RRHH Digital Hace años
que se lleva advirtiendo a las empresas de preocuparse por ofrecer un
entorno de trabajo saludable a sus empleados. Es cierto que la
preocupación de las organizaciones por este tema ha aumentado
considerablemente, conscientes de que una adecuada política de
prevención se traduce en rendimiento, eficiencia y competitividad para
las empresas. Aun así, no debemos pasar por alto que las compañías
prestan más atención a algunos aspectos que a otros. Por ejemplo, en el
caso de un entorno de oficina, hablamos de iluminación, posición, altura
de la silla, etc. Parámetros que las organizaciones estudian
milimétricamente con el objetivo de salvaguardar la salud de sus
empleados y evitar potenciales problemas derivados de valores
incorrectos.
De hecho, se estima que una postura incorrecta cuando trabajamos frente al ordenador es una de las principales casusas de los problemas de espalda que padece la población activa.
Pero hay otros factores que condicionan la productividad de los trabajadores y a los que apenas se les presta atención por parte de los responsables de los recursos humanos, encargados de aplicar políticas de prevención acordes con la normativa. El frío es uno de ellos.
Hace ya años que se sabe que el frío disminuye la productividad en la oficina. La temperatura ideal que marca la ley para estos entornos debe oscilar entre los 20 y los 25 grados, por debajo de estos valores el rendimiento del empleado cae. Diferentes estudios del mercado constatan que cuando la temperatura es inferior los fallos de mecanografía se elevan hasta un 74 por ciento y se reduce la cantidad de documentos escritos en un 46 por ciento, convirtiendo la temperatura en un factor clave que puede afectar a la productividad y al rendimiento.
Aunque es verdad, que, en la actualidad, las actuales instalaciones cuentan con termostatos regulables, la temperatura corporal de cada individuo es diferente y su sensación térmica también. Además, la ubicación dentro de la oficina, más cerca de la puerta o de una zona acristalada, puede hacer que estas diferencias se acentúen. Aparte el hecho de ser hombre o mujer condiciona la percepción de frío o de calor de las personas. Cuántas veces habremos acudido a oficinas que, en pleno verano, ellos trabajan en mangas de camisa y ellas llevan puestas chaquetas.
El problema de los pies fríos
Pero es que además, en cada persona suele existir un desnivel de temperatura corporal, caliente en el interior del cuerpo y menos caliente en las extremidades Cuando un trabajador permanece muchas horas sentado, la probabilidad de que la diferencia de la temperatura en las extremidades sea mayor respecto a la del resto del cuerpo aumenta, convirtiéndose en una de las principales razones por las que la persona abandona el puesto para tomar un café y en el primer motivo para problemas de salud como catarros o resfriados.
Hoy en día, conseguir un entorno de trabajo óptimo es sencillo, pues en el mercado existen artículos que logran disminuir esa sensación de frío en los empleados. Frente a soluciones más rudimentarias como el empleo de pesadas prendas de abrigo, que además de limitar nuestra destreza, aumenta nuestro gasto energético- algunos autores estiman que cada kilo suplementario de indumentaria aumentaría el consumo energético del trabajador en un 3%- o colocar un calefactor a los pies del trabajador afectado, las empresas pueden ahora apostar por sistemas reposapiés que, además de prevenir problemas circulatorios, contribuyen a generar bienestar en el puesto de trabajo.
De hecho, se estima que una postura incorrecta cuando trabajamos frente al ordenador es una de las principales casusas de los problemas de espalda que padece la población activa.
Pero hay otros factores que condicionan la productividad de los trabajadores y a los que apenas se les presta atención por parte de los responsables de los recursos humanos, encargados de aplicar políticas de prevención acordes con la normativa. El frío es uno de ellos.
Hace ya años que se sabe que el frío disminuye la productividad en la oficina. La temperatura ideal que marca la ley para estos entornos debe oscilar entre los 20 y los 25 grados, por debajo de estos valores el rendimiento del empleado cae. Diferentes estudios del mercado constatan que cuando la temperatura es inferior los fallos de mecanografía se elevan hasta un 74 por ciento y se reduce la cantidad de documentos escritos en un 46 por ciento, convirtiendo la temperatura en un factor clave que puede afectar a la productividad y al rendimiento.
Aunque es verdad, que, en la actualidad, las actuales instalaciones cuentan con termostatos regulables, la temperatura corporal de cada individuo es diferente y su sensación térmica también. Además, la ubicación dentro de la oficina, más cerca de la puerta o de una zona acristalada, puede hacer que estas diferencias se acentúen. Aparte el hecho de ser hombre o mujer condiciona la percepción de frío o de calor de las personas. Cuántas veces habremos acudido a oficinas que, en pleno verano, ellos trabajan en mangas de camisa y ellas llevan puestas chaquetas.
El problema de los pies fríos
Pero es que además, en cada persona suele existir un desnivel de temperatura corporal, caliente en el interior del cuerpo y menos caliente en las extremidades Cuando un trabajador permanece muchas horas sentado, la probabilidad de que la diferencia de la temperatura en las extremidades sea mayor respecto a la del resto del cuerpo aumenta, convirtiéndose en una de las principales razones por las que la persona abandona el puesto para tomar un café y en el primer motivo para problemas de salud como catarros o resfriados.
Hoy en día, conseguir un entorno de trabajo óptimo es sencillo, pues en el mercado existen artículos que logran disminuir esa sensación de frío en los empleados. Frente a soluciones más rudimentarias como el empleo de pesadas prendas de abrigo, que además de limitar nuestra destreza, aumenta nuestro gasto energético- algunos autores estiman que cada kilo suplementario de indumentaria aumentaría el consumo energético del trabajador en un 3%- o colocar un calefactor a los pies del trabajador afectado, las empresas pueden ahora apostar por sistemas reposapiés que, además de prevenir problemas circulatorios, contribuyen a generar bienestar en el puesto de trabajo.
Se tratan de sistemas de calor/aire
regulable que permite tener los pies a la temperatura deseada. Estas
plataformas están dotadas de la últimas tecnologías en materia de
seguridad como en el caso del reposapiés deslizante con calefacción de
Fellowes que incorpora un indicador luminoso HeatSafe™ para saber
cuando está encendido, así como apagado automático para evitar
sobrecalentamientos después de 8 horas de uso ininterrumpido
Aunque parezca mentira, el frío es el principal responsable de la incomodidad térmica que no deja de ser un déficit ergonómico que se traduce en distracción, y por tanto, en menor rendimiento en tareas que puedan exigir especial concentración, y mayor probabilidad de errores. En definitiva, un factor clave en la productividad del trabajador. De hecho, estudio realizado por la Universidad de Cornell ratificó que los trabajadores en los lugares fríos cometen más errores, lo que potencialmente aumentan el costo del trabajador por hora de trabajo en un 10%.
Aunque parezca mentira, el frío es el principal responsable de la incomodidad térmica que no deja de ser un déficit ergonómico que se traduce en distracción, y por tanto, en menor rendimiento en tareas que puedan exigir especial concentración, y mayor probabilidad de errores. En definitiva, un factor clave en la productividad del trabajador. De hecho, estudio realizado por la Universidad de Cornell ratificó que los trabajadores en los lugares fríos cometen más errores, lo que potencialmente aumentan el costo del trabajador por hora de trabajo en un 10%.
Fuente: http://www.rrhhdigital.com/ampliada.php?id=88791
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