martes, 20 de noviembre de 2012

Reflexión personal de Paula Gómez Sánchez.

Reflexión personal de Paula Gómez Sánchez.

La motivación es una herramienta básica para la consecución de los objetivos marcados por la empresa. Esta idea sencilla, se convierte en un problema grave cuando nos olvidamos de ella.

Si comparamos una fotocopiadora, en una copistería, con un trabajador de la misma, comprobaremos que ambos recursos no distan mucho en cuanto a cuidados, aunque uno sea material y el otro humano. La fotocopiadora necesita de una serie de revisiones periódicas en las que el personal de mantenimiento verifica que todo anda bien, cambios de las piezas que se vayan estropeando, tinta nueva cada vez que un cartucho se gaste o folios nuevos cuando ya no haya. De manera análoga, el trabajador necesita revisiones o supervisiones de su trabajo en las que reciba órdenes para modificarlo o el visto bueno si está bien, un lugar a donde acudir si se le plantean problemas y que éstos se solucionen, o nuevas metas y objetivos una vez se cumplan los marcados.
Ahora bien, sí hay algo que ambos no comparten y que trae una consecuencia clara: los sentimientos. Una máquina que se estropea, si no se arregla al momento, cuando se haga, funcionará de la misma forma en que lo hacía anteriormente, pero una persona necesita estar constantemente en condiciones óptimas para rendir al 100% ya que la mante guarda todo lo malo, y después es dificil que ésto se borre. 

Todo lo anteriormente dicho se puede resumir, centrándome en el caso humano, en una necesidad de motivación de los empleados, motivación que comprende muchas cosas, desde seguridad ante la aparición de problemas, valoración del trabajo, realización personal marcando constantemente nuevas metas, etc, y ésto es tan importante que cuando no se le presta la suficiente atención causa un grave deterioro de la actividad empresarial.

En mi opinión, los responsables de los recursos humanos, así como los mecánicos se ocupan del buen funcionamiento de las maquinarias, deberían preocuparse de que los empleados estuvieran motivados constantemente, ya que el primer reflejo de ésto se daría en un mayor nivel de esfuerzo, en el aumento de las ganas de trabajar, en la dedicación y en la manera de hacer las cosas...,algo que para la empresa, sería de lo más beneficioso.

1 comentario:

  1. Comparto la reflexión de mi compañera, y una forma clara de entenderlo es el ejemplo y comparativa que expone. Pero en suma de lo dicho, ¿cómo se puede motivar a los trabajadores? Además de recompensas económicas, retribuciones,... Pienso que el trato personal ofrece al trabajador un sentimiento de seguridad y confianza, y que tales motivaciones son más sencillas y menos costosas, como por ejemplo lo son: el ser agradecido con el trabajador, dedicarles tiempo, tener el ambiente de trabajo cuidado, involucrar a los trabajadores en proyectos, proporcionarles información, fomentar la autonomía, celebración de los éxitos,...
    Porque está demostrado que las empresas que cuentan con plantillas motivadas son también las que presentan mejores números de cuenta de resultados.

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