Me gustaría centrar mi
reflexión personal en la necesidad de autonomía o libertad de los trabajadores en el
desempeño de sus funciones, no solo de entidades públicas, sino de todo tipo
de entes.
No debemos entender por autonomía laboral la capacidad del trabajador de actuar únicamente siguiendo sus propios intereses o de la manera que crea más conveniente sin tener en cuenta aspectos externos como la repercusión de su función en la del resto de miembros del ente, sino la capacidad del mismo para tomar el control sobre sus acciones y decisiones, llegando incluso a poner en práctica su creatividad, aunque haciéndose, del mismo modo, responsable de las mismas.
Podemos considerar la autonomía como un medio de integración que usa la entidad en relación con el trabajador, ya que otorgándoles esta libertad consigue que estos se sientan más cómodos y valorados, y por lo tanto, más realizados personalmente por lo que, a su vez, acudirán al centro de trabajo mucho más motivados y de mejor humor. Otra consecuencia directa puede ser el aumento del grado de compromiso del trabajador con la entidad, es decir, habrá menos probabilidades de que el trabajador decida abandonar el puesto en cuestión; y el aumento del rendimiento y la productividad de éste.
A parte de la libertad a la hora de realizar el trabajo también debemos tener en cuenta la necesidad de libertad en
los horarios laborales o incluso
en la posibilidad de realizar el trabajo desde el hogar, puesto que mientras más facilidades tenga el
trabajador en referencia a la jornada laboral más probabilidades habrá de que realice sus tareas satisfactoriamente.No debemos entender por autonomía laboral la capacidad del trabajador de actuar únicamente siguiendo sus propios intereses o de la manera que crea más conveniente sin tener en cuenta aspectos externos como la repercusión de su función en la del resto de miembros del ente, sino la capacidad del mismo para tomar el control sobre sus acciones y decisiones, llegando incluso a poner en práctica su creatividad, aunque haciéndose, del mismo modo, responsable de las mismas.
Podemos considerar la autonomía como un medio de integración que usa la entidad en relación con el trabajador, ya que otorgándoles esta libertad consigue que estos se sientan más cómodos y valorados, y por lo tanto, más realizados personalmente por lo que, a su vez, acudirán al centro de trabajo mucho más motivados y de mejor humor. Otra consecuencia directa puede ser el aumento del grado de compromiso del trabajador con la entidad, es decir, habrá menos probabilidades de que el trabajador decida abandonar el puesto en cuestión; y el aumento del rendimiento y la productividad de éste.
Debemos tener en cuenta que todo esto tiene una consecuencia directa en la entidad, ya que, el buen desarrollo de las funciones por parte de los trabajadores implica directamente una mayor eficiencia en el organismo, y por lo tanto, mejores resultados.
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