lunes, 20 de octubre de 2014

Reflexión personal de Verónica Carrera Chacón.

La directora general avanza la convocatoria de la VIII edición de los Premios Hudson-ABC al director/a de Recursos Humanos
La digitalización forma ya parte de nuestras vidas diarias y de las empresas». Para la directora general de Hudson España, Monserrat Luquero, el tema en torno al que gira la VIII edición de los Premios Hudson-ABC al director/a de Recursos Humanos-«Innovación digital en Recursos Humanos»- se trata casi de una «elección obligada» dados los tiempos que corren, una tendencia que hasta ahora no se había premiado con estos galardones. La consultora dividirá un año más las candidaturas en dos categorías -esta vez, empresas con más de 1.000 empleados y empresas con menos de 1.000 empleados- para seleccionar, posteriormente, y con la ayuda de un jurado formado por prestigiosos expertos del sector, «las mejores prácticas en la gestión de personas».

¿Cómo puede mejorar esa gestión la apuesta por la innovación digital?

-Las herramientas online facilitan enormemente a las empresas los planes de evaluación y desarrollo de sus profesionales, ahorrando en tiempos, costes y mejorando la eficiencia de los procesos. A través de las nuevas plataformas digitales podemos gestionar con calidad y rapidez grandes proyectos de evaluación.
¿Cuál es la situación de la empresa española? ¿Se está produciendo ya esa transformación digital en el área de Recursos Humanos?
- Aunque todavía estamos lidiando con los últimos coletazos de la crisis muchas empresas han apostado ya por la transformación digital para mejorar en sus procesos y productividad. Las herramientas digitales facilitan la contribución de Recursos Humanos al conjunto del negocio.

¿Es válido «copiar» el modelo de otros países o cada empresa necesita un «traje digital» a su medida?
- Siempre se puede aprender de las experiencias ajenas para no cometer los mismos errores. En el caso español, las empresas suelen establecer sus propios modelos. Aunque la digitalización es un hecho y una necesidad, el estado en el que se encuentran las compañías es muy diverso y depende de factores como el tamaño, el sector... Hay empresas que ya son completamente digitales y otras que apenas han comenzado a dar el salto. Pero la realidad es que todas van a acabar incorporando estas herramientas a su gestión, es un camino sin retorno y de evolución permanente.
- 2014 es el primer año en el que se ha creado empleo neto en España. Pero según los expertos, la crisis económica ha dejado paso a otras dos crisis de impacto mundial: la del empleo y la del talento. ¿Cuál es más acuciante?

- Para empresas y directivos de RR.HH. el reto crucial es identificar y desarrollar el talento; para la sociedad, la creación de empleo. Aunque ambos están muy relacionados. El talento es hoy sin duda alguna la prioridad en nuestra área y, en concreto, poder identificar a los líderes del mañana y prepararlos adecuadamente para cuando ocupen puestos de gestión.

El sector tecnológico generará casi un millón de empleos digitales en Europa en 2015, aunque persistirá un problema estructural como el paro de larga duración. ¿Reducirá la innovación digital esa enorme brecha?
- Debería contribuir a ello, pero quizá no se están poniendo todos los medios necesarios para reconducir a las personas y para contar con profesionales cualificados en el ámbito tecnológico. También sería conveniente obtener un mayor apoyo institucional.

¿Y puede servir para impulsar el acceso de un mayor número de mujeres a puestos de alta dirección?
- Las nuevas tecnologías y la digitalización han facilitado el teletrabajo, la flexibilidad horaria, geográfica... Todo ello puede ayudar a personas que antes tuvieran dificultades, debido a su vida personal, a desempeñar puestos de responsabilidad. En ese sentido, sí puede ser un factor de ayuda para las mujeres.
Mi opinión personal acerca de esta noticia es que estoy de acuerdo con el hecho de que cada vez más las empresas tiendan a una mayor innovación tecnológica dentro de sus actividades cotidianas, ya que, bajo mi punto de vista esto servirá para construir organizaciones más competitivas entre sí.
De igual modo, también debe tenerse en cuenta que en base al tipo de empresas del cual se trate, no siempre todos los trabajadores/as están familiarizados con la utilización de las nuevas tecnológicas por muy diversos factores, por lo que, las empresas que decidan incorporar nuevos elementos tecnológicos deberían llevarlos a cabo de manera paulatina y sobre todo sin crear un ambiente negativo dentro de la empresa, ya que, para las personas menos acostumbradas a trabajar con dichos medios puede suponer un estrés y llevarles a pensar en que podrían ser despedidos.

Por tanto, estoy de acuerdo con la introducción de las nuevas tecnologías en las empresas pero siempre y cuando dicha implantación se lleve dando a los trabajadores los cursos de formación adecuados y cuando los mismos cumplan con unos requisitos mínimos de calidad.

2 comentarios:

  1. Estoy muy de acuerdo con las innovaciones y la digitalización de todo, pero a veces nos olvidamos de por donde se comienza la construcción, sin embargo construimos grandes plataformas en las organizaciones, todo está intercomunicado, pero falla lo principal, los aparatos o más entendido en el argot informático “el HARDWARE” que son los cimientos de esta gran estructura, es raro el día en que no se caiga la red, se bloquen o cuelguen los periféricos, la mayorías caducos, para soportar tanto software o techumbre convirtiéndose en castillos de Naipes derrumbados por los suelos. Mi puesto está muy bien dotado, aunque hay compañero@s que no tienen, tanta suerte y su ordenador arranca con mucha suerte al quinto o sexto intento. Me pregunto, Para ¿qué queremos historias o informes digitalizados? si no podemos acceder a ellos o tenemos que hacer nuestras reclamaciones o registros como en antaño, por haberse caído la red.
    CHARO

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  2. Está claro que la sociedad tiene que evolucionar y adaptarse a los cambios, además de que se supone que dichos cambios son para mejorar. Pero claro, pensemos que esos cambios en las empresas privadas aportan beneficios a los empresarios: ahorro de tiempo, mano de obra, en definitiva, menor coste para mayores beneficios porque a través de la tecnología puede llegar a todo el mundo. Aunque suponga un alto coste inicial pienso que los resultados amortizan ese esfuerzo económico en poco tiempo (si se sabe gestionar bien).
    Ahora bien, centrándonos en la Administración Pública, el coste es igualmente alto y la introducción de las tecnologías contribuyen a los principios de eficacia y eficiencia por los que deben regirse las administraciones. Pero eso no supone ahorro en mano de obra, ya que a los funcionarios que venían haciendo esa función que ahora se hace por Internet hay que recolocarlos en algún puesto, ya que no se les puede despedir (faltaría más, no quiero decir que haya que despedirlos), es decir, seguir pagando los mismos sueldos además del gasto en tecnología.
    Lo que intento decir, es que como bien dijo el profesor hemos creado una sociedad que solo pueden permitírsela los países ricos, en el que actualmente no podemos incluirnos y la introducción de las nuevas tecnologías debería de hacerse paulatinamente, según el dinero del que se disponga y, por supuesto, posterior a una formación del personal para que los ciudadanos se sientan satisfechos de que su dinero se emplee para mejorar los servicios públicos, que no en todas partes cumplen con los requisitos de eficiencia y eficacia.
    Un ejemplo claro lo veo cada vez que voy al médico: la cita la puedes coger por Internet ahorrándote tener que acudir al ambulatorio para coger “número”, se ahorra papel porque ya no se expiden recetas, todo está dentro de tu tarjeta sanitaria, el acceso a tu historial clínico, cualquier trámite puedes hacerlo tú mismo desde casa, pero cuando acudes a la cita médica es raro que no lleve un retraso de una hora porque el médico estudió medicina pero de ordenadores no tiene ni idea y todo lo tiene que hacer por ordenador. Esto crispa mucho a los ciudadanos y le da la sensación que su dinero cae en saco roto.

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