jueves, 12 de diciembre de 2013

Aportación personal de Victoria Barragán



     La lectura de una entrada publicada por un compañero en relación a la mejora de la productividad como consecuencia de la flexibilidad laboral, me ha contagiado las ganas de ahondar sobre el tema, si bien creo que hay que abrir mucho la mente a los distintos perfiles de trabajo antes de posicionarse a favor o en contra en dicha afirmación.

     En primer lugar aclarar que al hablar desde la flexibilidad laboral, lo hago desde el prisma del trabajador, al cual se le concede un mayor margen de actuación, más capacidad de asumir responsabilidades sin nadie pendiente de lo que hace o no de forma continuada, libertad en sus horarios, etc., pero no por ello un nivel inferior de exigencias y expectativas hacia su productividad.

     Desde luego, siempre que haya una recompensa por el esfuerzo, ya sea como satisfacción personal (metas personales, la propia confianza en él depositada) o de forma material (económica, en días libres, libertad de horarios), habrá una motivación que conduzca al trabajador a superarse, a ser más productivo. Las recompensas pueden ser muchas para ambos, para la empresa supone ahorro, ya que reducen costes de alquiler, mantenimiento, consumos, etc., y para el trabajador ofrece la oportunidad de compaginar la vida personal con el trabajo, aumenta su capacidad de decisión, elude un control continuo del superior, anima su creatividad, etc.

     Ahora bien, el planteamiento parece positivo a primera vista, sin embargo planteo un par de cuestiones al respecto: ¿Es posible aplicarla en todos los puestos de trabajo? ¿Cualquier trabajador está capacitado para desarrollar sus capacidades en un medio flexible? Trabajar de manera flexible requiere compromiso e implica mayores niveles de motivación de los empleados. A su vez la empresa deberá mostrar confianza plena hacia ellos y mantener uno cauces de comunicación actualizados y ágiles. Como respuesta a las preguntas anteriores, me parece que está claro que la respuesta es NO. Antes de idolatrar un sistema de trabajo tan peculiar, debemos concienciarnos de que la mayoría de los puestos de trabajo exigen cumplir con determinadas formalidades para ser eficaces. Por poner algunos ejemplos, un comercio ha de cumplir con horarios puntuales de apertura para no defraudar al cliente o dar aspecto informal, necesitamos que el conductor del transporte elegido sea puntual y se desplace a su medio de trabajo en todas sus jornadas, una fábrica requiere ser estrictos con sus empleados para no perder minutos de producción, etc, del otro lado hay determinadas profesiones que sí pueden mejorar su productividad trabajando de esta forma, como comercial, arquitecto, abogado, guía turístico, diseñador gráfico, etc.

     En otro punto nos encontramos con la Administración pública, burocratizada, enormemente jerarquizada y servicial. En este último caso considero que la flexibilidad en el trabajo podría ser peligrosa, si antes no hacemos notables cambios internos como:

1.      Fomentar el entusiasmo y responsabilidad de los trabajadores. No basta con ‘picar’ y cumplir con un horario, es necesario que existan objetivos marcados y motivación para su desarrollo. Hay que asumir la responsabilidad en la toma de decisiones y aceptar las consecuencias de los actos. En el caso de los funcionario públicos, la estabilidad laboral es un logro obtenido tras acceder a la función pública, pero no es ‘el todo’.
2.      Exigir profesionalidad en la dirección. Los superiores han de involucrarse en los proyectos y confiar en su equipo, saber dar pautas y orientación y mostrarse como un ejemplo a seguir, dejando de lado el amiguismo parcial.
3.      Hacer campaña social para reducir el desprestigio de los empleados de la administración pública.

     Ante la negativa expuesta a que cualquier trabajador pueda ejercer en un medio flexible, justifico mi opinión en primer lugar, en que me parece un requisito que los empleados sean responsables con dicha libertad de movimiento, y en segundo lugar es indispensable tener un buen profesional de dirija y coordine dicho trabajo. Esto puede llevarse a cabo a través de informes, cumplimiento de objetivos, exigencias de propuestas mínimas, y demás medios que posibiliten encontrar el equilibrio entre la flexibilidad y la productividad. No obstante contamos con que existe una amplia gama de perfiles de trabajadores, algunos cuentan con menos autonomía personal y requieren de una estructura sólida en la que apoyarse y un líder que le guíe en sus actuaciones, otros eluden las responsabilidades y el trabajo, hay quien obtiene poca motivación en su profesión, etc. De forma que no todas las personas son capaces de desenvolverse profesionalmente en un trabajo flexible.

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