sábado, 14 de diciembre de 2013

Reflexión Persoal: Ana D. Cobo Castellano


LOS FUNCIONARIOS QUE CONOZCO.

Después de 25 años trabajando en un Hospital, voy a contar como son los funcionarios que yo conozco, en el sentido amplio de la palabra, quizás sería mejor decir empleado público.

Entran a las 8 de la mañana, (muchos de ellos antes de las 7 o 7.30) empiezan a trabajar. Unos terminan informes, pasan tratamientos; otros con su trabajo administrativo, poniendo códigos, sacando listados, etc. A las 8.30 de la mañana la sesión clínica, reunión de los facultativos, en la que se organiza el trabajo del día  ¿Qué pacientes tenemos, quien se hace responsables de los ingresos nuevo?. Otro día, comisión sobre casos clínicos concretos, donde los casos son tratados por un grupo multidisciplinar, donde cada cual aporta los conocimiento de su especialidad para tomar una decisión y un procedimiento de actuación.

Después cada uno continúa con la ejecución de su trabajo, los facultativos valoran a los pacientes,  la enfermería se dedica a realizar a los pacientes los procedimientos necesarios para sus cuidados y el personal no sanitario (administrativos y celadores) es el que se encarga del apoyo para la realización de todas las labores sanitarias.

Todos trabajan con dedicación y coordinación, todos van al mismo objetivo EL PACIENTE. Todos intentan conseguir que el paciente, dentro de su situación, se encuentre lo mejor posible. El trabajo es un continuo que no tiene fin y que deja pocos momentos libres, a penas para tomar café.

En todos los sitios cuece habas, y siempre hay algún que otro personaje que no cumple ni siquiera con su obligación. Pero por experiencia os digo, que realmente existe una clase de persona que más allá de pensar en lo que le pagan, las horas que trabaja, etc. piensa en lo que significa su trabajo, cuanto es el bien que realiza a los demás y lo importante que es su labor dentro del grupo de trabajo y dentro de la organización. Todo siempre con el mismo objetivo EL PACIENTE.

Las teorías sobre la motivación de los empleados son fantásticas, muy elocuente y pueden ser muy reales en las empresas privadas, pero en la organización donde yo trabajo, el objetivo es esencialmente la lucha contra la enfermedad y la supervivencia. La motivación para conseguir este objetivo no tiene nada que ver con retribuciones o con expectativas individuales, no existe una motivación extrínseca o por lo menos no es la principal.  

Existe una motivación intrínseca,  la satisfacción de curar a una persona o mejorar su situación y conseguir que pueda llevar una vida dentro de la normalidad. La única forma de potenciar esto, es la autonomía de los profesionales y la disponibilidad de medios.

-          Autonomía: Desde el momento que se trata de profesionales muy especializado, deben tener libertad suficiente para desarrolla los conocimientos que poseen, este es su gran potencial. Su mayor motivación es que les dejen aplicar sus conocimientos y desarrollarlos.

-          Los medios: Aparatos de últimas tecnología, instrumental, productos sanitarios, recursos humanos, etc. Por supuesto si les das medios suficientes para dedicarlo al objetivo, es como si le das madera al carpintero. La no disponibilidad de medios significa la anulación de la motivación.
La motivación de un empleado público debe ser la satisfacción del trabajo bien hecho y las consecuencias que éste tiene sobre los ciudadanos, éste es el objetivo principal, posteriormente ya podemos poner los objetivos personales: promociones, retribuciones y todo lo demás.

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