Aportación personal de Álvaro Molina Álvarez-Ossorio.
Por mucho temor que
nos provoquen, es indudable que las crisis sirven siempre para cerrar una época
e inaugurar otra. Esto no es, sino una consecuencia directa de las muchas
medidas que durante las épocas de crisis se ven obligados a adoptar los
gobernantes y que van acabando, poco a poco (muchas veces con más rapidez de la
deseada) con los más altos niveles de bienestar alcanzados por las sociedades
durante los años precedentes. Con la crisis llega siempre un compañero
inseparable, el recorte.
Es a éste en realidad
al que tememos, porque va a ser éste el que de verdad nos haga sentir, padecer
y sufrir la crisis. Sentir porque va a afectar, sin duda alguna, a nuestros
bolsillos, padecer porque vamos a ver mermado el acomodo de que veníamos
disfrutando, y sufrir… por la impotencia de ver cómo los recortes vienen
siempre a meternos mano en nuestra cartera mientras otros capítulos parecen a
salvo de toda contingencia negativa, por mucho que a la mayoría de nosotros nos
parezcan mucho menos importantes que nuestra propia prosperidad.
Y es que los recortes,
tan necesarios, insisto, siempre se ven afectados por los intereses partidistas, cuando no personales, de nuestros gobernantes.
Porque ¿qué otra
explicación tiene que en determinadas Comunidades Autónomas se recorte en
materias tan importantes como la sanidad o la educación mientras se mantiene
intacto el derroche en la continuidad de unas embajadas de esa Comunidad en los
países extranjeros para cubrir unas necesidades más que cubiertas por las
embajadas de España en esos mismos países?
¿Cómo se puede
explicar que mientras se cierra el paso con la desaparición de convocatorias a
la incorporación de nuevos funcionarios con la excusa de la falta de
presupuesto se ´haya venido creando de manera continuada una auténtica
administración paralela en la sombra a través de la creación de empresas
públicas cuyo personal ha sido elegido arbitrariamente a priori?
¿Cómo pueden
explicarse los recortes en transportes de enfermos en ambulancia mientras sigue
existiendo la misma vergonzosa cantidad de vehículos oficiales de la más alta
gama para el transporte de los políticos, sean o no ineptos quizás incluso para
conducir?
¿Cómo se puede
explicar que a los funcionarios andaluces les toque otra vez quedarse sin la
parte de paga extraordinaria correspondiente a la Junta de Andalucía mientras
esta se sigue gastando más de cien millones anuales en el mantenimiento de una
Televisión andaluza que no es sino su propia empresa, más que pública
publicitaria?
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