viernes, 13 de diciembre de 2013

Reflexión personal de Inmaculada Alhambra Cordón - Bloque 2

Las diferencias salariales entre hombres y mujeres en el mundo laboral y el techo de cristal en la Administración Pública:

Tras meditar la lectura de un artículo de www.huffingtonpost.es que yo misma publiqué hace unos días en este blog, en la que -recordemos- se hablaba de una diferencia salarial de un 16,2% menos de las mujeres con respecto a los hombres en el mundo laboral de la Unión Europea, he madurado algunas ideas:

Primero, que sea éste un problema que no se ve a simple vista (No es como los precios de los artículos en venta, por ejemplo, que podemos conocerlos todos de primera mano), por lo que hay gente que no toma en serio a quienes se atreven a denunciar este problema, poniendo las estadísticas y otras fuentes oficiales en duda y menospreciando la idea de que realmente las mujeres tengamos un problema serio a la hora de percibir los mismos sueldos que nuestros compañeros en el trabajo. Además, debe señalarse que solo aproximadamente un 10% de las mujeres de las que hablamos ocupan puestos de alta dirección en los consejos de administración de las empresas del ÍBEX35 (Comparemos este número con la cifra siguiente: el 60% de los licenciados españoles son mujeres, solo el 40%, hombres: sin embargo, de ése 40% salen más del 90% de los puestos de dirección de estas empresas, ocupados por varones).

Segundo, que, como es lógico por la gran normalización que hay, esto, sin embargo, no ocurre en la Administración Pública. Es decir: en la Administración, una funcionaria de la Consejería de educación cobrará lo mismo que sus compañeros varones de su mismo grupo, cuerpo y escala. Creo que esto también se cuida bastante por la imagen que, de no hacerse, podría proyectar nuestra Administración Pública ante la Unión Europea.

Tercero, que sin embargo, es notoria la falta de mujeres en los puestos de decisión políticos y los altos cargos en la Administración. Veamos, por ejemplo, estos dos gráficos resultado del trabajo de investigación del sociólogo Santiago Fernández Padilla, y publicado en su blog ssociologos.com:


En el primero, vemos como aunque casi alcanzamos la paridad (las cuotas 40/60) en los puestos de concejalía de los ayuntamientos, esta cifra desciende a un 16,77% en los puestos de alcaldía y a solo un 10,81% en los puestos de Presidentas de Diputaciones. En el segundo gráfico, también muy significativo, vemos como habiendo casi una paridad (37,6/62,4) en el reparto entre los puestos de profesorados de las universidades españolas, sin embargo las catedráticas descienden hasta una cifra del 16,6% (sabemos que el puesto de catedrático es, de entre los puestos de profesorado de la universidad, el que da más garantías laborales). Creo que ambos cuadros son muy significativos, lo que me lleva a preguntarme cuáles son las causas de estos problemas de desigualdad, viniendo a mi cabeza varias opiniones -personales- sobre qué es realmente lo que influye a la mujer a la hora de vetarse a sí misma o ser vetada por el entorno en el acceso a estos puestos:
  • No es la preparación, ya que, como sabemos, un 60% de las mujeres son licenciadas y graduadas, dejando solo el 40% de estos títulos a los hombres. Esto me empuja a pensar en una discriminación injusta de las mujeres por parte de la sociedad, ya que no hay razones de "incapacidad" que las excluyan del desempeño de los puestos directivos o de responsabilidad.
  • Por tanto, debemos encontrar el origen de estas cuestiones,  a mí parecer, en otras problemáticas: el rol de mujer/madre y el techo de cristal, que no permiten a la mujer desarrollarse profesionalmente, tanto desde el entorno, que la sanciona, por ejemplo, por ser "mala madre" si trabaja demasiado y no ejerce el papel de cuidadora de hijos y personas mayores/dependientes; como desde sí misma, puesto que la culpa de no estar cumpliendo con sus obligaciones de cuidadora interna de la familia condiciona a la mujer sobre manera, haciéndola sentir remordimientos por no estar cumpliendo con su rol social. 
Me atrevo a plantear también algunas posibles soluciones que, aunque no son nada nuevo, si no se apuntan, dejarían la entrada inconclusa: 
  • Una mayor incentivación a las empresas para que implanten cuotas de reparto de puestos que respondan verdaderamente a la paridad 60/40, para poder hacer efectivo el acceso a los puestos directivos de la mujer, y poder así dar ejemplo a las mujeres del futuro, para que éstas tengan también mujeres en las que inspirarse, una figura-mujer a la que admirar y con la que se identifiquen, para poder "seguir sus pasos" dentro de su mismo campo laboral. 
  • Una verdadera participación de las parejas de estas mujeres, para que no todo el peso de los cuidados familiares recaiga sobre las mismas (no hablamos solo de maternidad), y que además se haga sin reproches, pudiendo descargar de trabajo a estas mujeres que, normalmente, llegan de su trabajo remunerado y tienen que ponerse a desempeñar su trabajo doméstico: los cuidados del hogar y de su familia. 
  • Una educación, desde edad temprana, en la que se desmonten de una vez los roles sociales de mujer cuidadora y solo dedicada a ciertos sectores laborales, como son la salud y los cuidados, la docencia o los servicios, que no excluya de los planes de futuro de las niñas la posibilidad de dedicarse el día de mañana al transporte por carretera o a la ingeniería aeronáutica. 

Fuente de los gráficos: ssociologos.com
(Artículos e investigación de Santiago Pardilla Fernández).

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo con ésta tan acertadísima aportación. Más aún, una vez consultado el informe de la Comisión Europea, en el que se basa el artículo periodístico que comentas, sorprende que países como Alemania, Reino Unido, Países Bajos, Austria, etc… posean el deplorable honor de copar el podio de la discriminación salarial entre hombres y mujeres en el ámbito de la Unión Europea, países éstos, dicho sea de paso, que son el espejo donde quieren que nos reflejemos, pues… visto lo visto… craso error.
    No puedo dejar pasar la oportunidad para comentar una de las soluciones que planteas en tu aportación que, considero, es vital: “Una verdadera participación de las parejas de estas mujeres, para que no todo el peso de los cuidados familiares recaiga sobre las mismas…”
    Ya no es “participar” ni mucho menos “colaborar”, es imprescindible, a la par que de justicia, que se compartan por igual todas y cada una de las tareas y/o responsabilidades que emanen del ámbito familiar, dejando a un lado, definitivamente, todos los estereotipos y tradiciones que tanto daño han y están generando en la consecución de la plena igualdad.

    Fuente: Comisión Europea http://ec.europa.eu/justice/gender-equality/gender-pay-gap/situation-europe/index_en.htm

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