jueves, 7 de noviembre de 2013

REFLEXIÓN PERSONAL. ¿ES NECESARIA LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA EN LA ACTUALIDAD?

Reflexión de Alejandro Romero Barón.

En la actualidad y debido a la situación de crisis que vivimos, hay determinados sectores de la sociedad que se preguntan si se podría vivir sin el sector público, es decir, sin instituciones y sin una estructura común que articule el funcionamiento democrático de la sociedad civil.
Las Administraciones Públicas sirven para que los ciudadanos puedan vivir como tales, para que la sociedad funcione adecuadamente y para contar con instrumentos y recursos que permitan a los individuos convivir de manera justa y segura.
En escenarios complejos como los que estamos atravesando, algunas voces cuestionan la utilidad de lo público y la razón de ser de la Administración. Desde hace miles de años las sociedades necesitan un entramado institucional que materialice las iniciativas de los gobernantes. Una sociedad sin Administración Pública es una sociedad desarticulada y sin capacidad de gestionar la voluntad de sus ciudadanos. Sin instituciones públicas, un grupo humano no es una sociedad, y sería un auténtico caos.
Por tanto, pienso que la Administración Pública es imprescindible y que debemos aspirar a la mejorarla lo mayor posible. Se puede cuestionar su tamaño, su papel o su funcionamiento, pero no cabe duda de que no podemos vivir sin el sector público. Se puede discutir si lo público responde a las necesidades de los ciudadanos o si está adaptado a un mundo en pleno cambio, pero esto no significa que la Administración deje de tener un papel clave en las sociedades actuales.
Entiendo que la sociedad necesitamos de una Administración Pública avanzada, eficiente, ágil y que solucione los problemas de los ciudadanos. Para lograrlo, es preciso que el sector público se transforme y se convierta en un verdadero catalizador del desarrollo de los ciudadanos.
Para conseguir que el sector público se transforme y juegue el papel que le corresponde, se necesita de la voluntad política y el consenso de todos. No obstante, también es necesario que la esfera política ocupe su lugar y no se mezcle de manera inadecuada con la administrativa, así como que el sector público y el privado se entiendan y colaboren para abordar retos comunes.
Necesitamos una Administración que sea independiente, profesionalizada y sin injerencias o intereses fuera de la legalidad. La función pública debe estar libre de ataduras políticas para que realmente sirva a los intereses de los ciudadanos y de la sociedad, no de los partidos políticos. 

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