viernes, 16 de noviembre de 2012


LIDERAZGO Y DIRECCIÓN ESTRATÉGICA: 

Reflexión personal de Ana Ruiz Rodríguez 


Liderazgo y dirección estratégica son dos habilidades distintas pero complementarias y que resultan indispensables para garantizar el éxito tanto en una Administración Pública como en una empresa privada ya que el liderazgo lo que pretende es que las ideas recogidas en la dirección sean puestas en marcha de manera efectiva.

Existen multitud de definiciones de ambos términos, una definición de liderazgo podría ser -"El liderazgo es un intento de influencia interpersonal, dirigido a través del proceso de comunicación, al logro de una o varias metas u objetivos. (Según el Diccionario de la Lengua Española  1986, Diccionario de Ciencias de la Conducta 1956) en el caso de las Administraciones Públicas podemos observar un predominio del llamado liderazgo formal.
En cuanto a la dirección es una función que compete a todos los integrantes de una organización que poseen una autoridad formal.

Una vez definido ambos términos que podría ser desempeñados por cualquier persona en principio independientemente del sexo, tanto en una Administración Pública como en una organización privada habría que mencionar el denominado techo de cristal que nos muestra como esto no es así en la práctica. Se denomina techo de cristal a una superficie superior invisible en la carrera laboral de las mujeres, difícil de traspasar, que nos impide seguir avanzando. Su carácter de invisibilidad viene dado por el hecho de que no existen leyes ni dispositivos sociales establecidos ni códigos visibles que impongan a las mujeres semejante limitación, sino que está construido sobre la base de otros rasgos que por su invisibilidad son difíciles de detectar.
Ese famoso techo de cristal que impide a las mujeres alcanzar las metas profesionales para las que están preparadas se produce debido a la falta de conciliación entre la vida personal y la laboral. El techo de cristal parece invisible pero las estadísticas demuestran que existe:
Según cifras de un estudio de la OIT (“Breaking the glass ceiling: Women in management” de Linda Wirth) presentado en mayo de 2001 se observó:
·         Que las mujeres sólo desempeñan del 1 al 3 por ciento de los máximos puestos ejecutivos en las mayores empresas del mundo.
·         Que sólo 8 países tienen como jefa de estado una mujer.
·         Que las mujeres constituyen el 13 por ciento de los parlamentarios del mundo; y 21 países cuentan con una mujer desempeñando la vicepresidencia o segunda magistratura del Estado.
·         Que, aunque las mujeres representan casi el 40 por ciento de los miembros de las organizaciones sindicales, sólo son mujeres el 1 por ciento de los dirigentes de los sindicatos.
·         Que el “diferencial salarial” llega a ser de un 10 a un 30 por ciento en detrimento de las mujeres, incluso en los paises que están más avanzados en términos de igualdad de género.
·         Que las mujeres trabajan más que los hombres en casi todos Los países y que son ellas quienes siguen realizando la mayor parte del trabajo no retribuido.


2 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con tu reflexión, el techo de cristal parece invisible como mencionas pero limita a la mujer a fomentar su liderazgo dentro de una organización, yo también pienso que no se debería mezclar la vida laboral con la vida personal. También me parece asombroso las cifras que se reflejan en el estudio realizado por la OIT que demuestra que aun en la actualidad existe ese tipo de discriminación y que no llega a existir una igualdad completa entre el hombre y la mujer.

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  2. El de techo de cristal, impide a las mujeres pasar a un nivel mayor, tiene que ver con fenómenos de las mismas empresas y con la repartición del poder: las mujeres ascienden hasta cierto nivel, pero de la subdirección no pasan, los directivos son hombres y esto tiene dos causas: que la propia empresa no les da responsabilidades mayores con el pretexto de ser más emocionales, o tienen hijos y anteponen la familia o el matrimonio o el hogar al trabajo”. La otra causa se puede adjudicar a que la mujer “vive con culpa porque descuida áreas que al hombre no le significan problemas como; si sus hijos se sienten abandonados y no hace la tarea con ellos, aunque tenga quien le resuelva el asunto (niñera, cocinera…) tiene la carga de no contribuir a la estabilidad emocional de los hijos, o descuida a la pareja o, incluso, que va a ganar más que el marido, preocupaciones que nunca pasan por los hombres”.
    Un empleo de ruptura de techo de cristal en los tiempos que estamos es la de Vera Baboun, vencedora de las últimas elecciones municipales en Belén al frente de una lista del nacionalista Al Fatah, se convertirá próximamente en la primera alcaldesa de la ciudad que vio nacer el cristianismo.
    En sus declaraciones:
    "Mi triunfo supone la ruptura con el mito de las relaciones de poder. Por primera vez ha ganado una lista encabezada por una mujer. Mi lista, formada por profesionales y tecnócratas.
    Tengo por delante "un gran reto", pero considero que mi elección es también "un mensaje para todos de que quien tenga la capacidad, el deseo, la voluntad y la intención de servir", podrá hacerlo.
    Ella propone a los ciudadanos: "Hagamos un proceso de cambio desde una perspectiva diferente, la perspectiva de una mujer"
    Sabe que no será tarea fácil porque vive "en una comunidad patriarcal muy conservadora, que cree que este cargo (alcalde) solo puede ser desempeñado por hombres", pero está convencida de que cuenta con el apoyo de su pueblo.
    "Las mujeres podemos demostrar a la gente que podemos hacerlo, siempre que confiemos en nuestra habilidad para liderar. Nosotros hemos logrado una importante mayoría y los que han votado no son solo mujeres, son también hombres".
    Entonces, esto significa de que además de que podemos, lo tenemos que demostrar, pero… ¿Hasta cuándo?

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