lunes, 9 de diciembre de 2013

REFLEXIÓN PERSONAL: EL LÍDER: ¿NACE O SE HACE?


REFLEXIÓN PERSONAL

EL LÍDER: ¿NACE O SE HACE?

 

Resulta una utopía hablar de líderes en la actualidad y, en concreto, de saber si el líder: ¿nace o se hace? Es cierto, que la condición de líder es innata en la persona pero, actualmente, todos quieren ser líderes de la sociedad para, lo cual, cuentan con métodos y sistemas de aprendizaje para desarrollar esa cualidad.

Cuando vamos a distintas librerías numerosos estantes están llenos de libros tales como: “Las 21 Leyes Irrefutables del Liderazgo” de John C. Maxwell, “La Esencia del liderazgo” de Hugo Landolfi, “Liderazgo” de Daniel Goleman, “El líder resonante crea más” de Daniel Goleman y Richard Boyatzis, “Cómo desarrollar líderes” de John Adair, “Cómo liderar” de Jo Owen, “Creciendo como líder” de Pablo Cardona y Helen Wilkinson, etc.

La sociedad, continuamente, demanda líderes y dada la situación de crisis económica- financiera en la que vivimos, esa necesidad de contar con líderes capaces de sacarnos de dicha crisis se acentúa.

Si consideramos que el líder nace nos referiríamos a las Teorías Universales o Universalistas y, en concreto, a la teoría de los rasgos del líder, cuyo dato característico y común  es que no se toma en consideración la influencia de los factores externos y situacionales sobre la capacidad de liderazgo del individuo en la sociedad.

A lo largo de la historia se ha tenido en cuenta unas determinadas cualidades para distinguir a los líderes que poseen unas características especiales que los diferencian del resto de la sociedad, siendo comunes a todos ellos, en concreto, estas cualidades destacables pueden ser: lo conocido como “don de gentes”, óptima capacidad de convocar y convencer, buen conversador, inteligente, destacada personalidad, aptitudes óptimas y habilidades para conseguir que la sociedad haga de forma voluntaria aquello que el líder desea e incluso unas extraordinarias características físicas. Así pues, están los siguientes personajes: Mahatma Gandhi, Ernesto Guevara conocido como “Che Guevara”, Jesús de Nazaret también conocido como Jesús, Cristo o Jesucristo, Mahoma o Profeta Muhammad y un destacado Adolf Hitler considerado como “líder legítimo” pues adquirió el poder mediante procedimientos autorizados en las normas legales, esto es, para acceder al poder ganó unas elecciones democráticas; destacando la gran capacidad de liderazgo de Hitler por el elevado número de seguidores que tuvo y haciendo referencia a la máxima: “sin seguidores no hay líder”.

En la actualidad, se siguen otras teorías, las incluidas en el grupo de Teorías Contingentes, y desde una visión más actual se entiende el liderazgo como la capacidad de tomar la iniciativa, gestionar, convocar, promover, incentivar, motivar y evaluar a un grupo o equipo. Y, en concreto, el autor Richard L. Daft, en su libro “La experiencia del liderazgo”, define el liderazgo como: “La relación de influencia que ocurre entre los líderes y sus seguidores, mediante la cual las dos partes pretenden llegar a cambios y resultados reales que reflejen los propósitos que comparten”. Los elementos básicos de esta definición son: líder, influencia, intención, responsabilidad, cambio, propósito compartido y seguidores. Observando el concepto y los elementos de líder de entonces y líder actual podemos comprobar que ha evolucionado a lo largo de la historia, el líder de entonces se podía considerar como un líder autocrático, capaz de convencer, por sí mismo, a la sociedad para la ejecución de sus fines propios. Y el líder actual se puede calificar como un líder participativo o cooperador pues entre sus elementos básicos está el de tener un propósito compartido con sus seguidores y la unión de ambos, líder y seguidores, para pretender llegar a cambios concretos y resultados reales.

Acerca de la concepción de líder existen muchos puntos de vista diversos, en particular, Jeff Weiner, consejero delegado de la red social Linkedin define el liderazgo como: “Liderar es tener la capacidad de inspirar a los otros para conseguir unos objetivos comunes. El término “inspirar” es fundamental, ya que, marca la diferencia entre liderar y gestionar: los ejecutivos dicen a la gente lo que tienen que hacer, mientras que los líderes los inspiran a hacerlo. El líder es, básicamente, un “inspirador” y para ello es básico contar con una visión de futuro; y saber, exactamente, adónde quieres llevar tu negocio. También es clave ser valiente, confiar en las propias convicciones, porque siempre van a surgir problemas. Siempre habrá quien tenga dudas; si la visión de futuro es original, muchos dirán que el proyecto resulta imposible de llevar a la práctica. Por último, tienen que saber comunicar esa visión de futuro”.

Por tanto, para Weiner las tres cualidades básicas de un líder se concretan en que sea un visionario, un valiente y un comunicador.

En la sociedad actual, destaca el líder carismático, el que enamora, ya que, es el que tiene la capacidad de generar entusiasmo entre sus seguidores, así pues, es elegido como líder por su manera de dar entusiasmo y motivar a todo aquel que le sigue. Normalmente, suelen ser personas narcisistas que tienden a creer más en sí mismas que en sus equipos y esto puede dar lugar a problemas. Además, según el tratadista Cyril Levicki, en su libro “El gen del liderazgo” destaca, de entre los siete tipos de líder, al líder natural considerado el más eficaz, puesto que una de sus grandes habilidades es la motivación que transmite a sus más cercanos seguidores para que trabajen con agrado y mantengan satisfechos a los accionistas y sus respectivos proveedores.

Y, por último, para concluir, el reciente concepto que está ganando terreno en los últimos tiempos es el de “Neuroliderazgo”, que hace referencia a una disciplina derivada de la “Neuroeconomía” la cual se apoya en conocimientos derivados de la psicología y la neurociencia para formar mejores líderes y lograr una mejor gestión empresarial, ya que, en la actualidad, prima por encima de todos los intereses, el interés económico.

 

María Ángeles Burgos Cabrilla

 

4 comentarios:

  1. Leyendo tu entrada, cuando mencionas a Hitler como líder legítimo se me viene a la mente un pequeño inciso: Por mucho que este hombre fuera elegido democráticamente, ¿es legítimo llamarlo "líder legítimo" -valga la redundancia- teniendo en cuenta los medios que utilizó para seguir manteniéndose en el poder? Se me viene a la cabeza el dicho popular: "El que pierde las formas, pierde la razón".

    Un abrazo, Marián.

    Inma A. C.

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  2. Personalmente, para mi juicio, yo entendería como líder a alguien que, por ejemplo, en el seno de una empresa publica o privada, fuese capaz de lograr una serie de objetivos en un grupo y fuese capaz de coordinar y organizar las actuaciones del equipo de trabajo, ya que para mi parecer, llamar a un político líder seria un error, partiendo de la idea de que un político es elegido dramáticamente, pero siempre realizando previamente una campaña que es puro marketing y sin olvidarnos que un político siempre es un experto en oratoria y retorica.
    saludos :)

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  3. Respecto a este tema opino que un líder debe tener ciertas características que definan su personalidad. Un líder debe tener ciertas aptitudes y algunas cualidades del temperamento. Hay múltiples requisitos para ser un buen líder: uno de ellos la voluntad de serlo, además de ser carismático, tener capacidad para imponer metas y objetivos, ser innovador, etc.

    Por otro lado, aunque la capacidad de liderazgo sea algo que se desarrolle durante la infancia y la adolescencia, también creo que puede construirse o potenciarse por la formación.

    Por lo tanto, considero que un líder nace pero también se hace.

    Comentario realizado por Patricia Inan Pradas

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  4. Estoy totalmente de acuerdo con la opinión de mis compañeras.

    Para ser un buen líder hay que tener ciertas características personales, algunas inherentes al propio individuo desde el nacimiento o adquiridas durante la infancia como la inteligencia, la valentía y la confianza en sí mismo y otras, que pueden ser aprendidas por éste a base de las experiencias y los errores cometidos, como pueden ser la forma adecuada de actuar ante un conflicto en el grupo de trabajo.

    También estoy de acuerdo con lo que se dice en el texto acerca de la actitud participativa y de acercamiento que tiene hoy en día el líder con sus subordinados, pues esta actitud mejora las relaciones de confianza entre ellos y por lo tanto la consecución de los objetivos grupales. Los subordinados ven al líder como un compañero y no como un dictador.

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