1ª NOTICIA BLOQUE II
La difícil gestión del éxito: hasta Jobs fue despedido
19.11.2013
Madrid Víctor M. Osorio
La humildad, la inteligencia y la adaptación al cambio son cruciales para mantenerse arriba.
El 14 de febrero de 2010, cuando tenía 19 años, Marc Bartra jugaba su primer partido con la camiseta del primer equipo del F.C. Barcelona. Desde entonces, su carrera ha tenido éxitos y momentos duros, que Bartra ha conseguido superar en parte gracias a la empresa de coaching que trabaja con él desde el año en que debutó. "Estoy madurando y me siento más confiado", afirma el jugador ahora. ¿La clave? Ha aprendido a gestionar el fracaso, pero también el éxito.
"Cuando fracasamos, nos preguntamos qué he hecho yo para merecer esto, pero es una pregunta que también deberíamos hacernos cuando tenemos éxito. El problema es que lo negativo se analiza y lo positivo no. Aprenderíamos mucho si fuéramos capaces de hacerlo", afirma Juan Mateo, experto en coaching y socio de Logra. "El éxito no es casualidad. Siempre hay méritos, ya sean pequeños o grandes. La clave es no caer en la euforia", añade Juan Carlos Cubeiro, coach estratégico y socio director de Ideo Business.
Serenidad, humildad o inteligencia son algunas de las palabras que usan los expertos cuando se les pregunta cómo deben gestionar el éxito los directivos. Otra de las claves es saber adaptarse al cambio, porque lo que hoy funciona mañana puede no hacerlo. "La sostenibilidad del éxito está en saber adaptarse al cambio. El fracaso acabará llegando si siempre haces lo mismo", opina Juan Carlos Cubeiro. "Ganar no da garantías de volver a hacerlo en el futuro, así que todos los días hay que poner el contador a cero. Hay muchos ejemplos de empresas que era inconcebible que fueran mal y que han acabado cayendo, como fue el caso de Nokia", sostiene Juan Mateo.
La humildad, la inteligencia y la adaptación al cambio son cruciales para mantenerse arriba.
El 14 de febrero de 2010, cuando tenía 19 años, Marc Bartra jugaba su primer partido con la camiseta del primer equipo del F.C. Barcelona. Desde entonces, su carrera ha tenido éxitos y momentos duros, que Bartra ha conseguido superar en parte gracias a la empresa de coaching que trabaja con él desde el año en que debutó. "Estoy madurando y me siento más confiado", afirma el jugador ahora. ¿La clave? Ha aprendido a gestionar el fracaso, pero también el éxito.
"Cuando fracasamos, nos preguntamos qué he hecho yo para merecer esto, pero es una pregunta que también deberíamos hacernos cuando tenemos éxito. El problema es que lo negativo se analiza y lo positivo no. Aprenderíamos mucho si fuéramos capaces de hacerlo", afirma Juan Mateo, experto en coaching y socio de Logra. "El éxito no es casualidad. Siempre hay méritos, ya sean pequeños o grandes. La clave es no caer en la euforia", añade Juan Carlos Cubeiro, coach estratégico y socio director de Ideo Business.
Serenidad, humildad o inteligencia son algunas de las palabras que usan los expertos cuando se les pregunta cómo deben gestionar el éxito los directivos. Otra de las claves es saber adaptarse al cambio, porque lo que hoy funciona mañana puede no hacerlo. "La sostenibilidad del éxito está en saber adaptarse al cambio. El fracaso acabará llegando si siempre haces lo mismo", opina Juan Carlos Cubeiro. "Ganar no da garantías de volver a hacerlo en el futuro, así que todos los días hay que poner el contador a cero. Hay muchos ejemplos de empresas que era inconcebible que fueran mal y que han acabado cayendo, como fue el caso de Nokia", sostiene Juan Mateo.
Se debería entrenar más
Uno de los
problemas de la gestión del éxito es que "no se entrena demasiado. Hay que
tener la inteligencia de saber que los triunfos no son tuyos al 100%, pero los
egos suelen aflorar y llevan a cometer errores monumentales. Un ejemplo muy
bonito es el de Rafa Nadal y su tío, que le recuerda todos los días que tenga
los pies en la tierra. El problema es que a los empresarios es más difícil
decirles lo que hacen mal", afirma este experto.
Juan Carlos
Cubeiro defiende que exista una figura en las empresas que haga esa labor de
Pepito Grillo: "Debería haber alguien externo que le diga al jefe lo que
hace bien y lo que no. También se debería enseñar a gestionar el éxito en las
escuelas de negocios. Los grandes directivos españoles sí lo hacen y todos
tienen un entrenador que les ayuda a hacer su trabajo mejor".
En definitiva,
y como dice Ana María Llopis, presidenta de Dia, "se puede aprender de los
fracasos, pero es mejor hacerlo de los éxitos". Si no es así, más dura
será la caída.
Tres ejemplos a seguir
Nelson Mandela. Pasó 27 años en
prisión y luego fue elegido presidente. Su actitud es un ejemplo de cómo
gestionar el éxito, ya que no optó por el rencor, sino por la reconciliación.
Si no lo hubiera hecho, Sudáfrica habría tenido muchos más problemas internos.
Steve Jobs. "Steve Jobs fue
despedido de Apple por no saber gestionar bien el éxito de la empresa y luego
lo hizo mucho mejor en su segunda etapa. Es un ejemplo de lo que hacen muchos
directivos, que van adaptándose a los triunfos", dice Juan Carlos Cubeiro.
La selección española de fútbol. La selección
trabaja desde hace años con coach profesionales conceptos como la humildad y el
esfuerzo en equipo. No se puede ganar
siempre y no hay éxitos sin equipo son claves para perder el vértigo al
fracaso.
Alumna: Mª Dolores
Palma Ledesma
Fuente http://www.expansion.com
Fuente http://www.expansion.com
Estoy totalmente de acuerdo contigo compañera.
ResponderEliminarLa humildad, la inteligencia y la adaptación al cambio son cruciales para mantenerse arriba..y "La sostenibilidad del éxito está en saber adaptarse al cambio ".
También estoy de acuerdo que debería de haber alguien externo que le diga al jefe lo que hace bien y lo que no, aunque en la realidad eso es impensable.
La mayoría de los jefes no aceptan la recomendación de sus subordinados debido a superioridad de "poder" y su posición en un mayor nivel jerarquico, una equivocación en mi opinión.
En mi opinión, creo que es muy importante además de necesario trabajar en equipo, mientras mas ideas y información mejor podremos abordar los problemas que se presenten, hay que dejar que los trabajadores manifiesten sus opiniones y aporten sus ideas para así trabajar con una mayor exactitud para afrontar los errores, ya que son los que verdaderamente se comunican con los perjudicados.