viernes, 9 de noviembre de 2012

Se necesitan líderes

Noticia enviada por Mª Gertrudis Cabrera Sánchez
Se necesitan líderes
Todos somos conscientes de que, en estos tiempos que corren, estamos permanente rodeados de malas noticias: más de 5,7 millones de parados, 1,7 millones de hogares con todos sus miembros sin trabajo, recortes en la Administración, subida del IVA, consumo estancado, EREs... Trabajadores y parados, nadie escapa al aluvión de malas noticias que nos desborda a diario.
Esta situación, tan difícil y compleja, nos genera incertidumbre y miedo y sin embargo, hay que conseguir superarlos y salir adelante. Pero, ¿cómo lograr motivar a las personas y sacarlas de ese ambiente de temor para que puedan desarrollar todas sus potencialidades? Más que nunca, hoy, necesitamos líderes.
La respuesta ante el miedo es muy negativa para la productividad de una persona, o de una organización. Sólo los líderes capaces de entender y paliar la dinámica que genera ese miedo pueden desarrollar y movilizar de manera efectiva el talento de sus trabajadores. ¿O acaso creemos que la incertidumbre sobre el futuro de, por ejemplo, las empresas públicas en Navarra hace que los trabajadores de las mismas rindan al máximo? ¿O que no saber si además de la paga extra de navidad va a haber nuevas bajadas de sueldo fomenta la productividad de los funcionarios? ¿O nos parece que la incertidumbre que han estado viviendo los trabajadores de Caja ha contribuido a que dieran lo mejor de sí mismos? Con este sumario de circunstancias laborales recientes no pretendo abrir el debate sobre si determinados recortes eran o serán necesarios. Me limito a recordar que tener la espada de Damocles sobre la cabeza no ayuda, ni mucho menos, a mejorar la productividad de las personas. Dicho en otras palabras, la incertidumbre y el miedo paralizan, es una reacción física.
Está demostrado que quien detecta una situación inestable o poco transparente en el trabajo, o quien se siente poco reconocido o traicionado, sufre una reacción física, cerebral, que limita su dedicación y entrega. El cerebro reptiliano, pone en marcha la respuesta de defensa y consume mayor cantidad de glucosa y oxígeno de la sangre que se detraen de otras partes del cerebro. La consecuencia inmediata se plasma en el daño causado al pensamiento analítico, la creatividad y la capacidad de resolver problemas, tres funciones críticas para generar y poner en práctica nuevas ideas y formas de hacer. En otras palabras, precisamente cuando las personas necesitan más de sus capacidades mentales más sofisticadas, éstas no funcionan correctamente. No estoy hablando de ciencia ficción. Es sólo ciencia, neurociencia, y en estos momentos de crisis debería tenerse más en cuenta que nunca, a la hora de gestionar equipos y personas tanto en el sector privado como en el público.
El impacto de la dinámica neuronal expuesta es a menudo visible en las organizaciones, ya sean estas públicas o privadas. Cuando sus responsables activan una respuesta de miedo, el cerebro de los trabajadores se vuelve mucho menos eficiente. Y, por el contrario, cuando sus líderes propician que los trabajadores se sientan bien consigo mismos, una respuesta de recompensa es el resultado lógico. Para lograr dicha respuesta se precisa, eso sí, el cumplimiento de una serie de requisitos básicos por parte de los directivos: la comunicación clara de las expectativas, la concesión a los trabajadores de margen para la toma de decisiones, el apoyo de los esfuerzos de los empleados para construir buenas relaciones y, en fin, el trato justo dispensado al conjunto de la organización.
En un mundo lleno de incertidumbres y recelos, todos necesitamos más que nunca certezas y confianza en las personas, las organizaciones y las instituciones. No saber qué pasará a continuación puede resultar un factor muy desestabilizador. Compartir información, planes de negocio, proyectos de cambio, estructuras de la organización... todo eso ayuda a fomentar una visión positiva de la realidad socioeconómica y laboral. La transparencia es, cómo no, la piedra angular sobre la que se asienta la percepción de certeza y la confianza. Si a dicho ingrediente se le suman la capacidad de empatía para poder entender las necesidades de las personas, la humildad y el empuje y la energía para tirar con ellas haciendo equipo, tendremos líderes capaces de movilizar en positivo a trabajadores y ciudadanos incluso en el incierto entorno que nos está tocando vivir.

Noticia de Belén Goñi, directora general de Institución Futuro,originalmente publicada en:
http://www.ifuturo.org/es/comunicacion/articulos01.asp?id=1567&accion=ficha

1 comentario:

  1. Hasta que la A.P. no tenga líderes profesionales, en los empleados públicos sólo encontraremos apatía, desmotivación, desilusión, etc. Necesitamos líderes motivados, transparentes, humildes, preocupados por su grupo, que sean capaces de transmitir optimismo. Y esto sólo ocurrirá, cuando la Administración empieze a despolitizar los puestos directivos.Mientras eso no ocurra, y temo que tardará, todo seguirá igual.

    Virtudes Montilla Ruiz

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