Noticia propuesta por Jose Luis Segura Gordo
Manual del empresario Forbes. Las
empresas que apuesten sólo por las utilidades estarán destinadas a
desaparecer. El nuevo liderazgo buscará compañías que logren cambios en
su entorno y que estén dispuestas a comprometerse con el medio ambiente y
la sociedad.
Para el año 2030 habrá cambiado la generación que predomine como
fuerza de trabajo en las empresas. Los millennials serán los nuevos líderes
y la generación Z será la que predomine en empresas y corporativos.
Estos jóvenes, nacidos desde 1992, seguirán a líderes diferentes,
querrán trabajar en empresas diferentes y sus motivadores también serán
diferentes. Para tratar de entender cómo podría ser una empresa rumbo
al 2030 y cuáles podrían ser las claves para su permanencia,
consultamos a diversos expertos que nos compartieron su visión.
“La empresa como unidad de rentabilidad, estrictamente como
rentabilidad, quedó en el siglo xx. En el siglo XXI la empresa debe
entenderse como parte de un sistema social… Cuando la empresa se vuelve
esa unidad útil para el entorno, el propio entorno defiende su
existencia, y la empresa dura y se mantiene porque todos ganan; es un
juego de ganar-ganar”, dice José Antonio Lozano Díez, rector general de
la Universidad Panamericana (UP-IPADE).
Para el académico, existen ejemplos muy claros de cómo la falta de ética
en las empresas y tener una mentalidad que sólo privilegie el
incremento de las utilidades puede llevar a experiencias como la de
Enron en el año 2001 y como lo sucedido en Estados Unidos con las
hipotecas subprime: “Esas son consecuencias de un sistema empresarial
que fue pensado sólo desde el punto de vista individualista y pensando
en la rentabilidad. Hoy, las empresas tienen que estar pensando en
términos de lo que es la ciudadanía integral. Esto significa que se
vuelven parte útil del entorno y que están preocupadas por el medio
ambiente y por la situación social”.
Rumbo al año 2030, las empresas deberán entenderse como unidades
que procuren el bienestar de sus colaboradores, de su entorno social,
que contribuyan a no dañar el ambiente y que sean disruptivas, que apuesten por la innovación.
Será un nuevo capitalismo.
Capítulo 1. Liderazgo
“La única cosa que crea futuro son nuestras decisiones y ahí tenemos
que aprender algo muy grande… ¿Qué futuro queremos habitar? ¿El que
otros creen o el que nosotros creemos?”, opina Elena Espinal, master
coach y pionera en la creación y aplicación de la cultura del Coaching
Ontológico.
El líder hoy día ya debe pensar en el futuro como una construcción
propia. Para Elena Espinal, existen dos caminos: que los líderes decidan
construir ese futuro o que terminen por adaptarse a las creaciones de
otros.
El control oculta el miedo: los líderes deberán abandonar la idea de
un futuro reactivo para darse cuenta de que no sólo existe un sólo
futuro, sino todos los futuros posibles imaginables. Los líderes y las
empresas deben pensar y tratar de visualizar lo que serán sus
organizaciones cuando ellos ya no existan: “Cuando les pregunto incluso
a gobiernos, ¿el futuro de un país es de seis años? Te contestan “sí”,
porque es el tiempo que nosotros vamos a estar y entonces esto te
muestra que nosotros creemos en un futuro que nosotros podemos
controlar”. Por otro lado, la también autora del libro Ecología del porvenir,
asegura que la construcción del futuro no se hace en solitario, se crea
en equipos que entre más grandes e inclusivos, mejor. El objetivo será
que el equipo pueda verse en ese futuro y trabajar para éste.
Los líderes deberán aprender que las crisis no son algo negativo, las
crisis significan que las reglas con las que se jugaba no sirven más,
claro que siempre se pueden encontrar las nuevas reglas o “morir
teniendo la razón”, dice.
A partir de inventar posibilidades y de analizar tendencias también
se puede crear futuro. La tendencia debería ser abandonar el pensamiento
lineal. De continuar con el modelo paradigmático estaremos destinados a
que el único futuro sea una coherencia con el pasado: “Entonces decimos
“así nos tocó”. No, no nos tocó, no te diste cuenta, pero el estilo de
decisiones tomadas desde ese modelo no pueden construir un futuro
diferente. Estos ejercicios hay que hacerlos en grupo y desde un
espíritu de co-creación y de diversión, no de obligación, porque la
creación del futuro es un ejercicio de libertad”.
Años atrás, que las empresas hicieran un análisis FODA (fortalezas,
oportunidades, debilidades y amenazas) era extraordinario, porque la
velocidad del cambio era prácticamente a la par de las generaciones,
cada 20 años. Pero ahora, opina Espinal, este mismo análisis permite
tener sólo respuestas inmediatas. ¿La solución? Inventar futuros.
Hoy se premia en las empresas a la gente que produce resultados
inmediatos, no se le deja a la gente levantar la cabeza para mirar más
lejos. El director de marketing de una empresa global defiende
marketing, el de finanzas defiende finanzas y el de ventas, ventas; y se
les olvida que ellos están ahí porque son el pensamiento estratégico
más importante de la compañía, que no son sólo representantes de su
área, sino que tienen un pensamiento global sobre la empresa. Los
líderes, en este sentido, deberán darse cuenta de que forman parte de un
todo.
Las personas que lideren organizaciones deberán inspirar a sus
equipos a través de la capacidad de acción y de mostrar los puntos hacia
donde se tienen que dirigir. Las herramientas para lograrlo estarán en
la parte más humana de las personas, como la inspiración, la pasión y
su mismo poder. No lo podrán lograr aquellos líderes que sólo ejerzan
control y exijan obediencia: “No se es jefe porque se sabe, se es jefe
por la capacidad de relación y de creación de futuro y de un futuro
inclusivo, donde el empleado sienta que está en un lugar en donde hace
la diferencia”, dice Espinal.
Si esperamos que la empresa perdure deberá dejarse a un lado el
estilo del liderazgo tiránico y controlador: “La visión de futuro es
hasta donde yo puedo mirar, eso es lo que hacen los dictadores, ellos
dicen: “no nos podemos ir porque si no las cosas cambian, ¿quieres algo
de más control que eso?, ¿tienes algo de más desprecio a los que están
debajo?”.
Para Ray Hammond, futurólogo con más de 30 años de experiencia y
autor de más de 17 libros, un líder sobre todo debe tener buen juicio,
debe ser capaz de inspirar, de provocar que lo sigan y lograr que su
equipo tome buenas decisiones. Además, deberá emocionar a su equipo y
contagiarle entusiasmo.
Hammond en 1984 fue el autor del primer libro en identificar la
importancia de internet y, por ende para él, el tema tecnológico tiene
un lugar preponderante: “Los líderes deben entender que la tecnología es
una herramienta y deben ser flexibles para aprender, deben estar
abiertos a este cambio tecnológico. El líder deberá entender este doble
idioma tecnológico y combinar varios aspectos de la tecnología con los
equipos”.
El líder no puede permanecer aislado y suponer que todo lo sabe.
Deberá rodearse de consejeros y de gente que le ofrezca diversos puntos
de vista.
Sobre los competidores, Ray opina que los líderes deberán conocer lo
que está haciendo la competencia y cuál es su valor. Para Eustaquio
Martínez del Río, fundador y presidente ejecutivo de Logos Consulting,
se requiere sinapsis organizacional, esto permite colaborar con los
competidores para desarrollar una industria.
No deberemos perder de vista que existen líderes que viven en una
zona de confort y no detectan una necesidad de cambio. La razón es
simple, han tenido buenos resultados. A estos jefes, Hammond les dice:
“El hecho de que ahora (la empresa) esté bien, no garantiza que mañana
seguirá igual; debes cambiar ahora”.
Martínez del Río, creador del sistema Logos, opina que los grandes
corporativos tenderán a una mayor integración logrando organizaciones
aún más grandes. Sin embargo, las medianas perderán fuerza frente a
estos gigantes. Las pequeñas empresas cubrirán los nichos que dejen las
grandes corporaciones.
“El líder del 2030 debe ser un gran gestor estratégico, debe tener
una consciencia holística; es decir, tiene que conocer los retos que va a
afrontar la humanidad en esa época. También debe tener dominio de la
tecnología… ya no vamos a necesitar computadoras como las conocemos hoy,
estaremos conectados a través de nanosondas y empezaremos a ser
híbridos. (El líder) tendrá que ser un extraordinario comunicólogo, un
experto de la comunicación asertiva y tener gran capacidad de síntesis”.
El líder deberá provocar que otros líderes también lo sigan, ser un
formador de líderes y también un guía. Para Martínez del Río, las
empresas serán tan complejas que un solo líder no podría conducir a las
grandes organizaciones.
La autoobservación y la inteligencia emocional son indispensables:
“El líder deberá ser una persona con alma y con espíritu, también con
muchísima sensibilidad organizacional para percibir lo que está pasando
en su organización, en otras organizaciones y en su entorno”.
El líder debe ser inclusivo. Sus equipos estarán formados por
personas con capacidades diferentes, con diferentes preferencias
sexuales, diferentes edades, credos y nacionalidades.
Para los líderes meditar es importante: “Si no aprenden a meditar no
tienen capacidad de observación de alto nivel, deben aprender a
observarse a sí mismos, porque si no te puedes observar menos te puedes
cambiar”.
http://www.forbes.com.mx/como-sera-el-liderazgo-en-el-futuro/
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