Noticia publicada por Agustín Manuel González
Corpas
Según las estadísticas, durante el año 2014
se produjeron 133.441 rupturas de pareja entre divorcios y separaciones
computando solamente las que han pasado por la Administración de Justicia, que
seguramente han sido más rupturas de parejas de noviazgo y sueños rotos.
Las estadísticas del año 2014 en el número de
afectados por regulaciones de empleo y despidos colectivos es de 157.845
personas. Esto sin contar los despidos realizados sin que haya sido por
cuestiones de Expediente de Regulación de Empleo.
Lo que nos dicen esos números fríos es que
tenemos tantas rupturas de parejas como desvinculaciones laborales.
Lo que no viene reflejado es el número de
personas que decide irse de su compañía porque no puede más y decide cambiar de
rumbo profesional, o incluso algunas de estas personas dejar de trabajar porque
no pueden más.
¿Cuáles son los motivos para la
desvinculación entre empresa y persona?.
Si nos retrotraemos al principio del origen,
cuando alguien entra en una nueva compañía viene cargada de ilusiones y de expectativas.
El cumplimiento de esas esperanzas en el tiempo es lo que marcara su duración
en la compañía o el desencanto que le hará desmotivarse para poder buscar otro destino.
En la organización ocurre algo parecido. Las
personas que acogen al ser humano que entra nuevo en la organización, también
se generan unas expectativas y una idea sobre su trabajo y adaptación en la
compañía. Poco a poco van descubriendo si lo que pensaban se cumple o sin
embargo se va generando un ambiente poco propicio para esa persona.
Además está el Cambio que se produce inevitablemente
en las personas, y también en las organizaciones. En las personas es más
evidente, ya que según va pasando el tiempo les cambian sus circunstancias, su
entorno, su forma de ver la vida, su experiencia y su actitud respecto a lo que
pasa en la empresa. En las empresas el cambio está relacionado con las
personas, estas van cambiando y a la vez se van incorporando nuevas personas
que hacen que las organizaciones cambien, casi sin poder evitarlo.
La resiliencia, ese estado que nos permite
soportar situaciones traumáticas, está siendo muy utilizada en el trabajo.
Aguantamos situaciones porque necesitamos una retribución con la que poder
gestionar nuestra vida. Esa resiliencia nos puede hacer “resistentes” pero no
inmunes. Si estamos en un sitio donde no encajamos, donde estamos hartos, donde
la tensión es insoportable y constante, seguramente daremos con un día en que
todo estalla y decidimos, o “nos deciden” que hasta aquí hemos llegado.
Si buscamos las causas más frecuentes de
desvinculación entre personas y empresas, bien por despido o por baja
voluntaria, encontramos las siguientes:
- Desalineación
de objetivos: Los
objetivos de la compañía y de la persona no se encuentran alineados
- Desmotivación: Existe una desgana por parte de unos u
otros por todo el histórico acontecido y por las cosas que han pasado
- Conflictos: Como la vida misma, las empresas son
grupos sociales donde se producen roces, rencillas y conflictos. Algunos llegan
al “punto de no retorno”. Esta es una de las principales causas de
desvinculación
Si buscamos en el origen, cuando reclutamos a
la persona para la organización, seguramente no existía ninguna de estas
circunstancias, pero han aparecido con el tiempo. ¿Qué podemos hacer para que
en nuestra organización se integren personas que en el tiempo no estén
desalineadas con los objetivos, no se desmotiven y no se produzcan conflictos?.
Como defendí en anteriores artículos una de las claves estaría en la Selección
por Virtudes, consistente en atraer hacia nuestra organización
personas con habilidades técnicas, pero también con Virtudes que se encuentren
alineadas con nuestra Cultura Empresarial y con los objetivos que tenemos.
La reflexión que hacemos es que cuando
incorporamos a personas exclusivamente por su capacidad técnica, podemos entrar
en causa de desvinculación con el tiempo. Si los atraemos por sus Valores debemos tener en cuenta que o
comprobamos su firmeza con Evidencias o bien nos arriesgamos a que esos
valores no sean los que defiende la persona, o incluso algo que cada vez es más
habitual: que los Valores cambien.
Por eso defiendo las Virtudes como concepto de rasgo
inherente al ser humano y que forma parte de su Ser,
es decir que es difícilmente alterable porque su forma de actuar va en
consonancia con lo que es como persona.
Descubrir las Virtudes y poder tener
evidencias de ellas sería el reto de los Departamentos de atracción del talento
en las organizaciones.
Y tu ¿Cuáles son las causas de desvinculación
más frecuentes que hay en tu organización?
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