viernes, 3 de enero de 2014

Ser funcionario, una tarea sencilla para Víctor Guzmán Tirado

Artículo realizado por: Víctor Guzmán Tirado

Con este artículo he querido dar una bofetada sin manos a todo aquel que vapulea al sector funcionarial, desde la rabia, en base a una crítica destructiva y sin el menor rigor científico más que su propia opinión, la cual es adquirida por la observación de alguna situación de la vida pública. Si extrapoláramos esto a cualquier sector de la vida, y generalizáramos en función de un acontecimiento puntual, todos los jefes serían unos cabrones, todos los profesores unos frikis y todos los catalanes unos "agarraos".

El título no es más que un mensaje irónico a aquellos mencionados en el párrafo anterior. Acceder a un puesto funcionarial es una tarea simple, no se trata de planteártelo, ya que esto no afectará a los diferentes aspectos de tu vida, simplemente de hacerlo. De hecho, tendrás el mismo tiempo para satisfacer a tu novia/mujer o amante, la cual entenderá perfectamente que le dediques un ratito a los libros algún domingo en detrimento de su salida tradicional, para atender a tus niños (incluso si tienes 4 o 5), para realizar las labores del hogar (puedes planchar mientras lees, o ver el último derbi mientras haces test mentalmente), así como para volver a ver a tus viejos amigos, esos a los que veías poco últimamente, y que ahora verás más, ya que siempre podréis encontraros en la biblioteca o en tu casa.

Otra de las ventajas para llegar a dicho puesto, es que a pesar de estar realizando un estudio de los temarios de examen, tendrás conversación ilimitada, puesto que tu vida será tan completa que le podrás hablar de numerosos temas, así como contar detalles de tu vida cotidiana, la cual será interesantísima, todo ello debido a la gran variedad de actividades que realizarás durante los días y a lo despejada que tendrás la mente, incluso de vez en cuando podrás mencionarle algún detalle acerca al tema que estás estudiando y lo divertido que se hace el día a día. Si se te cae algo de pelo, eso será fruto de cualquier otro tema, pero no del estudio.

Por si fuera poco, una vez llegado el día crucial, aquel en el que pones en juego tu futuro, los ratitos brindados a los apuntes y al jolgorio, tú cuerpo estará anestesiado, relajado como si hubiera corrido la triatlón, por lo que será un momento a recordar, ese día será envidiado por cualquier ciudadano. Cuando te encuentras en el examen, el tiempo corre muy lento y las preguntas se realizan con dinamismo, ni siquiera tienes que volver a leértelas, ya que están todas claras y la mayoría coincide con las de los test realizados previamente en tu cuarto o también llamado acorazado bunque de guerra.

A la terminación del exámen ya sabes que has aprobado, la plaza es tuya, sientes que fue demasiado sencillo, por lo que vas a tomarte unas cañas con los amigos desbordante de felicidad, además la competencia este año no fue demasiada, se presentaron pocas personas, de hecho en un concierto de Michael Jackson me pareció ver más personas, lo prometo.

Si por cualquier negligencia, o fatalidad del destino no llegaras a esa nota deseada para ocupar tal puesto, lo cual es algo utópico, solo tendrías que realizar el mismo proceso, pero esto durante un tiempo prudencial, 6 o 7 años, pero no hay problema, estás en una edad perfecta para ello. Ahora si tras 7 u 8 años eres dueño de la plaza, ya está casi todo hecho, ahora solo queda recuperar a: la novia, amante, familia, amigos, perro y demás mascotas, tu identidad, hobbies, deporte, viajes, la conversación de antaño, tu imagen física (para ello tendrás que tirar de cuchillas, tijeras y demás utensilios)...

Artículo realizado por: Víctor Guzmán Tirado

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