepto de afiliación como un gasto obligatorio más para todos los trabajadores en las retribuciones (al igual que ocurre con otros conceptos como la cuota que se paga para formación profesional), y a partir de ahí que cada trabajador pueda elegir libremente el sindicato que considere le represente mejor.

    De esa forma se estaría recompensando a los sindicatos que lo hicieran mejor, fomentando su sana competitividad entre ellos, pues quien mejor lo haga en un sector tendrá muchos trabajadores que lo elegirá como opción de afiliación.

    La afiliación sindical sería algo equivalente a un seguro jurídico obligatorio, y dado que los sindicatos ya no se financiarian indirectamente a través del IRPF, realmente no supondría un impuesto extra muy superior al actual para el trabajador, puesto que ahora mismo aunque no se esté afiliado, todo trabajador está financiando indirectamente a los sindicatos a través de impuestos como el IRPF.

    Eso sí quien les da el dinero pagado por todos es el gobierno de turno, y ahí empiezan a perder independencia y credibilidad como muy bien expone la reflexión de la compañera.

    Saludos

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