La lectura de una entrada publicada
por un compañero en relación a la mejora de la productividad como consecuencia
de la flexibilidad laboral, me ha contagiado las ganas de ahondar sobre el tema,
si bien creo que hay que abrir mucho la mente a los distintos perfiles de
trabajo antes de posicionarse a favor o en contra en dicha afirmación.
En primer lugar aclarar que al
hablar desde la flexibilidad laboral, lo hago desde el prisma del trabajador,
al cual se le concede un mayor margen de actuación, más capacidad de asumir
responsabilidades sin nadie pendiente de lo que hace o no de forma continuada,
libertad en sus horarios, etc., pero no por ello un nivel inferior de
exigencias y expectativas hacia su productividad.
Desde luego, siempre que haya
una recompensa por el esfuerzo, ya sea como satisfacción personal (metas
personales, la propia confianza en él depositada) o de forma material
(económica, en días libres, libertad de horarios), habrá una motivación que
conduzca al trabajador a superarse, a ser más productivo. Las recompensas
pueden ser muchas para ambos, para la empresa supone ahorro, ya que reducen
costes de alquiler, mantenimiento, consumos, etc., y para el trabajador ofrece
la oportunidad de compaginar la vida personal con el trabajo, aumenta su
capacidad de decisión, elude un control continuo del superior, anima su
creatividad, etc.
Ahora bien, el planteamiento
parece positivo a primera vista, sin embargo planteo un par de cuestiones al
respecto: ¿Es
posible aplicarla en todos los puestos de trabajo? ¿Cualquier trabajador está
capacitado para desarrollar sus capacidades en un medio flexible? Trabajar
de manera flexible requiere compromiso e implica mayores niveles de motivación
de los empleados. A su vez la empresa deberá mostrar confianza plena hacia
ellos y mantener uno cauces de comunicación actualizados y ágiles. Como
respuesta a las preguntas anteriores, me parece que está claro que la respuesta
es NO. Antes de idolatrar un sistema de trabajo tan peculiar, debemos
concienciarnos de que la mayoría de los puestos de trabajo exigen cumplir con
determinadas formalidades para ser eficaces. Por poner algunos ejemplos, un
comercio ha de cumplir con horarios puntuales de apertura para no defraudar al
cliente o dar aspecto informal, necesitamos que el conductor del transporte elegido
sea puntual y se desplace a su medio de trabajo en todas sus jornadas, una
fábrica requiere ser estrictos con sus empleados para no perder minutos de
producción, etc, del otro lado hay determinadas profesiones que sí pueden
mejorar su productividad trabajando de esta forma, como comercial, arquitecto,
abogado, guía turístico, diseñador gráfico, etc.
En otro punto nos encontramos
con la Administración pública, burocratizada, enormemente jerarquizada y
servicial. En este último caso considero que la flexibilidad en el trabajo
podría ser peligrosa, si antes no hacemos notables cambios internos como:
1. Fomentar
el entusiasmo y responsabilidad de los trabajadores. No basta con ‘picar’ y
cumplir con un horario, es necesario que existan objetivos marcados y
motivación para su desarrollo. Hay que asumir la responsabilidad en la toma de
decisiones y aceptar las consecuencias de los actos. En el caso de los
funcionario públicos, la estabilidad laboral es un logro obtenido tras acceder
a la función pública, pero no es ‘el todo’.
2. Exigir
profesionalidad en la dirección. Los superiores han de involucrarse en los
proyectos y confiar en su equipo, saber dar pautas y orientación y mostrarse
como un ejemplo a seguir, dejando de lado el amiguismo parcial.
3. Hacer
campaña social para reducir el desprestigio de los empleados de la
administración pública.
Ante la negativa expuesta a
que cualquier trabajador pueda ejercer en un medio flexible, justifico mi
opinión en primer lugar, en que me parece un requisito que los empleados sean
responsables con dicha libertad de movimiento, y en segundo lugar es
indispensable tener un buen profesional de dirija y coordine dicho trabajo.
Esto puede llevarse a cabo a través de informes, cumplimiento de objetivos,
exigencias de propuestas mínimas, y demás medios que posibiliten encontrar el
equilibrio entre la flexibilidad y la productividad. No obstante contamos con
que existe una amplia gama de perfiles de trabajadores, algunos cuentan con
menos autonomía personal y requieren de una estructura sólida en la que
apoyarse y un líder que le guíe en sus actuaciones, otros eluden las
responsabilidades y el trabajo, hay quien obtiene poca motivación en su
profesión, etc. De forma que no todas las personas son capaces de desenvolverse
profesionalmente en un trabajo flexible.
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