La asertividad en el
trabajo o cómo decir a tu jefe lo que piensas con el debido respeto
Noticia
propuesta por María Ángeles Burgos Cabrilla
- La persona asertiva conoce sus
derechos y los defiende sin avasallar
- Para tu autoestima "haz lo
que puedas, con lo que tengas, en donde estés"
Ficha del
libro
Título: Asertividad
en el trabajo, cómo decir lo que siento y defender lo que pienso
Autoras: Olga
Castanyer y Estela Ortega, psicólogas
Editorial:
Conecta
Edición:
Octubre de 2013
CRISTINA
PÉREZ - MADRID 30.11.2013
A menudo se
plantea que ante un conflicto solo hay dos opciones: el enfrentamiento o la
huida. La asertividad nos plantea una tercera vía para mantener nuestra
posición, trazar una línea roja y esperar a que el otro se canse de
traspasarla. Una manera sencilla de definirla es cómo la capacidad de decir
que "no".
Olga
Castanyer y
Estela Ortega son psicólogas expertas en asertividad, autoestima y
habilidades sociales y han resumido su experiencia en el libro Asertividad
en el trabajo, cómo decir lo que siento y defender lo que pienso, de la
editorial Conecta.
La obra
traza tres perfiles ideales: la persona agresiva, la sumisa y la asertiva. La
primera "defiende a ultranza sus intereses, sin empatía ni autocrítica, carece
de sentido del humor, es susceptible, autoritaria y está siempre a la defensiva".
La sumisa "no defiende sus derechos, respeta a los demás pero no a sí
misma", mientras que la asertiva "conoce sus derechos y los
defiende respetando a los demás. No se plantea sus relaciones sociales en
términos de ganar o perder sino de llegar a un acuerdo".
Olga
Castanyer explica a RTVE.es que la asertividad es comunicarse "con mucho
respeto, decir las cosas desde cómo yo las siento y no culpar al otro".
Estela Ortega añade que "la comunicación no verbal es muy importante
porque si subimos el tono, el mensaje va a tener menos efectividad, y si lo
hacemos bajando la mirada también pierde fuerza".
El libro
ofrece casos prácticos y consejos útiles encaminados a mejorar la
comunicación en el trabajo y detalla varias técnicas para que las discusiones
no deriven en peleas o en monólogos por parte de un jefe agresivo ante un
empleado sumiso.
Técnicas
asertivas para discusiones
Las autoras
proponen la técnica del disco rayado, es decir, "repetir
nuestro punto de vista una y otra vez manteniéndonos firmes en nuestra
opinión a pesar de los intentos de la otra persona para que la
cambiemos".
También la
del banco de niebla o claudicación simulada que consiste en dar
la razón en parte, pero sin ceder terreno o cambiar nuestra postura. Un
paso más allá sería llegar a un acuerdo asertivo en el que se
admite un error, pero sin generalizarlo a otras situaciones. Algo así como:
"De acuerdo, me he equivocado, pero eso no significa que lo haga siempre
ni que sea un mal profesional".
Otra técnica
es el aplazamiento asertivo que se puede resumir en la frase:
"No lo sé, mejor me lo pienso y te contesto", cuando se quiere ganar
tiempo o alguno de los interlocutores está perdiendo el control.
Si una
discusión degenera no hay que entrar al trapo
En algunas
ocasiones, empiezan a salir "trapos sucios" que no están relacionados
con el objeto de la discusión. Castanyer y Ortega proponen metacomunicar
para reconducir la situación con una frase así: "¿No te parece que nos
estamos saliendo del tema? Esto no nos lleva a ninguna parte. ¿Por qué no nos
centramos y hablamos de lo que realmente nos interesa?".
En el caso,
de que sea solo uno de los interlocutores el que está hecho una furia, lo mejor
es ignorar los insultos, no entrar al trapo y dejar claro que es mejor
hablar cuando se tranquilice. Eso sí, usando "un tono especialmente amable
y comprensivo", respetuoso con el enfado de la otra persona.
Por último,
la pregunta asertiva permite enfrentarse a una crítica con
preguntas basadas en la presunción de que es bienintencionada -lo sea o no-.
Así se obliga a la persona a que nos dé más información. Cuestiones
típicas serían: "¿A qué te refieres exactamente?" o "¿Por qué
piensas eso?".
Escaqueadores,
trepas y jefes caraduras
Entre la
fauna que puebla la oficina nos encontramos a compañeros agresivos, sumisos,
escaqueadores y trepas, que además suelen ser muy pelotas. El libro ofrece
claves para tratar con cada tipo.
Con respecto
a los jefes, Castanyer y Ortega detallan que los jefes agresivos usan como
estrategias la culpa, la amenaza y la burla, pero hay que pararles los pies y
preparar con antelación las respuestas asertivas. En el caso de un jefe
sumiso, los empleados están solos porque "no se enfrenta a sus
superiores, evita las discusiones y las confrontaciones".
El jefe
caradura y el manipulador usan el chantaje emocional
El jefe
caradura, que carga a los demás con sus tareas y delega los marrones,
utiliza como herramientas el chantaje emocional, las amenazas y la coacción.
Las psicólogas nos aconsejan que a la hora de negarnos a hacer algo
"siempre es bueno ofrecer algo a cambio o hacer énfasis en lo que sí se
hace".
El jefe
manipulador es más difícil de reconocer porque es más sútil que el agresivo
o el caradura pero tiene "poca tolerancia a que las cosas no salgan como
han pensado". Este tipo usa el chantaje emocional, los mensajes
confusos y crea indefensión.
La obra
aborda la dificultad de trabajar para dos jefes a la par, una
circunstancia en la que "se pone en juego la autoestima y la seguridad en
uno mismo". Para salir airoso, es bueno recordar que "a lo único que
podemos aspirar es a hacer nuestro trabajo lo mejor que podamos".
Los límites
de la asertividad
Olga
Castanyer aclara a RTVE.es que la asertividad "no es la panacea y tampoco
es una varita mágica para que el otro cambie, pero nos permite expresar
nuestras necesidades e intentar llegar a un acuerdo". A lo que podemos
aspirar es a "dejar claros nuestros límites, pero no podemos esperar
una reacción favorable a corto plazo. Es más, es probable que incluso se dé
un aumento puntual de la respuesta agresiva", advierte en el libro.
Estela
Ortega explica que emitir "mensajes yo" no significa abrir tu corazón
y expresar tus sentimientos, algo que en en un ambiente laboral puede
considerarse "poco profesional" sino hablar en primera persona,
sin acusar, ni culpabilizar al otro. Se trata de objetivar la situación y
"no personalizar", sobre todo las críticas o mensajes
negativos.
La
asertividad no es una varita mágica para que el otro cambie
Las dos
psicólogas admiten a RTVE.es que la asertividad es válida en un contexto
laboral "normalizado" pero que en los casos de acoso laboral o en
los que una persona se ha convertido en el cabeza de turco, al que todos
culpan, es necesario "otro tipo de recursos". También matizan que
depende mucho del punto de partida de la víctima del mobbing, si su
autoestima es fuerte puede tener más capacidad de sobreponerse a la situación
pero si "ya se tambaleaba puede acabar bastante tocada y necesitar ayuda
profesional".
La
contraportada del libro sintetiza su contenido con una frase magistral del
Nobel colombiano Gabriel García Márquez: "Lo más importante que
aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir 'no' cuando es
'no'".
Las 10
reglas de oro de la asertividad
1. La asertividad es la capacidad de autoafirmar
los propios derechos, respetando en todo momento los derechos de los demás.
2. Solo podemos relacionarnos de forma
satisfactoria para ambas partes si sentimos que tenemos los mismos derechos y
merecemos el mismo respeto que los demás, es decir si poseemos una buena
autoestima.
3. La persona que tiene verdadera
autoestima: No va a defenderse, sino a respetarse. No va a ganar, sino a
negociar.
4. Seremos más capaces de afrontar las
situaciones si salimos de nuestro interior y observamos a los demás desde su
punto de vista. Antes de actuar, es recomendable observar desde dónde habla la
otra persona.
5. La respuesta asertiva sirve para
poner límites, no para que el otro cambie.
6. Un mismo mensaje puede ser
transmitido de forma respetuosa o irrespetuosa. No es tanto el contenido como
la forma en que se transmite un mensaje lo que importa.
7. Haz lo que puedas, con lo que
tengas, en donde estés.
8. La persona asertiva sabe cuándo y
dónde debe mostrar lo que piensa y siente, utilizando las habilidades sociales
apropiadas.
9. Nadie nos puede obligar a hacer
algo que no queremos hacer.
10. Y sea como sea: ¡siempre puedes
volver a intentarlo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.