REFLEXIÓN PERSONAL
EL LÍDER: ¿NACE O SE
HACE?
Resulta una utopía hablar de líderes en la actualidad y, en
concreto, de saber si el líder: ¿nace o se hace? Es cierto, que la condición de
líder es innata en la persona pero, actualmente, todos quieren ser líderes de
la sociedad para, lo cual, cuentan con métodos y sistemas de aprendizaje para
desarrollar esa cualidad.
Cuando vamos a distintas librerías numerosos estantes están
llenos de libros tales como: “Las 21 Leyes Irrefutables del Liderazgo” de John
C. Maxwell, “La Esencia del liderazgo” de Hugo Landolfi, “Liderazgo” de Daniel
Goleman, “El líder resonante crea más” de Daniel Goleman y Richard Boyatzis, “Cómo
desarrollar líderes” de John Adair, “Cómo liderar” de Jo Owen, “Creciendo como
líder” de Pablo Cardona y Helen Wilkinson, etc.
La sociedad, continuamente, demanda líderes y dada la
situación de crisis económica- financiera en la que vivimos, esa necesidad de
contar con líderes capaces de sacarnos de dicha crisis se acentúa.
Si consideramos que el
líder nace nos referiríamos a las Teorías Universales o Universalistas y,
en concreto, a la teoría de los rasgos del líder, cuyo dato característico y
común es que no se toma en consideración
la influencia de los factores externos y situacionales sobre la capacidad de
liderazgo del individuo en la sociedad.
A lo largo de la historia se ha tenido en cuenta unas
determinadas cualidades para distinguir a los líderes que poseen unas
características especiales que los diferencian del resto de la sociedad, siendo
comunes a todos ellos, en concreto, estas cualidades destacables pueden ser: lo
conocido como “don de gentes”, óptima capacidad de convocar y convencer, buen
conversador, inteligente, destacada personalidad, aptitudes óptimas y
habilidades para conseguir que la sociedad haga de forma voluntaria aquello que
el líder desea e incluso unas extraordinarias características físicas. Así
pues, están los siguientes personajes: Mahatma
Gandhi, Ernesto Guevara conocido como “Che
Guevara”, Jesús de Nazaret también conocido como Jesús, Cristo o
Jesucristo, Mahoma o Profeta
Muhammad y un destacado Adolf Hitler
considerado como “líder legítimo” pues adquirió el poder mediante
procedimientos autorizados en las normas legales, esto es, para acceder al
poder ganó unas elecciones democráticas; destacando la gran capacidad de
liderazgo de Hitler por el elevado número de seguidores que tuvo y haciendo
referencia a la máxima: “sin seguidores
no hay líder”.
En la actualidad, se siguen otras teorías, las incluidas en
el grupo de Teorías Contingentes, y desde una visión más actual se entiende el
liderazgo como la capacidad de tomar la
iniciativa, gestionar, convocar, promover, incentivar, motivar y evaluar a
un grupo o equipo. Y, en concreto, el autor Richard L. Daft, en su libro “La
experiencia del liderazgo”, define el liderazgo como: “La relación de
influencia que ocurre entre los líderes y sus seguidores, mediante la cual las
dos partes pretenden llegar a cambios y resultados reales que reflejen los
propósitos que comparten”. Los elementos básicos de esta definición son: líder,
influencia, intención, responsabilidad, cambio, propósito compartido y
seguidores. Observando el concepto y los elementos de líder de entonces y líder
actual podemos comprobar que ha evolucionado a lo largo de la historia, el
líder de entonces se podía considerar como un líder autocrático, capaz de
convencer, por sí mismo, a la sociedad para la ejecución de sus fines propios. Y
el líder actual se puede calificar como un líder participativo o cooperador
pues entre sus elementos básicos está el de tener un propósito compartido con
sus seguidores y la unión de ambos, líder y seguidores, para pretender llegar a
cambios concretos y resultados reales.
Acerca de la concepción de líder existen muchos puntos de
vista diversos, en particular, Jeff Weiner, consejero delegado de la red social
Linkedin define el liderazgo como: “Liderar
es tener la capacidad de inspirar a los otros para conseguir unos objetivos
comunes. El término “inspirar”
es fundamental, ya que, marca la diferencia entre liderar y gestionar: los
ejecutivos dicen a la gente lo que tienen que hacer, mientras que los líderes
los inspiran a hacerlo. El líder es, básicamente, un “inspirador” y para ello
es básico contar con una visión de
futuro; y saber, exactamente, adónde quieres llevar tu negocio. También es
clave ser valiente, confiar en las
propias convicciones, porque siempre van a surgir problemas. Siempre habrá
quien tenga dudas; si la visión de futuro es original, muchos dirán que el
proyecto resulta imposible de llevar a la práctica. Por último, tienen que
saber comunicar esa visión de futuro”.
Por tanto, para Weiner
las tres cualidades básicas de un líder se concretan en que sea un visionario,
un valiente y un comunicador.
En la sociedad actual, destaca el líder carismático, el que enamora, ya que, es el que tiene la
capacidad de generar entusiasmo entre sus seguidores, así pues, es elegido como
líder por su manera de dar entusiasmo y motivar a todo aquel que le sigue.
Normalmente, suelen ser personas narcisistas que tienden a creer más en sí mismas
que en sus equipos y esto puede dar lugar a problemas. Además, según el
tratadista Cyril Levicki, en su libro “El gen del liderazgo” destaca, de entre
los siete tipos de líder, al líder natural considerado el más eficaz, puesto
que una de sus grandes habilidades es la motivación que transmite a sus más
cercanos seguidores para que trabajen con agrado y mantengan satisfechos a los
accionistas y sus respectivos proveedores.
Y, por último, para concluir, el reciente concepto que está
ganando terreno en los últimos tiempos es el de “Neuroliderazgo”, que hace referencia a una disciplina derivada de
la “Neuroeconomía” la cual se apoya
en conocimientos derivados de la psicología
y la neurociencia para formar
mejores líderes y lograr una mejor gestión empresarial, ya que, en la
actualidad, prima por encima de todos los intereses, el interés económico.
María Ángeles Burgos Cabrilla
Leyendo tu entrada, cuando mencionas a Hitler como líder legítimo se me viene a la mente un pequeño inciso: Por mucho que este hombre fuera elegido democráticamente, ¿es legítimo llamarlo "líder legítimo" -valga la redundancia- teniendo en cuenta los medios que utilizó para seguir manteniéndose en el poder? Se me viene a la cabeza el dicho popular: "El que pierde las formas, pierde la razón".
ResponderEliminarUn abrazo, Marián.
Inma A. C.
Personalmente, para mi juicio, yo entendería como líder a alguien que, por ejemplo, en el seno de una empresa publica o privada, fuese capaz de lograr una serie de objetivos en un grupo y fuese capaz de coordinar y organizar las actuaciones del equipo de trabajo, ya que para mi parecer, llamar a un político líder seria un error, partiendo de la idea de que un político es elegido dramáticamente, pero siempre realizando previamente una campaña que es puro marketing y sin olvidarnos que un político siempre es un experto en oratoria y retorica.
ResponderEliminarsaludos :)
Respecto a este tema opino que un líder debe tener ciertas características que definan su personalidad. Un líder debe tener ciertas aptitudes y algunas cualidades del temperamento. Hay múltiples requisitos para ser un buen líder: uno de ellos la voluntad de serlo, además de ser carismático, tener capacidad para imponer metas y objetivos, ser innovador, etc.
ResponderEliminarPor otro lado, aunque la capacidad de liderazgo sea algo que se desarrolle durante la infancia y la adolescencia, también creo que puede construirse o potenciarse por la formación.
Por lo tanto, considero que un líder nace pero también se hace.
Comentario realizado por Patricia Inan Pradas
Estoy totalmente de acuerdo con la opinión de mis compañeras.
ResponderEliminarPara ser un buen líder hay que tener ciertas características personales, algunas inherentes al propio individuo desde el nacimiento o adquiridas durante la infancia como la inteligencia, la valentía y la confianza en sí mismo y otras, que pueden ser aprendidas por éste a base de las experiencias y los errores cometidos, como pueden ser la forma adecuada de actuar ante un conflicto en el grupo de trabajo.
También estoy de acuerdo con lo que se dice en el texto acerca de la actitud participativa y de acercamiento que tiene hoy en día el líder con sus subordinados, pues esta actitud mejora las relaciones de confianza entre ellos y por lo tanto la consecución de los objetivos grupales. Los subordinados ven al líder como un compañero y no como un dictador.