jueves, 7 de noviembre de 2013

REFLEXIÓN PERSONAL POR SUSANA SÁNCHEZ PEREIRA


EL SISTEMA ESPAÑOL DE EMPLEO PUBLICO


La función pública cuenta con un modelo mixto. Modelo profesional y objetivo, en el que deben imperar los principios de igualdad, mérito y capacidad en el ingreso y en la movilidad con mecanismos públicos y competitivos y garantizando la objetividad y neutralidad política de los empleados.

Esto es de gran trascendencia para el futuro de la función pública ya que garantiza el buen gobierno, la buena gestión de los servicios públicos y el correcto funcionamiento del sistema democrático. 

El Estatuto Básico del Empleado Público ha creado un régimen de personal de todas las Administraciones Públicas, remitiendo a las Leyes de Función Pública de cada Administración, la facultad de regular los diferentes elementos de dicho régimen. Por lo tanto, será determinante al modelo de función pública que haya de regir en la Administración de cada  Comunidad Autónoma.

El Estatuto Básico del Empleado Público debería de potenciar los valores de profesionalidad, legalidad, ética, calidad y eficiencia, a los que entendemos debe responder el ejercicio de la función pública en el marco de la Constitución Española.

Tenemos que determinar cuál es la función pública que precisa un Estado social y democrático de Derecho, y establecer las reglas que permitan a los empleados públicos un desempeño coherente con dicho modelo de función pública.

El modelo de función pública se tiene que basar en dos conceptos fundamentales: el interés general y el servicio público. Pero sólo a partir de la garantía y realización de ambos fines cabrá articular un modelo coherente, satisfactorio y más correcto de función pública. No basta solamente con una adecuada regulación, como ocurre en la actualidad.

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