Reflexión
personal: Elena González Sevillano.
La formación del personal en las
Administraciones Públicas.
¿Es
la formación del personal en las Administraciones Públicas una actividad
continua? ¿Se fomenta entre los empleados? Yo trabajo en una Administración
Pública y observo cómo se ofertan cursos de formación para los empleados
públicos, pero, generalmente, muy pocas personas acuden a ellos. Además, no veo
una clara relación entre los cursos ofertados y las funciones de las personas a
los que van dirigidos. Pongo como ejemplo, el servicio en el que yo trabajo.
Día a día se atiende a numerosas personas, entre ellas, personas de otros
países, que no hablan nuestro idioma, y con los que la comunicación se hace
complicada, ya que, en mi servicio, muy pocas personas hablan otro idioma a
parte del nuestro. Todo esto me hace pensar que no hay una buena planificación
de la acción formativa, ya que existen lagunas en este sentido que no han sido
cubiertas.
Por
otro lado está el tema de la motivación del personal para que continúe
formándose. Conozco personas que desde que entraron a formar parte de la
Administración Pública no han vuelto a realizar ningún tipo de formación y
tampoco se les ha exigido ni motivado para ello. ¿Cómo podría motivarse a un
empleado público hacia la formación? Comprendo que la formación en sí misma no
es motivadora para todas las personas, y que por ello habría que buscar una
fórmula que hiciera motivadora la idea de una formación continua, tal vez a
través de incentivos a la formación. ¿Es esto posible? Ciertamente, lo veo muy
complicado. Yo continúo formándome día a día, no porque nadie me lo exija, no
porque se incentive de alguna forma mi esfuerzo, al contrario, no creo que sea
reconocido ni valorado, sino porque considero que todo lo que pueda aprender
para una mejora continua de mi servicio es beneficioso para la sociedad a la
que servimos.
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