¿Quién
no conoce algún familiar, amigo o conocido, que trabaja para la administración?
¿Pero conocemos realmente, como esta persona ha accedido a la administración?
Aunque
gran parte de los empleados públicos, consiguen su plaza mediante limpios
procesos selectivos de concurrencia competitiva, bajo los principios
constitucionales de igualdad, merito, capacidad y publicidad. Todo el mundo
cuando menos sospechamos de alguien, que ha tenido “mucha suerte” a la hora de
ingresar en la administración.
Si
bien pensamos que no nos afecta, lamentablemente desconocemos el daño que nos
hace. ¿Defenderá realmente esta persona nuestros
intereses y derechos?, ¿O defenderá los intereses de quien lo “colocó” y lo
mantiene en su puesto cada mes? Ese quien a su vez sólo le preocupa mantener el sillón y cumplir las órdenes de
quien también lo “colocó”. Después, cuando sale a la luz pública casos como
los EREs Fraudulentos en Andalucía, todos nos preguntamos ¿Cómo ha podido pasar?
No
es casualidad que, cada vez proliferen más Agencias, Fundaciones, Empresas
Publicas y un sinfín de Entes Instrumentales que dicen buscar la Eficacia y
Eficiencia en beneficio de un mejor servicio a la ciudadanía, y únicamente lo
que buscan es eludir el Derecho Administrativo, para poder despachar a su
antojo Contratos de Sector Públicos para empresas clientelistas, repartir Subvenciones
para intereses partidistas, y “colocar” a una sin fin, de fieles votantes con estómagos
agradecidos.
Existe
gran urgencia en reducir el gasto del sector público, si bien tras años de incontables
reformas en la administración pública y
bajadas de sueldo a los empleado públicos, no es correspondido con el gasto en
el capítulo de personal, prueba de que
esta Administración Paralela en vez de reducirse cuando menos se mantiene.
Entonces dicen que hay que reducir el gasto público, pero en sanidad,
educación, inversión etc…
Es
intolerable que más que políticos profesionales, ser político sea una profesión.
Convirtiéndose en una clase muy cerrada a la que se pertenece por “casta”. Olvidándose
de servir a los intereses generales y únicamente sirviendo a los intereses del
propio partido. Eso sí nos lo venden como si se preocuparan de nosotros.
Autor: Juan J. Soto.
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