¿POR QUÉ SOMOS ASÍ?
Esta pregunta es la que me hago frecuentemente, al igual,
pienso, que otros tantos españoles. El objetivo de mi reflexión es descubrir el
origen y el porqué de la falta de la ética pública reflejada en la corrupción
política de nuestro país.
Para empezar voy compartir una serie de datos sobre el
sistema educativo de Islandia, uno de los países más ricos y menos corruptos.
Uno de los motivos del éxito de este país consiste en un casi perfecto sistema
educativo. País donde el trabajo de profesor es muy valorado, bien remunerado y
por lo tanto bien realizado. País donde el sistema educativo es público, de
gran calidad y donde la igualdad de oportunidades es fundamental. País donde se
premia el tener hijos con buenas ayudas económicas y bajas de maternidad y por
supuesto de paternidad que permiten un contacto total entre padres e hijo en
sus primeros años de vida y por supuesto sin el miedo a la pérdida del puesto
de trabajo; un país donde la televisión se emite en versión original
subtitulada, lo cual aparte de aprender idiomas, incita al niño a aprender a
leer si quiere enterarse de lo que dice la televisión. Televisión que será la
recompensa del niño tras realizar sus tareas escolares y por supuesto nada de 4
o 5 horas de televisión como en nuestro país.
Islandia apuesta por esto; se centra en que sus ciudadanos,
desde bien pequeños, donde la internalización de normas y valores morales es
más intensa que en edades más maduras, cuando son esponjas absorbentes de todo tipo de
información que les es interiorizada. Este aprendizaje determinará en gran parte su
conducta en el futuro, invirtiendo así a largo plazo consiguiendo de esta
manera que esos niños, cuando ya no lo sean, tengan una concepción clara de
bien y del mal. Yo por lo tanto estoy totalmente de acuerdo con Klitgaard,
autor que comenta que los gobiernos son corruptos porque la gente es inmoral y
señala que la solución es educar a los ciudadanos, lo cual se conseguirá sólo a
través de generaciones.
También pienso que el código penal no es lo suficientemente
duro con este tipo de actuaciones, pero en Islandia tampoco lo es ya que en la
crisis sufrida en 2008 solo se imputó a un político por una actuación
negligente en el colapso bancario (que algo es algo) y los dueños de los bancos
se fueron de rositas; por tanto pienso que un código penal laxo no es la
consecuencia directa de unos políticos corruptos.
Yo por eso pienso que un código penal más duro no sería la
plena solución a este problema, ayudaría por supuesto, pero no lo sería.
Tenemos que tomar ejemplo de Islandia y enseñar a nuestros hijos que engañar a
hacienda para que nos salga a devolver está mal, que mentir para que nos
concedan una beca está mal, que hacer aeropuertos con dinero público porque son
nuestros amigos los que causalmente han sido seleccionados en el procedimiento
de adjudicación de su construcción, también lo está (aeropuertos cerrado por su
bajo uso); también tenemos que enseñar a nuestros hijos que si concedemos una
beca erasmus no podemos publicar posteriormente y a traición cuando el alumno
se encuentre ya instalado, que esa beca finalmente no se concederá; en fin así
podría estar hasta mañana. Para acabar decir que yo apuesto por el sistema
islandés, mejor enseñar que castigar, un proceso muy lento, pero a la larga
efectivo.
Muchas generaciones harían falta en España para poder llegar a ese nivel de ética y moral. Éste es el país de la picaresca, del enchufismo, de la ley del mínimo esfuerzo, y de la avaricia (quien mas tiene más quiere) y es cierto, lo vemos a diario desde pequeños en todos los ámbitos de nuestra vida. Si, deberían educarse mejor a los niños, pero tambien deberiamos los adultos muchas veces dar ejemplo, que ya sabemos distinguir el bien del mal, y muchas veces seguimos haciendo las cosas mal a sabiendas, con la excusa de que "todo el mundo tambien lo hace, no voy a ser yo el tonto".
ResponderEliminarComentario realizado por: Ramón Sánchez Rendón.
ResponderEliminarPoco hay que añadir a tu más que razonable reflexión. Yo siempre he pensado en la educación como pilar fundamental para el desarrollo del ser humano. Es lo que nos diferencia de los animales, para no movernos exclusivamente por los instintos. Y en esa educación, como tú bien dices, es necesaria y pertinente la inculcación de los valores esenciales de la vida. Y no estamos hablando de religión, pero sí de moral. Ese plano nunca lo podemos olvidar. Y cuando llevamos a cabo acciones que afectan a una pluralidad de personas, tenemos que tener muy en cuenta el efecto, positivo o negativo, producido sobre esa colectividad. Estoy hablando del caso de “lo público”, el sentir de lo público, de lo que es de todos.
Cuánta razón tienes en apuntar que ciertos países nórdicos nos superan en ese nivel de educación en valores. Conozco personalmente el caso de Canadá, por tener familia allí y tengo que descubrirme ante su sociedad, por fomentar esa educación/formación, impulsando un aprendizaje de conductas correctas. E incluso, y está feo que yo lo diga habiendo estudiado Psicología, pero nos podríamos atrever a afirmar que ayudan a conformar la personalidad de los individuos, para que sean más racionales. (Espero que no lea este blogg ninguno de los profesores que me dieron clase en la Facultad de Psicología).