miércoles, 13 de noviembre de 2013

Las 7 habilidades de un buen coach

Propuesta por: Mª Carmen Garzón Sánchez

Las 7 habilidades de un buen coach
 
coachRecursos Humanos RRHH Press - TISOC Coaching, escuela europea líder en coaching en español, ha hecho público un análisis sobre aquellas habilidades que idealmente deberían reunir todas aquellas personas interesadas en incorporar el coaching a su esfera personal y profesional.
 
Según Ricky Gomes, Coach Presidente de TISOC, “el coaching está adquiriendo visibilidad en España y la formación para llegar a ser coach certificado está en alza”.
“Un buen coach nace y se hace. Existen habilidades innatas, como las que aquí señalamos, que son un excelente punto de partida. Ahora bien, es necesario formarse adecuadamente para moldear esas habilidades y desarrollarlas”, añade Gomes.
 
Las 7 habilidades de un buen coach, según TISOC Coaching
 
Empatía. Capacidad para observar a los demás, captar lo que están pensando y meternos en su piel. Una buena sesión de coaching empieza precisamente por este punto, por observar y empatizar. Si somos capaces de ponernos en el lugar de las personas de nuestro entorno para entenderlas un poco mejor y responder de forma solidaria, ya tenemos un punto a nuestro favor.
 
Equilibrio & madurez. Un coach ha de ver la vida como un camino de mejora en el que el cambio es el motor del desarrollo personal y profesional. Como resultado de esa evolución, necesita haber llegado a un punto de madurez y equilibrio antes de colocarse frente a un coachee. Todos tenemos nuestros conflictos y áreas de mejora por resolver. Son necesarias buenas dosis de autoconocimiento y de equilibrio emocional para ofrecer un coaching solvente.
Asertividad. Ante una situación de conflicto existen tres tipos de reacción: dejarse llevar por los demás para evitar el conflicto, volverse autoritario y agresivo y, por último, hay gente que es capaz de defender su postura sin faltar al respeto de otros ni amedrentarse. Un coach en funciones responderá a este último tipo, el de las personas que saben decir que no sin gritar y que no tiene problema en discrepar abiertamente.
Intuición. Fiarnos de nuestra intuición sobre algo que está sucediendo nos puede llevar a niveles más profundos de comprensión. Añade, además, otra dimensión a nuestra lógica habitual y a la mera perspectiva racional. Eso sí, se recomienda al coach novel contrastar lo intuido hasta llegar a la convicción. Si tu intuición es de las que no falla, tienes mucho ganado para ejercer como coach.
 
Comunicación. Saber preguntar y comunicarse eficazmente va a ser básico, pero saber escuchar puede ser, incluso, más importante. Y cuando hablamos de escuchar o de comunicar lo hacemos en el sentido más amplio de la palabra. No olvidemos que solo un 7% de nuestro mensaje se traslada a través de las palabras y que, sobre todo, transmitimos a través de nuestra entonación y lenguaje corporal.
Capacidad de análisis y de síntesis. Si la capacidad analítica nos permite disgregar la realidad en muchos elementos para revisarlos y descubrir sus relaciones, la capacidad sintética hace que podamos ver esos elementos como un todo único. Una y otra permiten al coach organizar la información para que su visión sea más completa y ajustada a la realidad.
Tenacidad. Evitar asesorar a la persona que tenemos enfrente, no juzgar bajo ningún concepto, tener presente un método en todo caso. El coaching exige una disciplina férrea que no siempre es fácil observar. Si somos de esos que se mantienen firmes y que se adhieren a su propósito sin arrugarse ante la dificultad, estaremos en el camino para ser buenos coaches.
RRHHpress
 
Fuente original:

1 comentario:

  1. Actualmente existen entrenadores – coaches para todos los ámbitos: un entrenador personal para el gimnasio, para desarrollar tu trabajo con eficacia, para tener una vida familiar y social ejemplar,… queremos ser los mejores en todo pero a base de que alguien nos indique cómo hacerlo, así pues, estamos perdiendo nuestra capacidad innata de mejorar, de desarrollarnos profesional, social y familiarmente de forma autónoma y buscamos a un tercero que nos diga cómo hacerlo, nos vamos volviendo más inseguros y dependientes, lo cual no favorece al desarrollo y satisfacción de las necesidades propias contemplado por Maslow en su pirámide de necesidades: las necesidades más básicas como son las fisiológicas y de seguridad las podemos cubrir y satisfacer de forma independiente y autónoma pero a medida que se asciende por la pirámide nace la imperiosa necesidad de acudir a un coach o entrenador para realizar con éxito las necesidades sociales y de estima; nos volvemos más vulnerables a la opinión que tenga la sociedad de nosotros. Y, por último, alcanzamos la cúspide de la pirámide, la autorrealización o crecimiento o desarrollo absoluto o total de la persona gracias al agente externo.
    Por tanto, se podría plantear la duda: ¿está igualmente autorrealizado una persona sin ayuda de un coach, que con los consejos o métodos empleados por dicho entrenador?
    En mi opinión, considero que no, pues el que alcanza la cúspide de forma autónoma se sentirá más satisfecho que el que ha recurrido al coach por sentirse incapaz de autorrealizarse de forma autónoma e independiente.
    El coaching es un anglicismo considerado como un método que consiste en dirigir, instruir y entrenar a una persona o a un grupo de ellas, con el objetivo de conseguir alguna meta o de desarrollar habilidades específicas.
    Destacar que en este artículo se está ofertando la posibilidad de creación de un nuevo empleo como coach o entrenador personal y profesional, y con el elevado nivel de desempleo, quizás más de uno invierta en formación para llegar a ser un buen coach pero para ello es necesario tener, previamente, excelentes habilidades innatas, las citadas en el artículo son: empatía; equilibrio y madurez; asertividad; intuición; comunicación; capacidad de análisis y de síntesis, y tenacidad; para el buen desarrollo de dicho trabajo, que, aún hoy en día, considero que no está bien visto y que, únicamente, acceden a tener dicho coach las personas con un cierto nivel económico y adquisitivo alto.
    Asimismo, el coach ha de disponer de la habilidad suficiente para comunicar, debe desear y ser capaz de compartir su información con el coachee y estar dispuesto a tomarse el tiempo que requiere este esfuerzo para cumplir, satisfactoriamente, con su cometido.

    María Ángeles Burgos Cabrilla

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