jueves, 21 de noviembre de 2013

Motivación a los funcionarios



REFLEXIÓN PERSONAL; ROCÍO DÍAZ DEL VALLE

Los funcionarios,  son el principal motor para que el país no se pare, están desmotivados, desilusionados, frustrados,... Al igual que todos los trabajadores.
Mayoría de los  funcionarios  se acostumbra a valorar su  trabajo para ajustar su productividad a lo que considera adecuado para la retribución que recibe, y como consecuencia disminuye  su productividad.
La causa principal, deriva de la ausencia de una carrera profesional objetiva, pues debido a la politización no hay un cuerpo directivo profesionalizado capacitado para aplicar un sistema de incentivos positivos, de dinero y ascensos, y negativos, a través de las sanciones, de manera que aumente la productividad.


En obra del 2008 El desgobierno de lo público, una suerte de libro negro de la burocracia en España, Nieto describe el "círculo vicioso plasmado en un pacto implícito: la Administración, como empleador, maltrata a sus servidores pero en compensación poco les exige; mientras que estos (los trabajadores), correlativamente, soportan los maltratos y, en compensación, rinden muy poco". Nieto, que fue presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en los 80, denuncia también que la carrera funcionarial ha sido sustituida por unos caóticos saltos de puesto al albur del capricho político.

En mi opinión, los funcionarios necesitan  hacerles  partícipes de lo que ocurre en su departamento, que tengan voz y una oportunidad para ser escuchados, que puedan crear núcleos autónomos con capacidad para influir, que se les facilite información para ello y se establezcan unos indicadores de rendimiento muy claros tanto propios como comparados. Todos queremos aportar nuestro granito de arena, dejar nuestra huella, en la medida en que podamos hacerlo nos comprometeremos más intensamente con nuestro trabajo ya que pasará a ser nuestra meta, nuestro objetivo.

 Es necesario un cambio de mentalidad, una mayor preparación para así conseguir el logro de unas  metas, es decir, esa motivación y satisfacción personal para conseguir así el interés general de todos los ciudadanos. Todo ello hay que sumarle la motivación de incentivos positivos como la promoción de los mejores y el aumento de la productividad de forma no lineal. Al igual  que incentivos negativos, ya que el régimen disciplinario no suele aplicarse, de forma que no se sanciona al que no cumple.

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