La motivación es fundamental en
toda organización, sea pública o privada. Toda organización que no vele por la motivación,
confort y preocupación por el trabajador está condenada al estancamiento o
incluso al futuro fracaso.
Para un adecuado crecimiento de
la organización, una buena productividad y una consecución de objetivos propuestos,
en principio es necesario cumplir la Teoría “Y” de McGregor, donde el trabajo
tiene que ser una actividad tan natural como el ocio, donde los controles
exhaustivos y las amenazas al trabajador no son necesarios, donde también el
trabajador está dispuesto a asumir responsabilidades y donde todos los trabajadores
conocen a la perfección los objetivos de la organización para que cada uno de
ellos contribuya a su alcance.
Hace unos años trabajé para una
empresa de reparación de equipos informáticos y telefonía móvil y quisiera
comentarlo, porque el sistema de trabajo era totalmente contrario al de la
Teoría “Y”. Mi contrato era de prácticas durante 6 meses, pues bien, ya en el
segundo mes lo único que le preocupaba a la empresa era la productividad. No me
dieron una formación adecuada, no se hacía ninguna reunión para solucionar los
problemas o para conocer los objetivos, tanto los propios como los
organizacionales, no había comunicación entre trabajadores de línea y jefes; lo
más que te decían era “como reparaste ayer 8 ordenadores, tu compañero reparó
14”; tampoco existían incentivos para los trabajadores que alcanzaran los
objetivos (claro porque el objetivo era reparar más que tu compañero).
La motivación, por tanto es muy
importante, cuando ocurre lo expuesto en el párrafo anterior, el trabajador
está desmotivado, no rinde, sabe que nunca promocionará, no se esfuerza, no
siente que el objetivo de la organización es también una parte de su propósito
personal; por eso una organización de estas características nunca llegará a lo
más alto; los trabajadores irán, cumplirán y se marcharán.
El polo opuesto lo podemos
encontrar en la empresa Google por ejemplo. Esta empresa concede casi una
libertad total al trabajador a la hora de administrarse el trabajo. Cada planta
dispone al menos de 2 salas de descanso con futbolines, billares, videoconsolas…
Los puestos de trabajo están dotados de todo lo necesario para que el trabajo
sea lo más productivo posible. Todas las paredes del edificio tienen pizarras
para exponer cualquier idea que surja. Los trabajadores de Google sólo pasan
una parte del tiempo en su puesto de trabajo, a menudo trabajan con el
portátil, en las zonas de descanso en pequeños grupos, favoreciendo así la creatividad
y la sociabilidad.
Partiendo de que en Google,
trabaja personal responsable, excesivamente cualificado y con un ansia infinita
de aprender, el éxito de está garantizado.
Pienso que el ejemplo que has dado de Google es un claro ejemplo de lo que es llevar a cabo una política de motivación a los empleados con total éxito. Este éxito hace que la intensidad y el interés del trabajador en su puesto de trabajo vayan de la mano de una mayor productividad.
ResponderEliminarDicho esto, creo que tendríamos que tener en cuenta también lo difícil que resulta esto en muchas ocasiones. Dificultad ocasionada por la falta de recursos de la propia empresa o administración, por la dificultad que supone el unificar los distintos intereses de los trabajadores o simplemente por la falta de creatividad en lo que a motivar a los trabajadores se refiere.
En mi opinión, dos de los muchos requisitos necesarios para solventar estas posibles dificultades son:
- Un correcto liderazgo: En muchas ocasiones la falta de interés o preparación, el autoritarismo o incluso un excesivo carácter arbitrario de las personas encargadas de motivar a los empleados hace imposible alcanzar y cubrir las necesidades de los empleados y, por tanto, no alcanzar la motivación de los mismos.
- Necesidades e intereses de los trabajadores marcados: En muchas ocasiones el trabajador no busca “algo” en concreto por lo que el trabajo de la persona encargada en motivarlo se complica bastante. Es primordial enfocar el trabajo de los empleados de cualquier empresa o administración a la consecución de un objetivo, dando sentido en todo momento a la forma de actuar del empleado en su puesto de trabajo.