Realizado por: Patricia Ferreira Nuñez
En tiempos de inestabilidad laboral, y con la constante amenaza del próximo ERE, todos los trabajadores piensan qué deben hacer para no ser despedidos. Algunas personas optan por pelotear la jefe, otras por quedarse en la oficina hasta que se le caen los párpados del sueño y otras tratan de ser lo más productivas posibles. Pero el verdadero truco para conservar nuestro puesto de trabajo es mucho más banal (y requiere menos esfuerzo): debemos hablar de fútbol con nuestros compañeros, quedar con ellos para comer y pagar una ronda de cafés de vez en cuando.
La doctora Lynn Wu, profesora de la Wharton Business School, ha analizado durante dos años las comunicaciones internas de 8.037 empleados de una gran empresa de tecnología. Los voluntarios, pertenecientes al área de consultoría de la firma, permitieron que la profesora registrara todos y cada uno de los correos electrónicos y mensajes instantáneos que se enviaban entre ellos.
La investigación se llevó a cabo entre enero de 2007 y enero de 2009, unas fechas fatídicas para el mercado laboral, pero que ni pintadas para estudiar las relaciones laborales. Justo antes de que finalizara la investigación la compañía despidió al 8% de sus empleados, lo que ha permitido a Wu estudiar qué tipo de comunicaciones le salvan a uno de la quema cuando los jefes se reúnen para decidir a quién despiden.
El tipo de palabrería que te salva de la quema
Para estudiar las conversaciones entre empleados, Wu dividió el tipo de información compartida en dos categorías:
- Mensajes instrumentales: son aquellos que se intercambian para compartir recursos laborales y, generalmente, sirven para pedir información o dar y recibir consejos.
- Mensajes expresivos: son conversaciones de tipo afectivo, propias de una relación de amistad.
Tras analizar los mensajes de los 8.037 empleados, y colocarlos en una u otra categoría (o en ambas, pues hay mensajes que mezclan los dos tipos de contenido), Wu analizó su relación con dos importantes variables: la productividad (medida en función de la facturación de los empleados) y la seguridad laboral (medida en función de los despidos)
La investigación se llevó a cabo entre enero de 2007 y enero de 2009, unas fechas fatídicas para el mercado laboral, pero que ni pintadas para estudiar las relaciones laborales. Justo antes de que finalizara la investigación la compañía despidió al 8% de sus empleados, lo que ha permitido a Wu estudiar qué tipo de comunicaciones le salvan a uno de la quema cuando los jefes se reúnen para decidir a quién despiden.
El tipo de palabrería que te salva de la quema
Para estudiar las conversaciones entre empleados, Wu dividió el tipo de información compartida en dos categorías:
- Mensajes instrumentales: son aquellos que se intercambian para compartir recursos laborales y, generalmente, sirven para pedir información o dar y recibir consejos.
- Mensajes expresivos: son conversaciones de tipo afectivo, propias de una relación de amistad.
Tras analizar los mensajes de los 8.037 empleados, y colocarlos en una u otra categoría (o en ambas, pues hay mensajes que mezclan los dos tipos de contenido), Wu analizó su relación con dos importantes variables: la productividad (medida en función de la facturación de los empleados) y la seguridad laboral (medida en función de los despidos)
Todo esto no quiere decir que los jefes no vayan a tener en cuenta tu productividad, pero por muy bueno que seas, van a despedirte antes que a un compañero tuyo que sea popular, aunque sea un zoquete.
“La diversidad de la información [la mayor abundancia de mensajes instrumentales, no expresivos] puede ayudar a la seguridad laboral porque mejora tu productividad. Es poco probable que una empresa despida a sus trabajadores estrella, que contribuyen más a mejorar la cuenta de resultados”, explica Wu. “Sin embargo, las comunicaciones de tipo social [los mensajes expresivos] juegan un papel más importante en lo que respecta a la seguridad laboral, posiblemente porque un despido no afecta sólo a la persona que es despedida, afecta también al grupo de trabajo y los colegas que están conectados con esa persona”.
“Cuando los contactos del trabajo son amigos, es más probable que protejan a la persona de un despido”, continúa Wu, “pues no sólo van a perder a una potencial fuente de información, además van a experimentar las consecuencias negativas de perder una amistad”.
http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-10-28/la-realidad-del-curro-por-que-echan-a-unos-y-ascienden-a-otros-aunque-sean-ineptos_419220/?utm_source=dlvr.it&utm_medium=twitter
Realizado por Alba Fernández Sánchez.
ResponderEliminarSin bien es cierto, este artículo me parece una soberana estupidez e indignante, no solo por el pasotismo hacia aquellas personas con un coeficiente intelectual alto y con grandes capacidades para desarrollar un buen trabajo incluso con pocos recursos, si no que me da cierto “coraje” porque realmente esto ocurre así. Si eres un persona tímida ¿qué hacemos? Pues te echamos a la calle, total, lo que importa es que haya tema de conversación de fútbol entre los empleados a la hora del cigarrito.
Cambiando un poco de tema y refiriéndome a si tienen que escoger entre los dos nietos del Director General y tú. No hace falta ser un lince para saber quién se queda, incluso aunque hayan entrado después que tú. El factor pariente enchufado es muy poderoso y se debe tener muy en cuenta siempre, y para esto no hace falta ningún estudio, es de sentido común.
Concluyendo, depende del tamaño de la empresa. Si es muy grande, lo único que hace falta es ser un “pelota” y taparle las miserias a tu jefe. Si es pequeña, necesitas ser bueno o sobrino para subir.
Comentario a publicacion realizado por ANGEL ROBLES MUÑOZ
ResponderEliminarComentario sobre texto “la realidad del curro” de Patri Ferrera
Estoy muy de acuerdo en parte de lo que ha comentado la compañera Alba, en lo relativo al “pasotismo hacia aquellas personas con un coeficiente intelectual alto y con grandes capacidades para desarrollar un buen trabajo incluso con pocos recursos” y en lo referente a la “persona tímida.
Pero eso sí, en mi opinión el “factor social” influye muchísimo a la hora de trabajar. En una organización, con un grupo bien formado que reme hacia la misma dirección, es muy probable que haya mejores resultados que en otra en la que el grupo esté dividido, y en la que no haya un buen compañerismo, aunque los trabajadores de ésta segunda sean personas con un mayor “coeficiente intelectual”, como ha mencionado la compañera.