Noticia publicada por Raquel Simancas.
No hay un concepto establecido
para definir la motivación, pero podemos simplificarla en tres rasgos comunes:
1) se trata de un proceso; 2) existe algo que impulsa o pone en marcha dicho
proceso y; 3) la consecuencia de todo ellos es una conducta.
Podemos encontrar dos tipos de
estrategias de motivación, la interna y la externa. En éste último caso, se
trata del uso de factores motivacionales ajenos al trabajo en sí. Se puede y se
debe hacer uso del conjunto de recompensas externas que tiene a su disposición
la empresa o Administración Pública.
Para que las estrategias
funcionen, la empresa deberá analizar a sus trabajadores, y a partir de ahí
crear la estrategia más beneficiosa para ellos, dependiendo de las necesidades
mayoritarias del grupo. Por ejemplo, si en la empresa encontrásemos a un grupo
significativo de trabajadores con hijos menores de tres años, a lo mejor le
convendría crear a la empresa una guardería, o bien, proponer descuentos en ciertos
establecimientos para los hijos de sus empleados. En nuestra Universidad se
ofrece este tipo de servicio para su Comunidad Universitaria.
A contrario de lo mencionado
anteriormente, si ese grupo estuviese compuesto en su mayoría por gente joven,
sin cargas familiares, con ganas de crecer en la empresa,… podría enfocar esa motivación hacia viajes de
recompensa, hacia movilidad en sus puestos de trabajo,… en general, hacia los
intereses que favorezcan a la mayoría.
Más ejemplos de incentivación
externa por parte de la empresa privada, serían: los tickets descuentos para
comer en determinados restaurantes, bares, etc. de esta manera, el trabajador
no precisa movilizarse hasta su domicilio para comer, sino que tendría la
posibilidad de comer cerca del puesto de trabajo y con ello tendría más tiempo
de descanso; retribuciones económicas por alcanzar un proyecto,…
En el plano de la Administración
Pública es un poco más complicado, no podrá retribuir a sus trabajadores de la
misma manera que en una empresa privada, puesto que se rigen bajo un
presupuesto. Además, de que esas retribuciones serían pagadas con dinero
público y podría ser mal visto por la sociedad, por lo tanto, la Administración
tendrá que desplegar sus incentivos con otro tipo de estrategias. Podemos
encontrar un ejemplo de ese tipo en Renfe, que los familiares de esos empleados
pagan un precio simbólico en los viajes que realice dentro de la empresa; o los
trienios que reciben los funcionarios, por años de antigüedad.
En conclusión, creo que estas
estrategias favorecen tanto a la empresa como a los trabajadores, ya que crea
un ambiente muy positivo.
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